La opinión de la Educadora….
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Belkis Aizpurúa de Sánchez
Hoy un educador actualizado requiere de tener una computadora personal, internet en su casa, un presupuesto para libros y materiales didácticos de calidad; y eso cuesta billete señores, un billete que no le es devuelto a los educadores públicos jamás. No faltará quien diga: “¡Quién les manda a ser educadores, por qué no estudiaron otra cosa”! Un señalamiento propio de la ignorancia o de la insensibilidad. Creo que la gran mayoría de los educadores escogió esta profesión, porque creyó en si mismos, porque visualizaron su realización personal y profesional en un aula, instruyendo a otros, lo que me parece es muy noble, decir lo contrario es igual a querer vendarse los ojos, tapar sus oídos y callar a conveniencia.
La transformación curricular es vital, la necesitamos, la necesitan nuestros estudiantes, el país. No podemos quedarnos “piloteando” toda la vida, durante los años 70 y 80 el Ministerio de Educación instauró los planes y escuelas pilotos, ¿dónde están los resultados de estas experiencias? El Instituto Fermín Naudeau, Colegio José Dolores Moscote, las escuelas primarias, como República de Chile, de Japón, entre otras, fueron escuelas pilotos, sin embargo el experimento no trascendió, entonces, aprendamos de esas experiencias, lo que funcionó, lo que ha de adecuarse.
El sistema educativo debe avanzar en una espiral ascendente y constante, también habrá de adecuarse en la medida de que surjan nuevos conocimientos, pero requiere de una matriz curricular sólida, profunda, coherente, de donde partan los diversos planes o programas escolares. Una transformación cosmética sólo contribuiría a profundizar más la complejidad de la problemática educativa panameña. ¿Cómo es posible que se pretenda avanzar de adelante para atrás, caminar hacia atrás? ¿Dónde se ha visto esto?
Una transformación curricular de alto nivel debe ser razonada, consensuada, académicamente, realizada por expertos y especialistas de cada área, con miras a futuro, con un perfil estudiantil a alcanzar, del ciudadano y del recurso humano que el país requerirá en una proyección de 15 a 20 años, por esa razón es necesario que la transformación comience por la básica general, con un período de 5 años para la evaluación y medición de resultados, contar con el equipo interdisciplinario que cree los instrumentos de validación de los resultados y que a su vez los presente.
No he descubierto el agua tibia, los profesionales de la educación saben de lo que estoy hablando. El canibalismo político en el sistema educativo panameño es lo que impera en la actualidad, el quítate tú para ponerme yo, el código de la jungla se impuso, principios totalmente ajenos a la Ley de Educación.
Los educadores panameños han sido capaces de grandes logros y somos capaces de realizarlos todavía. Podemos hacer que las cosas cambien en nuestro país para el bien de todos, insistir en posiciones radicales y obtusas, no nos conduce a nada, pongamos nuestra cuota y el ejemplo, pero al Gobierno le corresponde darle el valor, el lugar y el respeto que el educador se merece, y eso solo será posible si se hace con el corazón y en los zapatos de los educadores panameños.
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Publicado el 13 de enero de 2010 en el Diario El Panamá América, a quienes damos, lo mismo que al autor, todo el crédito que les corresponde.
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