Las concesiones de agua

Las concesiones de agua

Reinmar Tejeira

El uso del agua necesita de inversiones cuantiosas. Las que se hicieron para el desarrollo de los acueductos e hidroeléctricas del país recayeron en el Estado. Las que se hace actualmente, recaen en manos privadas y contemplan cientos de millones de balboas.

Las camaroneras y la mayoría de las empresas agropecuarias son también producto de la inversión privada y para referencia agropecuaria se puede citar los 50 millones de dólares invertidos en el sistema de riego Remigio Rojas.

Los aportes privados le permiten al Estado dirigir recursos a las necesidades apremiantes y de interés social. Los beneficios de las hidroeléctricas son obvios e incluyen energía limpia y no contaminante como la de combustibles fósiles.

Las actividades agropecuaria y acuícola permiten producir alimentos locales y de exportación, además ofrecen trabajo a miles de panameños. Estos aportes son parte integral del bienestar económico y social del país y requieren de un clima financiero y económico apropiado, para lo cual la estructura de las concesiones de agua es fundamental.

A ese tenor, la seguridad jurídica es fundamental y es a la inversión lo que la seguridad física es al ciudadano; su ausencia provoca un rechazo parecido al de la alta peligrosidad de un barrio.

Las concesiones son contratos con la nación y son la palabra del Estado ante el país y la comunidad internacional y deben mantenerse tal cual fueron contratadas en su forma y tiempo, incluyendo, en algunos casos, la permanencia, tal cual sabiamente legislaron los diputados que elaboraron la ley vigente.

Las concesiones no son privatizaciones, ya que existen mecanismos de modificación y los contratos con la Nación incluyen cláusulas en las que la Autoridad Nacional del Ambiente se reserva el derecho a revisión, cuando el interés público así lo exija, reafirmando la soberanía del Estado sobre el agua.

Las concesiones deben ser estructuradas en forma y tiempo para atraer la inversión que hará viable y eficiente el uso de este valioso recurso nacional.

Publicado el 5 de mayo de 2009 en el diario La Prensa