La opinión de…
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Ivonne Checa Fonger –
Los padres solemos quejarnos porque los niños de hoy no juegan a “la queda” o “el escondido” o porque no corren, en fin, son sedentarios y tecnológicos. Pero si analizamos un poco nos daremos cuenta de que muchos padres y madres somos –sin ánimo consciente– cómplices de ello; los invitamos al cine, a algún centro comercial, a comprar un juguete de temporada (por inservible que sea) a cualquier cosa que nos haga sentir que hemos cumplido con ellos.
Estos días de lluvia, en algunas familias, son de los más escalofriantes; se escucha la frase “estoy aburrido” casi, como un coro celestial. Unos quieren ir a la acostumbrada caminata en algún centro comercial, que incluye la compra de “algo” –no importa qué sea–, lo importante es comprar, y si hay algún adolescente poco cooperará con las decisiones, porque ellos se ajustan. Si están ocupados en su mundo personal, responderán con un profundo “no sé”; mundo personal que se llama últimamente “bb”.
Algunos niños y niñas, por lo general, no juegan bajo la lluvia. Eso es de esperarse, porque cuando nos lo piden les decimos: “no inventes”, “no, te vas a resfriar” “no, acabas de pasar un resfriado”, “no, después cae un rayo y te mata”, “no, dice tu abuela que las primeras lluvias son malas”.
Curioso, pero real, es triste que nuestros pequeños no disfruten más de la naturaleza; vemos que no quieren hacer algunas cosas porque están muy grandes para ello. Sería interesante inspirarnos, en ese día de lluvia, en tantas anécdotas que escuchamos sobre ese tema en común en algunos hogares, y comenzar alguna campaña casera para los más tiernos de la casa. Nombrarla de algún modo, para crear más inspiración en ellos. “No dejes que te roben niñez”, por ejemplo; hacer un cartel y pegarlo en la puerta de su habitación, aunque después nosotros mismos protestemos que el pegamento dañó la pintura de la puerta. Vale la pena si se trata de rescatar un poquito de lo que sea, siempre que sea bueno.
Poner en práctica juegos como: palitos chinos, indias, bingo, pollito, cruz y cero, en fin motivarlos. La próxima vez que llueva invítelos a sentir las gotas de la lluvia y ¿por qué no?, a una competencia de barquitos o cualquier sencillo juego que usted pueda compartir con ellos, soy consciente que muchos padres no cuentan con el tiempo y que, seamos honestos, cuando llegan los fines de semana solo queremos descansar de las faenas duras que muchos tenemos o hacer otros pendientes, pero vale la pena intentarlo.
Hay vida más allá de los malls, que aprendan a disfrutar de las cosas sencillas que nos regala la vida, alejados de lo material y tecnológico (con lo que no estoy en contra, utilizo y me beneficio), pero combinemos estos elementos, un poquito más descalzos y sin capotes.
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<> Este artículo se publicó el 27 de octubre de 2010 en el diario La Prensa, a quienes damos, lo mismo que a la autora, todo el crédito que les corresponde.
Más artículos del autor en: https://panaletras.wordpress.com/category/checa-fonger-ivonne/
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