La opinión del Abogado y Periodista…
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José Antonio Moncada –
Como están definidas las organizaciones sociales en Panamá, cualquiera puede hacer una con solo reunirse bajo pautas lícitas. Ahora bien, el ataque a estos gremios ha ocasionado la crisis más grave a la fecha del actual gobierno. No la han hecho las ocurrencias de los alcaldes, sino una visión de un país sin sindicatos.
La ventajas que llevan los grupos de trabajadores en el inicio del segundo año de un partido político en el poder, cuando nunca antes había gobernado, es que la histórica lucha sindical siempre ha sido violentada. Los logros obtenidos por estos grupos siempre han costado bastante y han llevado a lo que se denomina, “uso social de sus conquistas” en aspectos como el salario y el tiempo de trabajo, entre otros; porque salario para un empresario no debe ser un gasto quincenal, si no una forma de pagarle al socio que él llama “trabajador”.
Se habla de los sucesos de Bocas del Toro, pero en el Canal de Panamá las cosas sí son peores para el movimiento sindical. Allí miembros nombrados por el gobierno, estrenaron desde principios de este año 2010: ¿cómo secuestrar un sindicato para deshonra de nuestro país?
Ha habido una idea empresarial de que el empleado del Canal se convierta en un ser al que se les menoscaba su dignidad, al conocer que le cuesta dos mil dólares pagar un árbitro que decida la última instancia administrativa de su reclamo, sumando así una inconstitucionalidad más: Hacer la justicia del Canal “no gratuita” y por lo tanto interrumpida hasta aquel día en que se consiga la plata para la continuidad del proceso.
Hace pocos días la Corte admitió una demanda por violación de los Derechos Humanos contra los cinco sinvergüenzas que intervinieron (secuestrando) el Sindicato del Canal de Panamá. Esto es una luz de esperanza que brota de un año difícil para el Derecho Laboral en nuestro país, cual es, confirmar que quien se mete con los derechos de los grupos de trabajadores, interfiere los derechos sociales que son a su vez, la tercera generación de los Derechos Humanos.
Lo triste para el intelecto de quienes han diseñado una lucha contra los trabajadores y de los tontos útiles que han practicado intervenciones, es que no veo nada nuevo en los planes para acabar con el movimiento obrero.
Ya desde años, décadas y siglos atrás se ha tratado de aplicar lo mismo: El suspender las cuotas sindicales, el irse contra las dietas de los dirigentes, el buscar que el abogado del sindicato no reciba su dinero pactado, son páginas ya escritas en el pasado, que ahora los tribunales tienen que releer, con la luz de esperanza de hacer justicia en esta lamentable lucha entre panameños.
*(Primera Entrega).
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Este artículo se publicó el 13 de agosto de 2010 en el diario El Panamá América, a quienes damos, lo mismo que al autor, todo el crédito que les corresponde.
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