La opinión de…
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Rodrigo Marciacq –
El 14 de junio de 2009, el entonces ministro designado del Mida, Víctor M. Pérez B., me nombró asesor (ad honorem) y representante personal ante Coosemupar (Cooperativa de Servicios Múltiples de Puerto Armuelles, R.L.), luego de una fructífera y reveladora reunión con trabajadores, sindicalistas, y el diputado Osman Gómez en Barú. Después de cinco días dedicados a recorrer las plantaciones y recabar información de toda índole, presentamos el 30 de junio de 2009 un informe en video sobre nuestro análisis y perspectivas de solución.
La historia. El 24 de abril de 2003, la compañía bananera Chiriquí Land Co. (Chiquita), se retiró del país como productora de banano, y en una negociación tripartita entre el Gobierno nacional, la empresa y los trabajadores, se acordó lo siguiente: Chiquita se retiró y obtuvo un contrato para comercializar la fruta en forma exclusiva por 10 años, bajo sus términos y condiciones; los trabajadores obtuvieron en propiedad las tierras, instalaciones y plantaciones dejadas por Chiquita, y se constituye Coosemupar para legalizar y administrar el negocio bananero, y el Sindicato de Trabajadores de Chiriquí Land Co. (Sitrachilco) representó y sigue representando a los trabajadores, quienes en su mayoría pertenecen a ambas organizaciones.
En marzo de 2004, 10 meses después de firmado el acuerdo tripartito, Coosemupar fue intervenida por el Gobierno a través de Ipacoop, intervención que perdura hasta hoy. Se ha acusado constantemente a Coosemupar de incompetencia empresarial, de malos manejos y, en consecuencia, de haber causado la caída y destrucción de las bananeras. En nuestra opinión, el Gobierno, a través de Ipacoop, administró y vendió la producción, manejó el dinero, no pagó por varios años el Seguro Social de los trabajadores, permitió venta de bienes de Coosemupar y creó una gran piñata para beneficiar a compradores de banano nacionales e internacionales, funcionarios, amistades y políticos, y propició una de las mayores estafas y desgreño administrativo que el país ha sufrido, pero que aún se desconoce públicamente.
La parte técnica: A partir de las protestas obreras de mayo de 2009 se firmó un acuerdo con el Gobierno, el día 8, mediante el cual se nombró como gerente a José Manuel Morales, de amplia experiencia y capacidad en el tema bananero. Como buen administrador, Morales organizó los planes de acción con los trabajadores y emprendió un sistema de agricultura alternativa y amigable al ambiente. Este tipo de agricultura, que pretende no depender de insumos y recursos externos, era y es la más indicada para la zona pues se obtienen excelentes resultados en forma más eficiente y con costos inferiores, y va al encuentro de la demanda mundial en materia de preferencias de consumidores y comercializadores.
Esta estrategia de producción y de manejo, la cual compartimos plenamente, fue avalada por Fermín Romero, entonces director del departamento de agricultura orgánica del Mida, mediante nota al ministro fechada el 22 de julio de 2009, y por las recomendaciones de IDIAP de octubre de 2008 después de un análisis de suelo de 6 de las 12 fincas bananeras.
Morales fue destituido en octubre de 2009 por la entidad interventora y las plantaciones fueran abandonadas a su suerte al igual que los trabajadores.
Conclusión: Las bananeras o lo que eran representan una superficie de cerca de 6 mil hectáreas de las mejores tierras del mundo, la mitad cultivadas con banano, y el resto semi incultas. En un país cuya producción decae año tras año, que depende cada vez más de importaciones, en el que sigue aumentando la canasta básica, esto es una desgracia rayando en categoría de crimen. Hay soluciones prácticas, suficientes profesionales idóneos y personas de gran experiencia en el país, existen los recursos financieros y materiales necesarios, pero no la voluntad política de solucionar el problema.
Para colmo, se ha formado una trama de acusaciones y demandas por parte del Gobierno, buscando chivos expiatorios y cometiendo ilegalidades e inmoralidades. Han demostrado gran miopía, ignorancia e ineptitud en el manejo del tema bananero, sin que exista voluntad para enfrentar las grandísimas oportunidades que el área ofrece, y para tratar de subsanar en parte el gran daño que se le ha hecho a la población baruense y la economía de la región y el país.
<> Artículo publicado el 14 de septiembre de 2010 en el diario La Prensa, a quienes damos, lo mismo que al autor, todo el crédito que les corresponde.
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