La opinión del empresario…..
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Irving H. Bennett N.
Reflexiones en Torno al Problema de la Educación en Panamá y las características que debe revertir una nueva Ley de Educación.
Este artículo se escribió en 1994
para la Conferencia Anual De Ejecutivos de 1995.
La realidad no ha cambiado de manera fundamental
y todo lo que se dice vale para hoy, 2009.
Todos concordamos en la necesidad de una transformación radical de nuestro sistema educativo, pero falta mucho pensar sobre lo que le adolece. Pretendo en este opúsculo aportar unas ideas comenzando con un bosquejo de diagnóstico y luego trazando unas principios fundamentales en las cuales basar las nuevas estructuras educativas necesarias, para finalizar con algunos aportes más concretos que pienso que se deben añadir al excelente proyecto que ha recomendando la fundación del Trabajo.
I. Diagnóstico
I.1. El Problema Cultural
Si bien Panamá ha tenido un crecimiento impresionante en el último quinquenio -que ya parece estarse estancando, no ha sido así en las dos décadas anteriores, y la distribución de su riqueza es de las peores del hemisferio.
Hay que tomar en cuenta que la pobreza en Panamá ha aumentado gravemente entre 1968 y 1989, y no parece que la situación se esté mejorando a pesar del aumento en la riqueza nacional.
La razón principal de esta pésima distribución de la riqueza es la cultura de pobreza que incapacita a tantos panameños para el trabajo productivo. Para visualizar este problema tan sólo hay que hacer un retrato mental de tantos personajes que nadie en su sano juicio emplearía, basta pensar en algunos ejemplares notorios que revisten las páginas de la prensa amarilla a diario, los cuales conforman un segmento poblacional inempleable. Así como estos hay muchos otros, quizás llegando a ser partes significativas de la nación, que son apenas marginalmente empleables.
A nivel de las grandes mayorías podemos decir sin lugar a dudas que los panameños somos poco productivos como lo demuestran las cifras económicas. Para entender la magnitud de este problema hay que tomar en cuenta que la ya elevada cifra de desempleo no incluye a un enorme bloque de la población que ni siquiera busca empleo, sea por descorazonamiento, falta de interés, por ser indígena o campesino de subsistencia que por razones de estilo de vida hereditario no están buscando otro medio de trabajo.
Es también alarmante el crecido segmento de la población que está subempleado. Todo esto en un país en que la empresa está ávida de empleados calificados, los cuales no consigue. Así se puede entender la frase del Dr. Rubén Lachman Varela cuando dice que “el desarrollo del país no se podrá lograr con el actual perfil del panameño”.[i]
Delineemos con toda la brevedad del caso las razones profundas de esta cultura de pobreza. En su origen está la marginación histórica de grupos indígenas y africanos que fueron desculturizados por la conquista y nunca integrados plenamente a la cultura dominante. Añadimos a esto la marginación legal heredada de un mercantilismo monárquico que privilegiaba a unos y excluía a otros de toda plena participación. Acabemos por el debilitamiento de la institución del matrimonio y la familia causada por deformaciones históricas, hoy día agravada con una cultura de libertinaje sexual que se extiende por el mundo entero. Consecuentemente, hoy día en Panamá el 75% de los niños nacen de padres no casados entre sí. ¿Quién sabrá qué porcentaje del otro 25% es disfuncional?
El resultado final es que los mecanismos principales de la transmisión de la cultura, mecanismos que funcionan dentro de la familia, ya no existen o están gravemente deteriorados. Esto se agudiza por los resentimientos centenarios debidos a la marginación. Los mecanismos sociales, cómo los medios de comunicación social, tan sólo empeoran una situación ya pésima. Todo esto degenera en un ciudadano improductivo de conducta disociadora. Es imperativo que frente a esta realidad se desarrolle una metodología para la toma de conciencia del problema, que mucho más que educativo es cultural, y la posterior generación de remedios, cosa que no se ha dado en ningún lugar todavía.
I.2. El Problema Educacional
Visto el problema cultural de fondo, es necesario analizar el deplorable estado de la educación nacional.
En 1903 al iniciarse la República el sistema educativo en Panamá era inexistente debido a la guerra de los mil días, y el nuevo gobierno tomó medidas heroicas para resolver el problema. En primer lugar se importó educadores idóneos de otros países y luego se envió a las mejores universidades a lo más granado de la juventud panameña para prepararlos para el magisterio. Los resultados fueron excelentes desde el punto de vista del pauperismo cultural inicial, y aunque también hay que tomar en cuenta que se importaron conceptos educativos que quizás no eran los más adecuados a nuestro medio, no es menos cierto que tampoco nosotros éramos conscientes de la clase de educación que necesitábamos.
Ya a mediados de siglo se van imponiendo patrones culturales más nuestros con todo lo negativo que eso implica. Por un lado se va eliminando lo más práctico y manual porque en nuestra cultura lo manual y lo práctico está relacionado con una clase social que se considera “inferior” y todo el mundo aspira a ser un bachiller o licenciado. Tan sólo los menos pudientes o subdotados van a las escuelas vocacionales.
El problema se agrava en la década del 60 con la masificación de la educación universitaria, lo cual resta a los mejores educadores de la enseñanza secundaria. Añadido a este fenómeno está el ingreso masivo de estudiantes a las escuelas secundarias con la consecuente, natural e inevitable baja de los promedios académicos, al ingresar elementos del sector inferior de la distribución cultural e intelectual, tanto en el estudiantado como en el magisterio. Esto en sí no es malo si se maneja bien y se crean distintos carriles educativos, como en Alemania, pero por nuestra aversión al trabajo manual aquí no proliferó la escuela vocacional como exigían las circunstancias. Los intentos que se hicieron en esa dirección fallaron lamentablemente debido a nuestra idiosincrasia –piénsese en las escuelas vocacionales que tenemos, el pésimo estado en que están y el triste resultado que dan (¡Gracias a Dios que tenemos un Instituto Técnico Don Bosco!).
El problema llegó a la gravedad máxima a partir de 1970 cuando, por un prurito de “igualdad” y “democracia” mal entendidos, se combina la masificación de la educación con una reducción al mínimo común denominador. Se elimina la evaluación del magisterio con notas, sustituyéndose esta evaluación graduada con un simple “satisfactorio” o “insatisfactorio”, y se termina por no calificar a nadie como insatisfactorio para no herir susceptibilidades. Se deja de fracasar a los alumnos que no rinden para que los pobrecitos no sufran y para no elevar más el gasto educativo.
A esto hay que añadir el nuevo marco legal de la Universidad que empeora drásticamente un problema ya gravísimo. Una universidad hipertrofiada comienza a devorar el presupuesto educativo con poco rendimiento. Es usual que los defensores de la Universidad citen al enorme número de egresados y la movilidad social que ello a permitido, a la supuesta excelencia de los graduados como lo atestigua su éxito en el extranjero cuando salen a especializarse, etc.. Lo que no mencionan es el enorme porcentaje de deserción que hay de la Universidad, de las multitudes de graduados que nadie emplea por su falta de idoneidad y el hecho incontrovertible que de las peores Universidades salen excelentes profesionales porque todos podemos aprender por cuenta propia a pesar del sistema.
Uno de los problemas fundamentales de nuestro sistema de educación superior es que en la Universidad Tecnológica tan sólo hay una cuarta parte de los estudiantes que tiene la Nacional. La proporción debe ser a la inversa.
Terminamos entonces con un sistema educativo descompuesto y difícil de cambiar porque supone crear diferencias que apenarían a muchos.
Todo esto en un ambiente legal que no deja en claro la patria potestad de los padres en la educación de los hijos, y da cabida a pensar que el Estado es quien tiene la responsabilidad y obligación primaria de la educación de los hijos (aunque no llega a decirlo), cosa que es una aberración profunda y un peligro claro para la libertad e integridad de la persona y la familia. Esta situación ha llevado a una hipertrofia de la educación pública en detrimento de la particular y de la educación en general, manifestada en una casi monopolio estatal con la consecuente ineficiencia y mediocridad.
II. Medidas Fundamentales Requeridas
Uno de los escollos principales en el camino a una reforma seria de la educación es el de las respuestas sencillas a los problemas más visibles que no lidian con las causas profundas.
II.1. Caminos errados.
La mayor parte de las personas se enfocan en seguida a los métodos educativos, que son muchos y variados, y que, en su mayoría, dan buenos resultados, o malos resultados, dependiendo de otros factores. El problema no se va a resolver con cambiar de libros o de jornadas o solamente preparando mejor a los maestros. Repetimos, lo importante no es el método de enseñanza; aunque el método tenga una gran importancia, no es lo importante.
Por esta línea de pensamiento hay miríadas de cosas importantísimas para la educación: los valores, los currículos, la preparación del personal, los libros, los laboratorios, la investigación, las computadoras, el acelerado cambio tecnológico, y muchas cosas más. Y sería un grave error concentrarse en ellas o en darles el valor primordial, porque distraería de lo medular. Una vez atendido el problema de fondo, habrá que atender a estos problemas de acuerdo a la diversidad de situaciones, tendencias y escuelas de pensamiento.
II.2. Genuina libertad de Enseñanza.
La importancia de la libertad de enseñanza tiene dos vertientes, una es la del enriquecimiento que trae la diversidad por ella lograda, que trataremos adelante, y los derechos inalienables radicados en la naturaleza humana y su dignidad fundamental. El individuo es el sujeto y objeto principal de la sociedad, en función del cual ella está, y paro lo cual existe (recuérdese que la sociedad se deriva de la asociación de personas, primero en la familia, y luego en agrupaciones más extensas; no fue la sociedad la que creó a las personas para su beneficio). Este ser humano es por naturaleza social, y la familia es la institución fundamental de la sociedad, donde se generan y forman los futuros miembros de la comunidad. Esto se traduce en nuestras legislaturas como la “patria potestad”. Debido a esto los padres tienen la obligación y el derecho primario e inalienable de educar a sus hijos. El Estado asume esta obligación en subsidio a la familia y por encargo de ella. Este derecho necesita ser explicitado y reconocido a nivel constitucional.
II.3. Competitividad.
II.3.1. Reglas del Mercado.
En el fondo lo que hay que hacer es aplicar las reglas del mercado al campo de la educación, con sus debidos controles para que funcionen. Todo sistema evoluciona de acuerdo a normas universales de competencia entre lo que funciona y lo que no funciona. Esto supone diversidad en la oferta, en vez de la agobiante uniformidad impuesta por un sistema educativo monolítico. Esta diversidad no puede ser impuesta ni imaginada, ni por un hombre ni por un equipo, tiene que ser fruto de la libertad y de la búsqueda de muchos hombres y mujeres que van haciendo su propio camino: La puesta en ejecución de muchos métodos y sistemas que tengan chance de llegar al éxito o al fracaso.
Uno de los defectos más graves de la educación nacional es la carencia de diversidad en el producto educativo. Riqueza no es sólo abundancia, sino diversidad. Un mundo diverso y cambiante necesita una ingeniosa diversidad que aporte siempre nuevas ideas a un mundo siempre nuevo.
II.3.2. Responsabilidad.-
Otro elemento esencial de la competitividad es la responsabilidad (“accountability”; esto se refiere a la necesidad de pedirle a los encargados de la función educativa que rindan cuenta de su trabajo a la comunidad que los emplea y a los padres de familia que les han confiado sus hijos). Sólo habrá responsabilidad si se hacen visibles los resultados. Debido a esto es de importancia fundamental una instancia evaluadora y acreditadora distinta de la responsable de la enseñanza, que no sea juez y parte a la vez. Esto permitiría la comparación de los resultados de una manera objetiva y permitiría la decisión responsable de las partes en la escogencia de las mejores alternativas.
II.3.3. Descentralización.
Este elemento de competitividad requiere otros que lo apoyen y uno de los principales es la descentralización, fundamentada tanto en la obligación y el derecho consecuente de las organizaciones sociales más básicas y primarias –como la familia, las iglesias y las comunidades locales– de educar y formar a sus miembros, cómo en la diversidad de oferta ya mencionada que produce esta descentralización.
La descentralización es también necesaria para adaptar la educación al medio en la que se desarrolla, sea en el campo, o en la ciudad, o en una aldea indígena. Pero de no menos importancia es la cercanía a las instancias locales, quienes son los más interesados, los responsables al fin y al cabo de la educación. Son estos quienes, por su cercanía a la actividad, y por su capacidad de ver los problemas, pueden y deben tomar las medidas correctivas a tiempo.
II.3.4. Cupones.
Para complementar y reforzar este derecho fundamental se está proponiendo el uso de cupones por medio del cual se le permitiría a los padres enviar a sus hijos a la escuela de su preferencia con los fondos del Estado, ya que son ellos quienes lo han pagado con sus impuestos, creo que es de justicia que estos cupones sean validos para pagar tanto la educación particular como la pública.
Esta medida posibilitaría las otras, permitiendo a los padres ejercer su derecho de escoger y guiar la enseñanza de sus propios.
II.3.5. Diversidad de Carriles.
Un elemento adicional es que el problema abarca a todos los panameños de todas las edades. No es un problema sólo escolar, ni de alguna clase social, es un problema cultural. Todos estamos contaminados en alguna manera con esta cultura tercermundista, todos necesitamos cambiar, y jamás llegará el momento en que podemos dejar de aprender. En esta tarea hay que aunar todas las fuerzas y agrupaciones de la nación: el Estado, las iglesias, las organizaciones indígenas, los clubes cívicos, los gremios, etc.
Este elemento de la diversidad de necesidades educativas lleva a la propuesta, ya probada exitosamente en Alemania, de crear o permitir distintos carriles educativos por donde acceder a los frutos de un sistema educativo diversificado y enriquecido. Después de una educación básica, reforzada y expandida, de nueve años, se escogería el carril apropiado para la educación posterior. Entre estos se han mencionado el vocacional, el dual (trabajo y educación conjuntos aportando el fruto de la experiencia al escolar), el bachillerato tradicional, uno especial para los grupos indígenas, el universitario, el post-medio no universitario, la educación continuada certificada por la entidad evaluadora y acreditadora, y cualquiera otro que fuera valiosa.
II.4. Formación del educador.
Se está proponiendo la creación de un nuevo Colegio Superior de Educación de gran excelencia, lo cual es magnífica idea, especialmente si se le dota de igual excelencia a las existentes así como a los programas educativos de la Universidad de Panamá. Nadie puede dudar de la necesidad de educadores bien formados y motivados, pero sin los mismos elementos requeridos por la educación en general esto no se va a conseguir. La necesidad de competencia requiere la competitividad y esta requiere diversidad de oferta. Es también necesario un programa de becas para el estudio de educación en el exterior ya que este es un sine qua non para el enriquecimiento y la diversidad de los conceptos y métodos educativos.
II.5. Formación para la Familia.
Aunque es un detalle de los que hemos tratado de evitar para concentrarnos sobre los fundamentos, es importantísimo señalar la necesidad de incluir en todos los currículos la educación para la familia, por ser esta la vocación más importante a que puede ser llamada persona alguna, por ser la más importante para las generaciones futuras, por ser camino insoslayable para el desarrollo integral del hombre y por estar hoy totalmente ausente del currículo.
II.6. Marco Jurídico.
Todo esto requiere ser plasmado en un nuevo marco jurídico distinto al que se haya dado en ningún otro país del mundo. Esto lejos de ser razón para no hacerlo, debe ser el acicate que nos introduzca al tercer milenio.[ii]
II.7. Comentario.
Hay una serie de temas de gran importancia que hay que abordar a pesar de lo cual no les hemos dado un espacio suficiente por creer que tienen su lugar a otro nivel. Como estos temas son tan álgidos los mencionaremos para dar fe que los conocemos y le damos toda su importancia.
II.7.1. Valores Morales.
Los valores morales son el fundamento de una sociedad y la nuestra se encuentra en una gran crisis de ellos. Pero aún siendo así, los valores morales no se pueden dar por decreto. Son transmitidos en el seno familiar por el ejemplo y no por lo que se dice. Es realidad de nuestra cultura que hablamos mucho de valores morales y se los predicamos a nuestros hijos con la boca, pero luego desmentimos la lección con las obras. “Pepito, dile que no estoy.” Este no es un problema escolar, aunque hay métodos excelentes de enseñar lo que son o deben ser los valores morales, pero si no se les valora en el hogar la tarea es casi imposible en la escuela. En la reciente campaña de valores morales de los clubes cívicos todos los panameños salieron convencidos que todo el resto de los panameños tenían que cambiar.
II.7.2. Educación para el Trabajo.
La educación técnica para el trabajo es de primordial importancia, pero hay que estar conscientes que la obsolescencia de lo enseñado en la escuela es tal que el 50% de lo aprendido está caduco dentro de seis meses a cinco años, dependiendo de la profesión; luego, el énfasis tiene que estar más en aprender a aprender que en lo que se ha de aprender, como es la costumbre en nuestros países, y seguir aprendiendo todo el resto de nuestras vidas. Todas esas sugerencias de cursos puramente prácticos son peligrosas. Hay que aprender los principios generales que se aplican en todos lados y desarrollar la práctica de aplicarlos en diversas situaciones. Esto requiere entender más que memorizar.
Como se ve, no hemos indicado métodos concretos, sino principios muy generales, pero fundamentales. Entrar en detalles específicos seria asunto de llenar volúmenes. El camino de solución pasa por la toma de conciencia de la situación y el aporte aunado de muchas personas buscando soluciones, cada uno por su lado, pero luego aunando esfuerzos en un diálogo creciente y permanente.
Irving H. Bennett N.miércoles, febrero 01, 1995
Artículo enviado el 5 de octubre de 2009 a Panaletras, por el autor, a quien damos todo el crédito que le corresponde.
Notas:
[i]Actitudes del Panameño en la empresa que denotan su mentalidad de subdesarrollo: “El empresario se sumerge en actitudes cautelosas. Supedita su papel de asumir riesgos y de aceptar retos al apoyo y a la protección del Estado. Fundamenta sus decisiones y actuaciones empresariales en concepciones empíricas, recurriendo muy poco o nada a la investigación científica. Su propensión a invertir en actualización de las estructuras de la empresa es limitada. Es marcado su conformismo respecto a operar en mercados limitados en donde se siente seguro. Su disposición a identificar y desarrollar nuevas oportunidades de inversión es limitada, en comparación a la de los empresarios de países desarrollados. Es temeroso ante la perspectiva de participar en el marco de una economía global. Su participación en organizaciones empresariales se centra en acciones de tipo reivindicativas frente al papel regulador del Estado, más que en liderizar la elaboración y promoción de planes, programas y proyectos de desarrollo a ser puestos en práctica por la empresa privada.
Por su parte, el personal de las empresas manifiesta los efectos señalados, mediante actitudes conscientes o inconscientes que denotan una limitada identificación con la empresa de la cual forma parte, lo cual contrasta con los niveles de identificación con la empresa que alcanzan los trabajadores de los países desarrollados, como en el caso del Japón[i]. Es así que llega a asumir que obtiene ventaja cuando logra su salario con el menor esfuerzo posible, cuando extrema las exigencias en la negociación de convenciones colectivas, cuando no pone interés en la preservación de las instalaciones y equipos de la empresa, ni en la utilización racional de sus recursos”. Del discurso en el GAEE de APEDE intitulado “Empresa, Educación y Desarrollo”, del Dr. Ricardo Muñoz Tejeira.
[ii] El Gobierno del Dr. Ernesto Pérez Balladares ha presentado a la legislatura el Proyecto de Ley de Reformas a la Ley Orgánica de Educación, la cual va en una dirección radicalmente opuesta a la presentada en el documento de Políticas Económicas aquí comentado. Dicha propuesta modifica la Ley 47 de septiembre de 1946 y está elaborada en base a la Ley 46 de noviembre de 1979 (Comisión Coordinadora de Educación Nacional). Esta fue presentada en 1991 sin que haya sido acogida hasta ahora. Ahora se presenta por cumplimiento a compromisos políticos adquiridos durante la campaña. Sus características principales es que concentra todo poder en un ministerio de educación controlado por el gremio de los educadores, no presenta ninguna de las características que estamos proponiendo y se concentra en modificaciones de currículo y metodología que hoy día están trasnochados. Establece compensación obligatoria a los educadores en base a estudios y antigüedad sin referencia a rendimientos y méritos. El Gobierno espera que los Organismos No Gubernamentales liderizen las reformas a dicho proyecto para no verse ellos afectados políticamente.
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