Ventanas que los medios cierran

Ventanas que los medios cierran

Rolando Aparicio O.
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Usted enciende la televisión, lee un periódico o una revista, usted escucha un programa radial y con esto abre la perspectiva de su entorno. Los medios de comunicación tienen entre sus metas trabajar en la formación de sus espectadores, lectores o radio escuchas.

Cada medio es una ventana al conocimiento, a la diversión sana, a la información inmediata de los acontecimientos. Sin embargo, pareciera que el único principio que reina en las oficinas de producción de los medios es “al pueblo lo que pida, ubicarnos a su nivel, producir teniendo en mente su lenguaje, despertando la malicia, el bochinche, la superstición, el sin sentido”.

Da lástima observar cuánto tiempo se pierde en televisión por cumplir estos principios o cuánto papel y tinta se pierde “informando” acerca de la violencia. Un desconocido se hace famoso envolviéndose un trapo en la cabeza, se le anuncia como un experto en los misterios indescifrables de la humanidad, tiene remedios, rezos y ungüentos capaces de hacer feliz al hombre, reportajes que ni siquiera el periodista cree como verdaderos. ¿Y si no son creíbles y lo que causan es risa, por qué se emiten en el medio?

El productor televisivo de las 5:00 de la tarde es algo parecido al chamán del pueblo: una cucharada de esoterismo y trivialidades de la vida, maleficios y probabilidades de la lotería, arropado con gran cantidad de violencia doméstica y callejera.

Un reportaje o información educativa en valores o que ayude a elevar el conocimiento en cualquier área del ser humano simplemente no existen. Hoy día tendríamos que decir que son muchas las ventanas que los medios cierran y muy pocos los productores–creativos que tenemos. Aquí se le llama productor o creativo al profesional que sabe utilizar el abrelatas y mezclar programas de todas partes (si al menos imitaran lo bueno).

También es verdad que bajos presupuestos para desarrollar proyectos televisivos, radiales o periodísticos terminan ofreciendo productos de muy poca calidad. Cada medio, por muy pequeño que sea, tiene aspiraciones grandes de llegar a la mayor cantidad de personas, elabora estrategias que buscan alcanzar los mercados y marcar en audiencia números que favorezcan las ventas.

Aquí es donde empiezan las discrepancias en las empresas dedicadas a la difusión de contenidos por los medios de comunicación. Por un lado cumplir con objetivos claros y definidos para todos los medios de comunicación y por otro responder al interés de conseguir balances económicos razonables al final de cada periodo fiscal. Quizás por eso en lo más “novedoso y original” que se enfrentarán las televisoras en el rango de la juventud tiene que ver con el baile y con los juegos (digamos que bailar es bueno y la agilidad física nos ayuda todos), cualquier cosa menos interrogarlos sobre el arte, la ciencia y la tecnología… no vayan a salirse con una cantinflada.

Otros dirán que andamos desde hace tiempo atravesando una crisis de contenido a todos los niveles y, siendo las cosas así, como siempre los medios dirán: nosotros únicamente reflejamos la realidad que vive la sociedad.

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Publicado el 22 de junio de 2009 en el diario la Prensa