Un peligro en ciernes

La opinión de…..

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Carlos Ernesto González de la Lastra

“ Los hombres son tan simples que el que los quiere engañar siempre encuentra algunos que se dejan”. Nicolás Maquiavelo.

Platón consideraba que la mayor de las virtudes de un estadista es la prudencia y yo concuerdo con ese pensamiento.  Cuando las medidas políticas solo se miden en el afán de lograr popularidad, sin tomar en cuenta los resultados finales de las mismas, estamos en manos de un radical imprudente.

El Canal de Panamá es nuestra principal empresa. En 10 años se ha manejado con profesionalismo y con mentalidad empresarial que le ha brindado al país dividendos que pasan de los cuatro mil millones de dólares.

Sus funciones están definidas en el artículo 316 de la Constitución que establece que “A la Autoridad del Canal le corresponde privativamente la administración, funcionamiento, conservación, mantenimiento y modernización del Canal de Panamá y sus actividades conexas, con arreglo a las normas constitucionales y legales vigentes, a fin de que funcione de manera segura, continua, eficiente y rentable”.

Pero, por lo visto, el presidente Ricardo Martinelli parece estar convencido de que está por encima de las leyes.   En una visita a la potabilizadora de Chilibre, le asignó la responsabilidad de esa planta al Canal de Panamá; luego, en la celebración del décimo aniversario de la reversión del Canal, le asignó el trabajo de mantenimiento de los puentes sobre la vía y, más recientemente, dijo que iba a encargar de la política energética a esta institución.

Todas estas órdenes las dio con completo desconocimiento de la Constitución, las leyes y de las responsabilidades de la junta directiva del Canal, que es el único organismo que puede aprobar estas actividades, siempre y cuando no vayan contra el artículo 316 de la Constitución.

Obviamente que estas nuevas responsabilidades abultarán el renglón de los gastos y es el comienzo de un proceso de politizar la institución. Es exactamente lo que hizo el presidente venezolano Hugo Chávez con PDVSA (la empresa petrolera de Venezuela), a la que le ha asignado hasta las funciones de comprar y distribuir comida, haciendo que esta petrolera –estaba considerada entre las 10 mejores del mundo– se encuentre al borde de la quiebra.

Con estas demostraciones de imprudencia por parte del presidente Martinelli, se cierne un peligro más grande sobre el Canal de Panamá.   El próximo 13 de febrero, el presidente debe nombrar los reemplazos de tres miembros de la junta directiva, (Mario Galindo, Guillermo Quijano y Antonio Domínguez). ¿Serán escogidos estos nuevos miembros entre los personajes sumisos que lo rodean o escogerá personas independientes que puedan mantener la tradición de empresa ejemplar como es el Canal?

Esta es la gran duda que surge por la forma que como escogió a los magistrados de la Corte Suprema de Justicia.

En el año 2012 vence el término del actual administrador del Canal y le corresponderá a esta nueva junta directiva (además de los tres nuevos, están el presidente, Rómulo Roux, Bolívar Bárcenas, recién nombrado por la Asamblea Nacional, Eduardo Quiroz, Norberto Delgado y Alfredo Ramírez), nombrar al nuevo administrador por un período de siete años, más allá del período presidencial y en plena ejecución de la obra de infraestructura más importante de Latinoamérica.

Por todo ello, los panameños debemos estar atentos de que no se politice el Canal y que exista un mecanismo que permita la continuidad de los sanos principios de su operación. Romper el hilo de lo que existe es peligroso. Cuando los radicales cambian lo que existe, lo que emerge es siempre inferior.

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Publicado  el   12  de  enero  de 2010  en   el  Diario  La  Prensa, a quienes damos, lo mismo que al autor, todo el crédito que les corresponde.