Eduardo González –
Vemos con preocupación cómo los funcionarios, ex empleados del Estado, vendedores de billetes, jubilados, y otros, exigen injustificadamente incrementos de sus respectivos salarios, pensiones o similares, y casi que de manera automática y sin resistencia, los obtienen.
Esta actitud de quienes gobiernan, demuestra que aún actúan como si estuvieran en campaña, o sea, procurando el beneplácito de las masas, sin considerar las repercusiones económicas de sus decisiones.
Hay grupos que prácticamente le tienen la medida al gobierno. Casi todos los años salen a protestar, cierran algunas calles, amenazan con huelga, y terminan saliéndose con la suya. Un ejemplo reciente es el televisado caso de los empleados administrativos del Hospital Santo Tomás, a quienes según reportaje noticioso, desde el 2007 se les han concedido todos los años ajustes a sus salarios, cuando se supone que el presupuesto para medicinas e insumos es limitado.
Y ni hablar de los docentes, quienes sin mejorar la calidad de la enseñanza, se creen con todo el derecho de pedir alzas exageradas de sus sueldos, y la ministra de turno escoge lo más fácil, ceder para no generar un conflicto que afecte su imagen.
Me imagino que no tardarán en incorporarse a este festín, médicos, enfermeras, técnicos varios y otros privilegiados profesionales del sector público. Para todos habrá, y si no alcanza la plata, pues se incrementarán los impuestos.
También nuestros jubilados con el señor Eladio al frente, forman parte del problemático conjunto de los eternos insatisfechos. Parecieran no entender, que lo que reciben en concepto de pensión por vejez, es el producto de sus aportes durante toda la vida laboral. Estas pensiones no pueden incrementarse cada vez que ellos consideren que así debe ser, porque se estaría poniendo en riesgo una institución que no solo le pertenece a los que afortunadamente hoy gozan de una jubilación, ya que otras generaciones de panameños también aspiran a lograr algún día esos beneficios.
El caso de los jubilados es la “tapa del coco”. Frente a una posición hasta ahora seria del director general de la Caja de Seguro Social, quien insiste en la inviabilidad del aumento solicitado, el Ejecutivo busca de dónde sacar la plata para satisfacer a los intransigentes. Es decir, la prioridad es cumplir un “bonito” compromiso de la contienda electoral, a pesar de que ya en el 2007 y 2009 se les aumentó a los jubilados.
Mientras se sigue complaciendo a manos llenas, los ciudadanos contemplamos con amargura el deterioro de la calidad de vida, porque los abundantes recursos estatales no se destinan a los proyectos prioritarios, como lo son: las soluciones viales para descongestionar el tráfico vehicular (nuevas calles, puentes, etc), equipo recolector de la basura, viviendas para el sector de clase media, seguridad, etc.
Señor presidente, para hacer un buen gobierno no hay que estar diciendo sí a toda exigencia. De las listas de deseos poco realistas, se deben encargar el papá Noel y los reyes magos. El bienestar de todos los panameños está por encima de los intereses de los grupos acostumbrados a las prebendas y al favoritismo.
<> Este artículo se publicó el 21 de octubre de 2010 en el diario El Panamá América, a quienes damos, lo mismo que al autor, todo el crédito que les corresponde.
Más artículos el autor en: https://panaletras.wordpress.com/category/gonzalez-eduardo/
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