Competencias y diversidad

La opinión de…

Danysabel Caballero


Un nuevo paradigma educativo de reciente data emerge a paso acelerado, tanto en el nuevo espacio europeo como en Latinoamérica; es el enfoque por competencias. Panamá no está ajeno a los cambios que en las diversas esferas de la vida se producen en el mundo y a los cuales, tal como el fenómeno de la globalización, estamos estimulados a adherirnos.

De igual forma, nos encontramos comprometidos con el cumplimiento de pactos, acuerdos y compromisos en el orden educativo y social, como la Declaración de los Derechos Humanos, la Declaración de los Derechos de las Personas con Discapacidad, la Declaración de Viena, la Declaración de El Cairo y las Metas Educativas 2021, cuyo propósito es lograr que más alumnos estudien con una oferta de calidad, equitativa e inclusiva que implica el derecho a la igualdad de oportunidades.

En este ámbito se impone el nuevo paradigma. Sergio Tobón define que las competencias son mucho más que un “saber hacer” en un contexto, pues van más allá del plano de la actuación e implican compromiso, disposición a hacer las cosas con calidad, raciocinio, manejo de una fundamentación conceptual y comprensión.

El programa de la Unión Europea ha definido el vocablo competencia desde una perspectiva curricular, con el propósito de favorecer el desarrollo de las capacidades de cada alumno a lo largo de la vida; el propósito es aplicar la máxima “cada individuo tiene derecho sobre todo lo que podría abarcar” bajo una perspectiva con mayor visual integradora (Spinoza, 1985).

De esta manera, el establecimiento de este nuevo modelo ha llegado a ser de estricto cumplimiento en los centros educativos de todos los niveles, obviando toda reflexión o abstracción, a pesar de los debates en pro y en contra, inclusive, sin tener clara la concepción diversa que el vocablo implica. No se puede soslayar que se enarbolan criterios de calidad y de rendimiento efectivo, atributos importantes bajo un parámetro mercantilista no humanizante.

Es prioritario reflexionar sobre la relación y los efectos que esta apuesta conlleva en términos del aumento o no de las desigualdades en razón de etnia, género, capacidades o clase social.

El momento requiere inferir acerca de los ajustes, metodología y evaluación con indicadores y criterios precisos de logros, que habría que hacerse durante todo el proceso de aprendizaje y la enseñanza para que este nuevo paradigma sea compatible con los criterios de atención a la diversidad y sobre todo a la atención de las necesidades educativas especiales.

En Panamá se han hecho grandes avances en materia de inclusión y atención a la diversidad: la creación del Iphe, la Universidad Especializada de las Américas, la creación de la Secretaría Nacional para la Atención de las personas con Discapacidad, por mencionar algunos.

Son aportes que redundan en beneficio de las más de 370 mil personas con discapacidad que viven en el país, según la primera encuesta nacional de discapacidad. Por ello debemos adecuar el nuevo paradigma para avanzar en esta dirección.

<> Artículo publicado el 12 de septiembre de 2010 en el diario La Prensa   a quienes damos, lo mismo que al autor,  todo el crédito que les corresponde.

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La violencia y el desarrollo del cerebro

Reproducimos el artículo de opinión de….

Danysabel Caballero

Mucho se ha hablado y se ha discutido acerca del fenómeno de los actos violentos en nuestros jóvenes, sin embargo, observamos que en Panamá con la recién convocada Cruzada por la Paz no se plantea como eje central y fundamental: qué se conoce acerca del origen de la violencia, cómo surge y qué investigaciones en torno a esta temática explican los actos agresivos.

Las medidas a tomar son solo punitivas, castigadoras y represivas: aumento del pie de fuerza policial, rebaja en la edad de responsabilidad de los menores, mano dura y otras más.

Requerimos identificar primeramente que el fenómeno de la violencia como tal obedece a múltiples factores, por ende múltiple debe ser el abordaje.

Quiero hacer referencia en este artículo, como uno de los factores y como dato a ser tomado en cuenta en las mesas de trabajo instaladas para brindar propuestas que sean elevadas a política de Estado, las investigaciones sobre el funcionamiento del cerebro las cuales apuntan a una posible razón que explica los juicios imprudentes de los adolescentes.

Se conoce que el desarrollo del cerebro surge de la parte posterior a la parte frontal en donde se ubica el pensamiento racional (Papalia, Olds y Feldman, 2005).

El hecho de conocer que los lóbulos frontales no estén completamente desarrollados nos permite a los educadores y a la sociedad (medios de comunicación) moldear a los alumnos (mientras más temprano mejor) para que tengan un mejor autocontrol de sus emociones y sepan distinguir cuando los sentimientos anulan la razón. Ellos pueden crear nuevas formas de reflejo ante las situaciones de la vida y los mecanismos de moldearlos están disponibles para el docente que conozca las técnicas de prevención y control de la ira.

Daniel Goleman (1999) cita estudios recientes sobre transformaciones cerebrales que sugieren que cualquier competencia que fortalezca el autocontrol provoca cambios fisiológicos en los circuitos cerebrales correspondientes, consolida nuevos circuitos nerviosos y debilita, y hasta extingue, las conexiones menos habituales. Cuando pasa esto, ante la posibilidad de diferentes respuestas, la red neuronal más fuerte será la que entrará en acción. (Carpena, 2003).

Así, el docente y la sociedad deben estar actualizados en las metodologías de atención a la violencia a la vez que llevar una supervisión constante de las mejoras de las conductas que se observan para que los alumnos con dificultades aumenten su autocontrol.

El desarrollo emocional es una gran necesidad para mejorar la calidad de vida y de los aprendizajes, y las competencias en este sentido son requeridas también por el personal docente y la sociedad para su propio desarrollo personal y profesional.

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Este artículo se publico el 6 de junio de 2010 en el diario La Prensa, a quienes damos, lo mismo que a l autor,  todo el crédito que les corresponde.

Violencia en las escuelas

La opinión de la Docente Universitaria…..

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Danysabel Caballero

El maltrato por abuso de poder que se caracteriza por el agravio psicológico, verbal o físico producido de forma insistente contra los estudiantes, origina un ambiente de estrés e inquietud sobre todo en quien lo sufre. Es una forma característica y extrema de violencia escolar.

Este fenómeno trasciende la conducta individual para traer a escena a la persona que lo sufre y a la que lo observa sin poder evitarlo. En este contexto, es necesario hacer la distinción entre la conducta violenta reiterativa y los problemas que corresponden al ámbito de la disciplina y cumplimiento de las normas escolares.

Entre las conductas o acciones que caracterizan este fenómeno se encuentran las agresiones físicas y verbales, intimidación, chantaje, amenazas, aislamiento y exclusión social, acoso racial y sexual.

Frente a esta situación se espera, tanto del centro educativo como de los maestros, una intervención oportuna y directa, responsable de la seguridad de nuestros alumnos y no meramente transmisores de conocimientos. No podemos permitir medidas arcaicas, cómodas e insensibles de alejar al niño del ámbito escolar al que tiene derecho. Es imprescindible mantener a nuestros jóvenes bajo el amparo de las aulas de clases, bajo la supervisión amable del docente y a buen recaudo de los administradores o gerentes educativos.

El ámbito educativo es el principal protagonista del cambio que debe darse en las relaciones violentas entre escolares. Se han descrito los distintos espacios en que es necesario implicarse para ese cambio, desde la filosofía del centro y un clima de relaciones propicio para la búsqueda de soluciones no violentas de los conflictos, hasta las relaciones diarias en la clase en la promoción de una cultura de paz, donde es crucial una actitud ejemplar del docente que, por un lado, no tolere la violencia y, por otro, no permita un tratamiento negativo entre alumnos. Se hace necesaria la implementación de la educación emocional, que contribuya a generar un clima más empático en las relaciones entre iguales, a comprender y a sentir mejor las emociones de los otros.

A nivel del Estado una estrategia de prevención de la violencia en general es la adopción de programas de refuerzo preescolar, los cuales promuevan aptitudes prosociales necesarias para el éxito escolar que fomente el aprovechamiento y la autoestima. Un aporte decisivo es tomar en cuenta que desde que la madre y el padre están formándose en la escuela primaria deben ser orientados sobre los cuidados prenatales (estimulación preparto) y postnatales (estimulación postparto) y en la estimulación temprana del infante, todo lo cual favorecerá su inserción adecuada en la educación formal y en la construcción de un muro de contención contra la posible violencia en las escuelas.

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Este artículo se publicó el  26  de mayo de 2010 en el diario  El Panamá América a quienes damos, lo mismo que a la autora, todo el crédito que les corresponde.