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La opinión de…
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Moisés Pinzón Martínez –
Todavía no hemos podido percatarnos de que las críticas que se hacen al ex presidente Martín Torrijos van dirigidas a cavar nuestra tumba en 2014. ¿Y por qué?
El adversario no es tonto, es, por el contrario, muy capaz y experimentado. ¿O se nos olvidó que hace tan sólo 20 años fuimos invadidos, no para resolver nuestros problemas estructurales sino para resolver los de ellos?
Datos: luego de la pérdida electoral el año pasado, a escasos días se levantaron maestros, sirios y troyanos a criticar al gobierno saliente. ¿A quién le podría servir y con qué fin alguien invertía esfuerzos para desprestigiar a Martín Torrijos, que ya no podía hacer nada más? Y no me vengan a decir que esas manifestaciones eran el producto de las masas disgustadas, ya que no hay que tener ni dos dedos de frente para saber que ya él era un tongo bota’o, y dicho por el difunto Arnulfo Arias: “Tongo bota’o no pone boletas”, fenómeno que no hay nadie en este país que no lo sepa.
Definitivamente que esas manifestaciones estaban siendo incentivadas por los nuevos gobernantes, cuyo objetivo era el que ya hoy todos conocemos: desestabilizar y llevar al Partido Revolucionario Democrático a su mínima expresión. Y entendía que el mencionado dirigente mantenía un liderazgo y un prestigio que ayudaba a impedir dicha tarea; ni qué decir del 60% de popularidad con que termina su periodo que, por cierto, no es más que el producto de su gestión como buen estadista que por mucho que se ufanen tratando de negarlo “no se puede tapar el sol con la mano”.
Hoy se hace más patente esa realidad, pero por otros motivos. No tiene nada que ver con su supuesto liderazgo ni popularidad, más sí con una razón sencilla: insisten en querer demostrar que el gobierno del PRD (léalo bien PRD) fue lo que la propaganda (ya cada vez más desgastada) del actual inquilino del Palacio de las Garzas ha venido promulgando una y otra vez desde aquellos aciagos días de campaña. Y esa realidad hoy es cada vez más importante, ya que no solo este Gobierno está en un atolladero, sino que además no han podido hacer otra cosa que inaugurar las obras que dejamos en ejecución, sumiendo al país en una crisis de institucionalidad.
Pasar a desprestigiar, por incapaz o por sus errores, al ex presidente de la República Martín Torrijos es lo mismo que patentar en la opinión pública que el gobierno del PRD no sirvió; debilitando así, subliminalmente, toda posibilidad de triunfo en 2014. ¿Será que hay que explicar esto?
De la misma manera en que él, Martín, tanto como el “Toro”, por el alto cargo que ocuparon, inevitablemente manejan determinados niveles de liderazgos. Como consecuencia, todo aquel que levanta la bandera de la intriga, menoscabando la personalidad y los resultados positivos de estos dirigentes, públicamente está inconsciente o conscientemente atentando contra la unidad del partido; camino obligadamente necesario para el posible triunfo electoral venidero.
Señores y señoras, copartidarios, yo no creo en la casualidad ni mucho menos en la inconsciencia política entre altos dirigentes, lo que me lleva a asegurar que cada uno de estos leguleyos sabe exactamente a quién le están haciendo el favor, saben exactamente cómo cobrarlo y no duden que ninguno de nosotros estamos incluidos en el reparto de esos sucios beneficios. La traición no es colectiva siempre es un acto personal; si fuese colectiva dejaría de ser traición.
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<> Este artículo se publicó el 20 de noviembre de 2010 en el diario La Prensa, a quienes damos, lo mismo que al autor, todo el crédito que les corresponde.
Más artículos del autor en: https://panaletras.wordpress.com/category/pinzon-martinez-moises/
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