Descentralización, diálogo por el rescate de la Nación

La opinión del Alcalde del Distrito de Colón….
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DÁMASO GARCÍA
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Descentralización, diálogo por el rescate de la Nación

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“—Más que honor, es justicia lo que haremos. Pero ¿cuál será la conducta de nuestros guerreros respecto del enemigo?

—¿En qué?

—En primer lugar, en punto a la esclavitud. ¿Te parece justo que los griegos reduzcan a la servidumbre a ciudades griegas? ¿No deberían más bien prohibirlo a todos los demás, en cuanto fuera posible, y sentar por principios que no había esclavitud para los pueblos griegos, por temor de que cayeran en la esclavitud de los bárbaros?

—Ciertamente es de grande interés hacerlo así.

—Y, por lo tanto, no debe tenerse ningún esclavo griego, y a todos los demás griegos se debe aconsejar que sigan este ejemplo.

—Sin duda. Por este medio, en lugar de destruirse unos a otros, volverán todas sus fuerzas contra los bárbaros?”, La República — Platón.

Tal y como refiere este extracto de la obra cumbre de Platón, ha llegado el momento de sincerarnos los panameños en relación a nuestra visión de Estado, ya sea, para ratificar erróneamente nuestras pequeñeces y mezquindades o, por el contrario, a efecto de hermanarnos en procura de un mejor futuro.

A pocos días de concluir el período presidencial del Licenciado Martín Torrijos Espino el Órgano Legislativo, en apogeo irrestricto a sus facultades constitucionales y legales, sometió a debate y votó favorablemente la denominada “ Ley de Descentralización ”.

En ese teatro de los hechos se pudieron apreciar coincidencias, disidencias y menudencias. A la postre se diría que las tres vertientes iban dirigidas a declarar que:

1. La descentralización es un acto que hace honor y justicia a los miles de panameños que deambulan en búsqueda de las respuestas oportunas que el centralismo asfixiante que padecemos no precisa obsequiarles.

2. La Ley de Descentralización, salvo algunos detalles, era un buen intento en pro del desarrollo de las estructuras de control y administración del quehacer gubernativo.

3. Si se salvaban estos escollos no tendrían objeciones los opositores (hoy mayoría de la alianza por el cambio) en aprobarla.

Por tanto, lo que prevalecía como objeciones eran, y digámoslo con determinación, meras apreciaciones discursivas que pudieron ser salvadas en una mesa de negociaciones a través de un diálogo entre iguales, verbigracia, panameños amantes y propulsores del desarrollo y bienestar nacional.

Nadie puede negar lo que es una verdad de vieja acuñación y no es otra cosa que aseverar sobre la desigualdad que provoca el poder centralizado, que tiende a alimentarse de los recursos producidos en otras latitudes, como en Colón, en donde se originan para el Estado ingresos multimillonarios, sin embargo, ¿cuánto nos dan a los colonenses para administrarlo y a quiénes?

Bueno, las respuestas son contundentes, a la primera incógnita responderemos que centavos y a la segunda diremos que a unos caciques enquistados en la Cosa Pública que, desde sus recintos gubernamentales en Panamá, dispensan desprecio y desidia para nuestros municipios.

Nuestros esfuerzos para avalar el diálogo tiene un solo propósito y está representado en la confianza de reconocernos todos (panameñistas, perredés, miembros de Cambio Democrático, molineras, populares, patrióticos e independientes) hijos de un solo territorio y servidores de una nación.

Bien decía el autor de La República , cuando indicaba que los griegos al identificarse plenamente con el ser y deber de su nación, no podían ser vencedores de sus iguales hasta el punto de convertirles en sus esclavos. Por ende, los panameños no podemos seguir teniendo como esclavos de los designios del Poder Ejecutivo central a todo el resto del país que después del Chagres o del Puente de las Américas solo anhelamos justicia en libertad, o sea, un mejor Panamá para todos. Si cumplimos nuestra encomienda pública, se habrá vencido a los bárbaros de hoy, cuales son la inseguridad, el desempleo, la ignorancia, etcétera.

Hagamos un alto y honremos a las generaciones que nos legaron Bandera, Himno, Escudo Nacional, Estado y Soberanía; seamos legítimos herederos de Victoriano, Belisario, Arnulfo y Omar, pues ellos, propugnaron por ofrecernos un destino manifiesto distinto al que lamentablemente estamos construyendo.

Amar la patria no tiene costo y da muchas satisfacciones. Hagamos uso del diálogo y no de las imposiciones.
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Publicado el 28 de octubre de 2009 en el diario La Estrella de Panamá, a  quien damos, lo mismo que al autor, todo el crédito que le corresponde.

Del reparto del pastel a compartir el poder

La opinión del Alcalde del Distrito de  Colón…..
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DÁMASO GARCÍA
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Del reparto del pastel a compartir el poder

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“ El vocablo hacienda, o su equivalente, el galicismo finanzas, aplicados al sector público, designa al conjunto de bienes y rentas del Estado, así como la ciencia que estudia las rentas públicas y su administración”, Javier Henao Hidrón.

Con figura en forma de S acostada, el istmo de Panamá parece estar atravesado por dos vertientes no siempre benévolas, la primera, los grupos de intereses político-económicos nativos, con su reconocida estela de malabares y malversaciones y, por otra, los capitales regentados desde los más diversos ámbitos del orbe.

Lo expuesto, sin ser novedad implícitamente, sí nos facilita la comprensión del curso de nuestro devenir histórico, pero somos, para algunos incautos, un país creado a imagen y semejanza de bastardos y mezquinos propósitos.

En contrapelo como ciudadanos hemos reclamado desde siempre nuestro rol independiente y soberano, aunque lastimosamente en muy pocas ocasiones han sido oídas nuestras manifestaciones.

Un empresario hace diez años se dispuso a realizar el mayor esfuerzo de adecentamiento de la Cosa Pública que recojan nuestros anales e inició un periplo en zapatillas, pantalón de afanes y sudadera, visitando los rincones oscuros y olvidados de la geografía real panameña.  Su nombre, Ricardo Martinelli Berrocal, su meta, un Panamá mejor para todos, sus armas, la honestidad, experiencia y sentido común.

Quien pensó balurdamente hace una década que este novísimo Don Quijote Tropical, acabaría como su antecesor en la biblioteca de los recuerdos, una vez más se equivocó, pues dicho varón, se ha colado nada menos, pero nada más que en el corazón de su pueblo y de paso ocupa desde hace unos días el solio presidencial.

Qué tristes han de estar los empedernidos bribones, pues el negocio y la corruptela se les está acabando, qué angustiados se sienten cuando el presidente de Panamá irrumpe en el escenario nacional e inicia la jornada por el orden y la decencia.

Si bien esto apenas inicia, es un claro mensaje, ponernos como decimos usualmente “en las pilas” y comprender que en este quinquenio se pasará del simple y burdo reparto del pastel, al que nos acostumbraron, al sencillo y pulcro compartir el poder, que a su vez, se traduce innegable y ostensiblemente en un abrazo entre gobernantes y gobernados para relazamiento de la República.

Somos conscientes de que lo prometido en campaña debe ser cumplido y esto en buen panameño significa que a cada uno de nosotros, los que detentamos el poder original, nos deben los administradores escogidos el pasado 3 de mayo nuestra cuota de riqueza nacional o, para precisar, nuestro pedazo de pastel.

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Publicado el 27 de octubre de 2009 en el diario La Estrella de Panamá, a  quien damos, lo mismo que al autor, todo el crédito que le corresponde.