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La opinión del Escritor y Auditor…
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Julio A. Stoute –
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Una vieja historia cuenta que: “Tío Conejo” le pidió a Dios que lo convirtiese en un animal más grande. Este le impone tres condiciones: que le traiga la piel de un león, la de un tigre y la de un lagarto, y que él mismo los mate. El conejo, a pesar de ver esto imposible ingeniosamente lo logra. Ante esto, Dios refleja el temor de hacerlo más grande porque podría atribuirle todavía más viveza. Para cumplir con su promesa solamente le estira las orejas.
Cuando vemos la actitud asumida por el Director de la Caja de Seguro Social ante las diferentes eventualidades que se le presentan, como los envenenados por el Dietilenglicol, el aumento a los jubilados, las quejas de los administrativos de la Caja de Seguro Social, el cumplimiento de los acuerdos con los/as técnicos de enfermería, los/as asistentes de clínica y otros gremios, la falta de medicamentos esenciales para la salud, etc, nos preguntamos si no trata de hacer más grande el conejo estirándole las orejas (por supuesto, no le atribuimos poderes de deidad al Director) Con frecuencia vemos que enviados presidenciales han tenido que intervenir en asuntos que bien pudiera dar una solución.
Haciendo una comparación, decimos que un buen docente, no siempre es el que está “forrado” en títulos. Y solucionar problemas, no es dar la impresión de estar cumpliendo con los procedimientos y leyes. El lado humano y lógico tiene mucho que ver. La actitud de cómo asumimos nuestro rol ante los más necesitados y otros con justicia y equidad es muy importante. La sensibilidad.
Si nuestra actitud no va acorde con el rol que se supone debemos desempeñar, nos toca rectificar o meditar nuestro futuro. Así de simple.
Los problemas no se resuelven alargando las orejas del conejo. Hay que hacer honor a los acuerdos y dar solución a los problemas, no de forma cosmética sino real y efectiva.
Hay que estar claro en algo. Una justicia tardía, no es justicia. Por ejemplo: ¿qué respuesta se le va a dar a personas envenenadas que de un momento a otro morirán? O aquellos que con justicia firmaron acuerdos con la Caja de Seguro Social, que se presumen de buena fe y hoy se ven en el aire o al desabastecimiento de ciertos medicamentos importantes para la salud de los panameños?
Como vemos, los vientos no son muy alentadores, pero lejos de ser fatalistas consideramos que puede reencauzarse el rumbo. No se puede perder la esperanza.
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<>Artículo publicado el 18 de noviembre de 2010 en el diario El Panamá América, a quienes damos, lo mismo que al autor, todo el crédito que les corresponde.
Más artículos del autor en: https://panaletras.wordpress.com/category/stoute-julio-a/
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