Pesadilla o realidad

La opinión de la Corredora de Bienes Raíces….

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Bárbara Díaz de Tomás

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Pesadilla o realidad

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Como amante de mi patria, es para mí inevitable pasar desapercibidos acontecimientos diarios que sigo a través de los medios escritos y televisivos.

He experimentado muchas veces la alegría y orgullo por los grandes logros y éxitos que alcanzan nuestros héroes deportistas, músicos, cantantes, literatos, gobernantes, estudiantes sobresalientes, empresarios exitosos. De igual manera, he sido golpeada con tristes y desagradables noticias cuando acontecen actos desalentadores como los múltiples asesinatos, robos, asaltos (últimamente con sofisticación importada), agresiones intrafamiliares, incestos, corrupción de gobernantes, en fin, penurias que lamentablemente sufren nuestros compatriotas debido a infames seres movidos por intereses mezquinos, droga, ignorancia, avaricia, actos que causan profundo dolor, temor e impotencia al resto de los panameños.

Veo, por ejemplo, muy descorazonada que últimamente el desacierto para responder a la más simple pregunta sobre cultura general es alentada con publicidad gratuita. Hago alusión a las concursantes a reinas en certámenes nacionales e internacionales cuyas respuestas a tan elementales preguntas, fueron contestadas de manera muy disparatada. La primera, quizás pensó haberse salido con la suya, pues no ha dejado de ser publicitada en comerciales, consecuentemente motivando a otras para alcanzar fama aunque sea de la mala.

Confío pues amigo lector, en que esta mala praxis no contagie al resto de los ciudadanos, y menos aún a nuestros gobernantes, a fin de obtener una “falsa popularidad” que más que favorecerles deterioraría su imagen.

Pero dejando el preámbulo anterior, es mi intención referirme a la noche del 2 de noviembre, cuando luego de una jornada intensa, me disponía, como de costumbre, a escuchar el último noticiero del día; sin embargo, por lo avanzada de la noche, estaba algo adormecida. De pronto, veo en las pantallas televisivas al Honorable Vicepresidente y Canciller de la República, gesticulando con sus manos de forma agresiva y completamente fuera de control a un catedrático, quien en su discurso, infería que los gobernantes estaban permitiendo “terrorismo” en la política exterior.

Les confieso que pensé que el episodio era parte de un mal sueño (pesadilla), sin embargo, tuve que frotarme los ojos, para percatarme de que aún me encontraba despierta. En realidad no sé si la actuación del Canciller fue a propósito para demostrar un derroche de poder y agallas o más bien fue el fruto de una indignación descontrolada. Lo que sí es cierto, es que se me hacía casi imposible creer que fuera el mismo Lic. Varela el protagonista, quien siempre ha manifestado una actitud tolerante, ecuánime y conciliadora.

No es mi intención juzgar sin eran válidas o no las motivaciones; sin embargo, son precisamente en estos momentos en los que un líder debe menguar en su amor propio, demostrar a sus electores, estar dispuesto a ser modelo en todo, evidenciar que tiene una piel más resistente.

Somos conscientes que como entes terrenales estamos sujetos a sacar a flote las pasiones, sin embargo, los panameños estamos agotados de recibir de quienes deben ser el ejemplo, innumerables desatinos, ligereza y corrupción, por el simple y dañino egoísmo con que estos gobernantes se han manejado.

Créanme que esperamos de ustedes todo lo contrario, Probidad, Cambio y Equidad, caracterizados con capacidad para manejar con transparencia y equilibrio todos y cada uno de los proyectos de país por más complicados que sean y sacarlos adelante con atino, poniendo la sensatez como escudo.

Al aceptar ustedes el reto de gobernar, es porque creen poseer suficiente entereza para soportar las críticas más disparatadas y tolerar los dardos más envenenados, a fin de transmitir a los electores la tranquilidad de que también serán fuertes ante las tentaciones políticas más irresistibles, cerrando puertas a la corrupción, falta de transparencia y a la indisciplinada avaricia que ha caracterizado a algunos de sus antecesores. Todavía creemos en el Cambio.

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Publicado el 7 de noviembre de 2009 en el diario El Panamá América, a  quien damos, lo mismo que al autor, todo el crédito que le corresponde.