Censurable normalizar lo censurable

Censurable normalizar lo censurable

La opinión del Arquitecto…

Rafael Gutiérrez Wong

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Se está convirtiendo en una situación muy normal y aceptable que aprobemos y hasta legalicemos actitudes y hechos criticables, muchas veces por mala interpretación de derechos consignados en leyes y hasta en la Constitución Nacional, lo cual ha influido en la conducta y costumbres de muchas personas que encuentran solución y fundamento para resolver sus problemas, logrando oportunidades, aún pasando sobre el derecho y buenas costumbres de los demás.

Ser precarista, una condición que debiera ser transitoria en la vida y situación de personas, familias y hasta del Estado, se ha normalizado y hasta legalizado, generando enormes perjuicios morales y económicos a los mismos.  A las personas y familias, las convierten en “precaristas” permanentes porque al legalizárseles como “propietarios” les afianza su condición, no borra su origen ni estigma desordenada e irreverente hacia el derecho ajeno.  Al Estado, le ha negado la oportunidad de organizar ordenada y planificadamente su territorio, vías de comunicación y servicios públicos, además, no le ha permitido recibir los tributos necesarios a los gobiernos para un funcionamiento justo y equilibrado, haciendo que, en equiparación, los “promotores y profesionales” en bienes raíces soliciten exoneraciones a sus productos, lo cual va en detrimento de otros contribuyentes al ser una especie de subsidio a un negocio similar a otros, llevando a que el Gobierno busque otros medios para financiar al Estado, endeudando a las futuras generaciones.

Ahora, me referiré a otra de esas acciones realizadas por funcionarios del Gobierno anterior, los cuales, en una de sus “soluciones viales” diseñaron y trataron de concretar la legalización de la censurable vuelta en U, al adicionar carriles especiales para tal giro en el centro de la servidumbre de la carretera Vía Tocumen, produciendo curvas innecesarias y peligrosas para la mayoría de los vehículos con intensión de seguir derecho; consideremos que, por otra parte, es una vía de obligatorio tránsito de ambulancias, policía, bomberos, aeropuerto y otro tipo de emergencias, los cuales podrían sufrir percances por tales improvisaciones inadecuadas.

Al dárseles uso, veremos también, los que den la vuelta, en su mayoría lo harán para invadir los carriles derechos con el fin de cruzar hacia el sector sur de la vía, maniobra que podría resultar en accidentes y obstáculos al tránsito ya difícil en esta vía, sumándose a incidentes ocurridos en algunas carreteras hechas incumpliendo normas de diseño y construcción. Existen mejores soluciones técnica y legalmente viables, éstas deben ser hechas para evitar accidentes. Son carreteras, no calles de vecindario.

El gasto en una obra del Estado debe ser una buena inversión que beneficie con seguridad a la mayoría de sus usuarios, por lo que los responsables de diseñarla, construirla y aprobarla también tienen gran responsabilidad de lo que ocurra en ésta.

Imaginemos que se convierta en norma, y veamos en cualquier tramo de la Carretera Panamericana, Vía Bolívar u otras vías importantes del país, zigzaguear a la mayoría de transeúntes que van directo, porque se ha construido uno de esos tramos especialmente para que un imprevisor conductor realice el peligroso, imprevisto y censurable “giro en U”. Seamos sensatos, corrijamos, estamos a tiempo, no hagamos ni legalicemos lo censurable, por algo lo es.

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Publicado el 23 de agosto de 2009 en el diario El Panama America Digital, a quien damos, lo mismo que al autor, todo el crédito que le corresponde

Chimeneas del turismo

Chimeneas del turismo

Rafael Gutiérrez Wong

Desde mis años de estudiante de secundaria, por la década del ‘50, se decía que por su posición geográfica, ser un lugar de paso obligado por una de las maravillas del mundo como lo es el Canal, sus dos hermosas costas y su crisol de razas con heterogénea cultura, entre muchas otras cualidades, el futuro progreso económico de Panamá estaría en el turismo, llamado “La Industria sin Chimenea”.

Ello, por observarse que al producirse en otras industrias, como resultado de sus procesos se tienen residuos tanto gaseosos, líquidos como sólidos, los cuales pasan a ser contaminantes del ambiente, simbolizados en las chimeneas, ya que de éstas emanan los gases resultantes de la combustión de los motores de las máquinas necesarias para la elaboración de sus productos, tales como metales, alimentos, químicos, cerámicos, automotrices, textiles, derivados del petróleo, y muchos otros.

Se notaba ya, desde entonces, que en los países industrializados se estaba generando una gran cantidad de residuos contaminantes, desmejorando la calidad del ambiente y de la vida de sus habitantes. Como en nuestro país, los recursos naturales se tienen en cantidad menos competitiva que en los grandes países industrializados y de recursos naturales propios para ciertas industrias, se optó por preparar planes de desarrollo dirigidos a explotar la prometedora “Industria sin chimenea”, la cual, además, ejemplifica la naturaleza innata del nomadismo en la humanidad.

Han transcurrido varias décadas y se ha desarrollado un próspero turismo, generando grandes riquezas y mucho empleo, descubriéndose a la postre las “Chimeneas del Turismo”, situación que ha sido involuntaria, o tal vez, voluntariamente ignorada por la comunidad nacional e internacional en relación con este concepto.

Turismo es afición a los viajes de recreo, siendo turista el que viaja por su gusto, por el sólo placer de hacerlo; aunque hoy se clasifica por buscar educación, salud, negocios, etc. Siendo el transporte su herramientas más importante, al inventarse la máquina de vapor y luego el motor de combustión interna, se logra mayor autonomía en vehículos terrestres, marítimos y aéreos, con lo que el turismo adquiere mayor dinamismo, por lo que, para iniciar el viaje, generalmente, se toma un vehículo, siendo a estas alturas de la civilización, uno que quema combustible y emite gas de carbono con otros residuos por su tubo de escape o chimenea, consume aceites y quema llantas.

Si el viaje es por agua, subirá a un bote o un crucero con inmensos y potentes motores de combustión, por supuesto, también con chimeneas para expulsar los gases residuales, ocurriendo también derrames de aceite.

Si el viaje continúa por aire, variará un poco el tipo de combustible, pero también emitirá cantidades industriales de gases y aceite; además, quemará llantas al despegar y aterrizar, dejando residuos tóxicos.

Ya sea durante el viaje o en el hospedaje, se preparan comidas y otras facilidades (lavanderías, calefacción, etc.), usualmente más generosas que las normalmente consumidas, utilizándose equipos de mayor consumo de combustible y produciendo más residuos extraídos mediante las chimeneas.

Existen muchas variantes de “Chimeneas del Turismo”, lugares por donde escapan residuos y contaminantes que se incorporan al ambiente y humanidad tocados por el turismo, las ventanas por donde arroja un viajante su residuo, las actitudes licenciosas y expresiones que riñen con las buenas costumbres y cultura, la drogadicción, sonidos e iluminación exagerados, la introducción descuidada de animales y plantas extraños o contaminados; o peor, lo ocurrido recientemente, la introducción de un virus cuyas consecuencias no sabemos aún; y no podemos olvidar el hecho de que, al tratar de añadir mayor placer al viajar ocioso, chimenea en el momento, lugar y persona inadecuados sí da SIDA, incorporándose a la más conocida desconocida contaminación con más de 40 millones de personas afectadas directamente y no determinada indirectamente.

Salgamos de esa quimera y vamos a la realidad; si bien es cierto el turismo es una industria beneficiosa y próspera para los que desarrollan su explotación, e irradia beneficios económicos y culturales indirectos a otros sectores de la población, también es cierto que produce afectaciones negativas causadas por las emanaciones de sus “chimeneas”, ante las cuales, las agrupaciones cívicas, ecologistas, educativas, de salubridad y de otros derechos humanos, deben aumentar su vigilancia y advertencia a las autoridades para evitar por incuria se desborden sus influencias negativas, causando nuevas pandemias físicas y morales.

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Publicado el 25 de junio de 2009 en el diario El Panamá América a quien damos todo el crédito que le corresponde.