La opinión del Médico, Escritor y Académico Numerario de la Academia Panameña de la Lengua…
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Dr. José Guillermo Ros-Zanet
Sólo el hombre trabaja. Y tiene empleo. Y más. Sólo el hombre sufre desempleo, y mal empleo.
El animal, inmerso (atado) en el entorno natural, no realiza un trabajo. Es utilizado como una herramienta del hombre… Y tampoco vive su vida. Su vida le es vivida por la naturaleza.
Lo que el comprador de fuerza de trabajo compra en el mercado laboral no es trabajo sino capacidad de trabajar. Y esta acción y esta distinción no parecen ser posibles en el mundo animal.
Sólo el hombre trabaja. Y lo hace para obtener (al actuar negativa o positivamente sobre la naturaleza) los bienes que le permitan satisfacer sus necesidades y deseos… Y sólo el hombre vive su vida, y la conduce hacia el bien o hacia el mal, hacia la construcción o hacia la destrucción, hacia la creación o hacia los acabamientos… Y hacia este último lugar pareciera conducir hoy el hombre su vida, su hacer y su destino.
El animal no vive su vida; pero, tal vez, vive en mayor armonía con la naturaleza, en comparación con el hombre.
El animal especializa su vivir para ADAPTARSE a la naturaleza… El hombre especializa su trabajo para TRANSFORMAR la naturaleza (muchas veces para agredirla, para contaminarla, para expoliarla), para convertirla en duro mundo… En el hombre, la especialización deviene división del trabajo… En el reino animal la evolución lleva a algunas especies a diferenciaciones funcionales, a veces extremas, como ocurre con las hormigas y las abejas: especialización (división) del “trabajo”, dentro de la propia especie (obreras, reina, soldados, etc.). Es una división no sólo funcional, sino también estructural (diferenciaciones físicas) dentro de una sola especie…
Sólo el hombre trabaja… “Este pan y este vino, fruto de la vid (de la tierra) y del trabajo del hombre”…
El trabajo, el poder acceder a un puesto de trabajo, a un empleo, se considera como un derecho fundamental… Pero en nuestro tiempo tener acceso a ese puesto de trabajo libremente elegido, bien remunerado y amparado socialmente, se hace cada vez más problemático… Y recordemos que el trabajo dignifica (debe dignificar) al hombre; y el Desempleo disminuye la dignidad humana, la armonía y la salud social. Y personal.
El mundo ha cambiado dramáticamente durante los últimos cuarenta años. Y sufre el Trabajo. El Trabajo se ha transformado en empleo; y el empleo, en el empleo precario, y hasta en empleo esclavo.
En nuestro tiempo (¿modernidad? ¿postmodernidad?) y circunstancia, sufre el empleo (el trabajo) formal y el pleno empleo. El trabajo pasa hoy, tal vez, más trabajos que en cualquier otra época… Hoy tener trabajo no siempre significa tener empleo. Y muchas veces, tener un empleo no significa tener un trabajo (el caso, en nuestro medio, de los funcionarios llamados “botellas” y “garrafones”)… El empleo formal disminuye, y da paso a un creciente empleo informal. Y crece el empleo precario; que deja al obrero, al empleado, al margen de importantes prestaciones sociales… (Y recordemos que el ingreso o salario medio per cápita influye sobre el nivel de vida. O está en relación directa con el mismo).
Y, por otra parte, al disminuir el empleo formal, la permanencia segura, la estabilidad en el puesto de trabajo (la intemporalidad), va dejando de ser la buena compañía del empleo, del puesto de trabajo.
Crece el empleo temporal, sobre todo en ciertos espacios (y, es claro que no me olvido de los trabajadores temporales, estacionales –las llamadas “poblaciones golondrinas”–: el caso de los cortadores de caña y de los cosechadores de café, de áreas rurales)… El empleo temporal (“de prueba”), crece sobre todo en las áreas urbanas, y por lo general, se prolonga indefinidamente, a saltos sucesivos, repetidos, pero sin generar permanencia ni protección social.
Hoy amplios sectores de producción disminuyen progresivamente la demanda de factores de producción; entre estos factores está, fundamentalmente, la mano de obra, la fuerza (humana) de trabajo… Hoy podemos decir que el triunfo de la tecnología intensiva y extensiva hace posible la derrota del pleno empleo.
El llamado neoliberalismo y los amplios fenómenos de globalización de la economía y de la producción, que condicionan y hacen posible, a su vez, la flexibilización del marco laboral legal y el debilitamiento de los sindicatos (de las bases sindicales; no, de las dirigencias), ponen hoy serios obstáculos a la buena salud del mundo del trabajo…
El llamado neoliberalismo y la globalización no son, necesariamente, males ni males en sí mismos… Lo que los convierte en males del tiempo y el espacio es la profunda crisis de “Eticidad” (esencia de lo ético) que recorre el mundo actual, y que parece conducir y presidir mucho del vivir, del pensar, del hacer (del trabajo y del ocio) del hombre contemporáneo… El ocio ocioso domina y predomina sobre el ocio creador.
Más “Eticidad” lleva a más productividad del hombre (del individuo), de las sociedades y de los pueblos.
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Artículo enviado el 15 de junio de 2010 para su publicación a Panaletras por el autor, a quien damos todo el crédito que le corresponde.
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