¿Hasta cuándo, señor Presidente?

La opinión de…

Luis Roberto Pinedo

Soy uno de los tantos panameños que está aburrido de tantas manifestaciones por nada. Cada vez que algún grupo opositor quiere ganar protagonismo, inventa algún cuento para llamar la atención y perjudicar a terceros. No veo por dónde se puede agarrar ese toro que cada año está fuera de sus barreras.   Cuando no son los obreros son los maestros, médicos o los estudiantes que siguen protestando a pesar de las múltiples y variadas muestras de atención que se les han brindado.

Nuestro país ha logrado tres grados de calificación exitosa gracias a que todos los panameños hemos contribuido a mejorar nuestras finanzas públicas, bien administradas en las manos de este gobierno. Sin embargo, coincido con el señor Presidente, en que hay quienes quieren ver a nuestro país destruido y sin recursos para entonces tener elementos de destrucción y simplemente adueñarse de estos recursos. No soy político y así seguiré hasta que me vaya para el cielo, pero mientras estoy vivo quiero un Panamá con rumbos fijos y un buen timonel.

Nada puede realizarse de la noche a la mañana, pues primero se planifica y luego se ejecuta. Los planes del gobierno del cambio van bien encaminados y eso lo estamos viendo cuando se anuncian nuevas propuestas de desarrollo a todo lo largo de nuestro territorio. Sabemos que hace falta mucho por hacer y hacia ese punto se está dirigiendo la nave del Estado, sin embargo, me opongo a que haya malos panameños que solo les importa su bolsillo.

Exhorto al señor Martinelli a que no se deje distraer con tanta bulla y siga adelante, pero cuidando de tener a los mejores y más capacitados miembros en su equipo de trabajo, pues si algo falla habrá comida para los leones. Me gustaría trabajar para mi país y dar apoyo a todo para que nada falle. Aunque no estoy pidiendo empleo, sería gratificante aportar mis experiencias hasta que culmine la tarea del cambio.

Las encuestas de opinión se hacen al calor de cualquier acontecimiento y como somos emocionalmente susceptibles caemos en la trampa de desacreditar inmediatamente sin haber analizado el porqué de cada situación. Espero que mejore el sistema de comunicación del Estado para que cuando se vea venir el fuego enemigo, ellos sean los primeros en apagar dicho fuego, y que no sea el presidente Martinelli quien tenga que hablar de las obras que se realizan.

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Este artículo se publicó el 19 de julio de 2010  en el diario La Prensa,  a quienes damos, lo mismo que al autor,  todo el crédito que les corresponde.

Si Dios no guarda la ciudad…

La opinión de…..

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Luis R. Pinedo

El tema de la seguridad sigue tomando fuerza en todo el mundo. Muchos son los países que están sufriendo fuertemente por la inseguridad que está ocasionando luto y dolor en el seno de los más humildes.

En Panamá, nuestras fuerzas de seguridad pública están perdiendo la batalla contra la inseguridad en nuestras calles, que vale la pena ponernos a pensar si están bien preparadas para asumir semejante reto. Se podrán ir creando ministerios por separado con tal de tratar de remediar la situación, pero al malvado le tiene sin cuidado tal o cual acción.

No quiero ser pesimista de ninguna forma, pero creo que estamos ante una situación incontrolable frente al crimen organizado, el pandillerismo, el narcotráfico y todos los componentes que generan situaciones de peligro para toda la ciudadanía panameña.

Se sabe hasta la saciedad que el gobierno actual no podrá solo con este problema, el cual requiere de la actuación de todos nosotros. Es necesario buscar mecanismos de autodefensa y protección antes los crímenes y asesinatos que vemos diariamente en nuestras calles.

Hace ocho meses dejé de ver los noticieros televisivos para evitar contaminarme con todas estas informaciones que de seguro elevan la sintonía de cada canal, pero que hace que el televidente se preocupe y se estrese antes de salir de su casa.

A través de mi vida he visto muchos milagros que Dios ha hecho, tan solo por creer y tener fe en sus promesas. Es por eso que mi encabezado va directamente a confesarles que si Dios no nos brinda su mano poderosa en velar por nuestro querido Panamá, en vano se podrán crear diferentes componentes de seguridad pública (Vecinos Vigilantes, Ministerio de Seguridad, etcétera).

No son las fuerzas del hombre ni su inteligencia las que deben prevalecer ante una situación, que a todas luces no están dando ningún resultado. Las Iglesias cristiana y católica, con sus respectivos pastores y sacerdotes, están brindando todo su apoyo para que Dios proteja, cuide y separe a cada varón que haya cometido algún delito. Dios ama al pecador, pero aborrece el pecado. No solamente debemos acordarnos de que hay una Semana Santa, todos los días deben ser para orar, meditar y encomendarnos a Jesús y pedirle perdón por nuestros pecados.

Diversos son los operativos de seguridad y nada detiene a los malhechores que tienen a nuestro país sumergido en un callejón sin salida. Mi familia y yo queremos seguir viviendo en el Panamá de ayer, cuando solíamos salir a dar una vuelta sin temor alguno. Esas noches en que podíamos ver las estrellas brillar, mientras caminábamos por la antigua Avenida Balboa, sin que nos pasara por la mente que podíamos ser asaltados. Por eso, hago un llamado a todos los panameños para que juntos pidamos a Dios que vele por nuestro querido país que tanto lo necesita.

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Este artículo se publicó el  8  de mayo de 2010 en el diario La Prensa, a quienes damos, lo mismo que al autor, todo el crédito que les corresponde.

Los primeros cinco asaltos del alcalde

La opinión de….

Luis Roberto Pinedo

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Los primeros cinco asaltos del alcalde
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Todos los panameños estamos bien claritos en lo que quiso decir nuestro Presidente de la República, cuando en su campaña política hizo el comentario de que su equipo de trabajo podía equivocarse al tomar una decisión, pero que no toleraría que se cometieran actos de corrupción.

Sin embargo, creo que el alcalde Bosco Ricardo Vallarino se tomó muy en serio estas palabras y en estos 50 días de su gestión, al frente de la Alcaldía, está contra las cuerdas en los primeros cinco asaltos de este combate. Veamos asalto por asalto.

El primer asalto lo perdió cuando negó su nacionalidad estadounidense.

En el segundo, se le convirtieron la piernas de trapo cuando manifestó que los carnavales podían celebrarse en la cinta costera y, de paso, colocar una enorme pantalla gigante en dicho lugar.

En el tercer asalto le dio la “tirinana” cuando invitó a nuestro Presidente para que fuera testigo de un allanamiento en un burdel en el corregimiento de San Francisco.

En el cuarto asalto casi se cae cuando ordenó y firmó el cheque por 4 mil dólares para que su esposa se fuera de viaje a Taiwan, como si fuera funcionaria pública.   La Contraloría General lo salvó de que no fuera noqueado.

En el quinto asalto se fue contra las cuerdas cuando declaró que las FARC tienen sus manos metidas en Panamá.

Todas estas situaciones nos hacen pensar si elegimos bien al alcalde para que, en este quinquenio, se ocupe a tiempo completo de los innumerables problemas que existen en la capital y que están ahí pendiente por resolver.

Está el problema de la basura, de las vallas publicitarias que afean toda la ciudad, de la falta de estacionamientos públicos, el mantenimiento de los parques, la falta de planificación urbanística, los excesivos ruidos urbanos, etc., etc. Estoy convencido de que todos estos problemas no se resuelven “bailando alrededor del ring”, sino enfrentándolos.

La gobernadora, como jefa del alcalde, debe jugar un papel importante en este combate que se está iniciando; tiene la experiencia necesaria para convencerlo de que se está equivocando en el patrón de pelea.   Todos los boxeadores cogen un segundo aire y van cambiando la apreciación de los jueces (el pueblo) cuando siguen los consejos de sus esquinas (asesores) y le ganan la pelea a los problemas.  Al final, el vicepresidente (su apoderado) se lo agradecerá.

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Publicado el 15 de septiembre de 2009 en el diario La Prensa; a quien damos, lo mismo que al autor, todo el crédito que les corresponde.

De qué lado de la cerca queremos estar

De qué lado de la cerca queremos estar


La opinión de…

Luis Roberto Pinedo

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En estos primeros días del gobierno del cambio han sucedido diversas situaciones que vale la pena comentar. La forma de gobernar este país debe ser indiscutiblemente diferente a como hemos estado acostumbrados durante los últimos 40 años, y eso lo estamos viendo conforme van pasando los días. El solo hecho de poder cobrarle a los morosos de Amador, haberle dicho a la dirigencia transportista que se les acabó el relajo, y cobrarle lo justo a los navegantes del Club de Yates y Pesca es alentador para ese 60% que votó a favor de Ricardo Martinelli.

Sin embargo, me preocupa mucho el hecho de la ciudadanía que no ha entendido nuestra verdadera responsabilidad para contribuir que en estos cinco años de gobierno las cosas cambien para tener un mejor país. Digo esto porque cuando la Policía realiza operativos en las barriadas más peligrosas, salen a relucir diversas reacciones de padres y madres en contra de la medida.

Yo, personalmente, he visto cómo pasajeros del transporte piden parada en lugares que no lo son, tan solo por el hecho de no querer caminar un poquito más. También, cómo conductores botan basura en la calle sin importarles nada al respecto. Choferes de transporte de empresas privadas robarse la luz roja u obstaculizar avenidas y encima tienen un letrero que dice “Reporta cómo manejo”, y peatones que cruzan por debajo de los puentes construidos para tal propósito, etc., etc.

Vivir con dignidad, respeto y cortesía no cuesta nada y eso lo sabemos los que hemos tenido una enseñanza de padre y madre que nos inculcaron estos valores desde que eramos muy pequeños. Hagamos el esfuerzo en conjunto de enrumbar nuestro bello Panamá y dejemos a un lado el “juega vivo” al que hemos estado acostumbrados por muchos años. Si el ciudadano común no pone de su parte, nada de lo que haga el gobierno dará resultado, porque al final de cuenta caerá en letra muerta.

Hay muchas cosas que nosotros podemos hacer, solo falta ver de qué lado de la cerca queremos estar, la del lado del bandido o del lado del vaquero.

Pongámonos a trabajar como Dios manda, para que dentro de muy poco tiempo podamos cosechar los frutos de la semilla que hemos sembrado.

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Publicado el 21 de agosto de 2009 en el diario La Prensa, a quien damos, lo mismo que al autor, todo el crédito que le corresponde