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La opinión del Diplomático de Carrera…
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Juventino Caballero Aparicio –
Según recientes informes de los entes encargados de medir el rumbo de las economías mundiales, todo parece indicar que para el año 2011 y 2012, la economía mundial se desplaza de una fase de repunte posterior a la crisis, a una situación de crecimiento quizás más lento pero sólido y estable, donde los países en desarrollo o las llamadas economías emergentes aportan la mitad de ese crecimiento mundial.
Aunque Latinoamérica, ha tenido en los últimos años un importante crecimiento sostenido, reflejados en una mejoría en los indicadores de pobreza e indigencia, aun sigue siendo una de las regiones más desiguales del mundo, la cual limita el acceso de las grandes mayorías a situaciones de bienestar social dignas y justas.
La región ha sabido sortear la situación de crisis que afectó a todo el planeta, hemos salido bien, en comparación con otras regiones, inclusive en comparación con muchos de lo países desarrollados. Las grandes economías motores que estimulan el gran intercambio comercial comienzan a recuperarse y en consecuencia a demandar la compra de muchos recursos y materia primas de la región, la cual acarreara a la afluencias de capitales frescos y al mejoramiento de las divisas en nuestros países.
Los problemas económicos que hoy nos afecta y que limitan nuestro crecimiento están claramente identificados urgen aplicaciones y reformar sociales en cuanto a una educación más eficiente y real, que haga a la región competitiva en todos los aspectos, una política fiscal de austeridad en los gobiernos y la estabilización impositiva, haciendo gobiernos más funcionales efectivos y reducidos y con mayor inversión en aspectos importantes como la seguridad alimentaria básica y más barata, con grandes apoyos al sector agro industrial, más estimulo a los campos para evitar los cinturones de pobreza y miseria entorno a las grandes ciudades.
El combate al crimen organizado, la cual amenaza la estabilidad democrática, sin dejar de mencionar el respeto institucional de nuestras autoridades a nuestras leyes con ejemplos claros y convincentes de cero tolerancia a la corrupción y al desfalco de las arcas estatales.
La oportunidad que se le presenta a la región es clara, la cual exige en estos momentos el fiel cumplimiento de los objetivos del milenio declarados por la Naciones Unidad como lo es la reducción de la pobreza, así como poner en marcha políticas sociales estables con estilos propios, sectoriales y a las vez con impacto masivo.
Hay que aprovechar el repunte de los precios de los productos básicos, las remesas a la región, la protección de la creciente industrial del turismo, y prestar mayor atención e interés en el sector terciario o sea mayor aprovechamiento de los servicios, como puntos estratégicos regionales, como lo mencionamos una mayor autoridad en nuestros gobiernos. En resumen los problemas están latentes, los síntomas identificados, las aplicaciones las más sencillas, nada complicado ni del otro mundo, Latinoamérica no espera.
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<>Artículo publicado el 22 de enero de 2011 en el diario El Panamá América, a quienes damos, lo mismo que al autor, todo el crédito que les corresponde.
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