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La opinión de……
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Diariamente observamos, con mucha preocupación, cómo en las noticias que se difunden a través de los medios de comunicación se hace referencia a los elevados índices de violencia que aquejan a la ciudad de Colón.
La tasa de homicidios per cápita en Colón es la más elevada de la República y los robos a mano armada, junto con la posesión ilícita de armas de fuego, mantienen igualmente estadísticas alarmantes.
La mayoría de estos delitos graves está relacionada al hecho de que en Colón existen numerosas pandillas que se dedican a delinquir y sus disputas por el territorio no solo ocasionan bajas entre sus miembros, sino que con frecuencia afectan a terceros inocentes.
Las autoridades han redoblado esfuerzos por controlar el flagelo de la criminalidad en Colón, aumentando las capturas de drogas y las detenciones de delincuentes, sin embargo, los que estudian el tema de la criminalidad han concluido que la represión por sí sola no resuelve el problema, ya que sus causas son múltiples y, en consecuencia, su solución requiere de un enfoque multidisciplinario.
Es evidente para aquellos que viven o trabajan diariamente en la ciudad de Colón que las desigualdades sociales que se observan en la misma son impresionantes y, a nuestro juicio, inciden en los índices de criminalidad, pues por un lado se tiene la opulencia de los negocios de la Zona Libre y de los barrios adinerados de las áreas revertidas, con la pobreza que se respira en algunos sectores de las 16 calles de Colón y lo que se conoce como el área de la carretera.
Estas inequidades sociales, aunadas a problemas como la desintegración familiar, el desempleo, la deserción escolar temprana, la corrupción, entre otros, a los que no escapa esa hermosa provincia, son un caldo de cultivo propicio para fomentar la delincuencia.
Hay esfuerzos, tanto de las entidades públicas como de las ONG, tendientes a atacar la criminalidad desde otros ángulos, como programas de resocialización de ex pandilleros, capacitación para insertarse en el mercado laboral, charlas a menores, actividades deportivas, etc., pero hemos observado que en su mayoría se trata de iniciativas aisladas y con poca coordinación de esfuerzos entre unos y otros, por lo que una política unificada de Estado en materia de criminalidad, actuando sobre la prevención, la represión y la resocialización, de manera coordinada, es indispensable.
Igualmente, es necesario dotar de recursos adecuados a todos los partícipes activos en la prevención y el combate de la criminalidad, pues en muchas ocasiones carecen de los elementos mínimos necesarios para realizar su labor con algún nivel de eficiencia.
Basta con mencionar el hecho de que existen únicamente tres juzgados de circuito para atender los delitos que ocurren en la provincia de Colón, y dos personerías, cada una con cinco funcionarios, para iniciar las investigaciones de homicidios.
Por lo anterior, se comprende y justifica la imperativa necesidad de crear un Tribunal Superior de Justicia que atienda los procesos que se generan en la jurisdicción de Colón, tal y como existe en otras provincias que no tienen ni el volumen ni la complejidad de los casos que se dan en la que una vez fue conocida como “La Tacita de Oro”.
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Publicado en 30 de diciembre de 2009 en el diario La Prensa a quien damos, lo mismo que al autor, todo el crédito que le corresponde.
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