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La opinión de…
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ARACELLY DE LEÓN –
deleon.aracelly@gmail.
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‘ No es posible seguir diciendo que en Panamá no hay discriminación hacia las mujeres, y que ellas tienen que luchar por lo suyo, como lo hacen los varones.
Durante el siglo XX la tarea de la nación panameña fue la recuperación de la soberanía y la unificación del territorio dividido por la Zona del Canal. Cumplida esta meta, la sociedad panameña se enfrenta a un reto mayor: disminuir las enormes brechas en la calidad de vida de los diferentes grupos humanos. Panamá es uno de los países más desiguales del mundo. A pesar de tener un alto crecimiento del Producto Interno Bruto, no hemos logrado sacar de la pobreza a un tercio de la población (entre ellos, al 96% de la población indígena). Lo que es peor aún, casi la mitad de los menores de 5 años, son pobres, con todo lo que eso significa en términos de salud, calidad de los aprendizajes, autoestima y expectativas hacia el futuro. Se supone que esa es nuestra generación de relevo.
El Informe de Desarrollo Humano 2010 del PNUD, publica por primera vez el IDH ajustado por la Desigualdad (IDH-D), es decir, un indicador del nivel de desarrollo humano de las personas de una sociedad que tiene en cuenta su grado de desigualdad. Según este indicador, Panamá pierde el 28.3% de su logro en el Índice de Desarrollo Humano (0,775) a causa de la desigualdad para quedar con un valor de 0,541 y pierde 20 puestos en la clasificación original del IDH (54), para quedar en el lugar 74 entre 156 países. Esto es grave, y más si vemos que sólo hay dos países que pierden más puntuación que Panamá: Perú con un cambio de clasificación de 26 y Argentina con 21.
La desigualdad es el principal problema de la sociedad panameña. Y aquí nuevamente recibimos la ayuda del PNUD. Este año se presenta el Índice de Desigualdad de Género (IDG), que abarca tres dimensiones (Salud sexual y reproductiva, Empoderamiento y Mercado laboral) y cinco indicadores (mortalidad materna, fecundidad adolescente, escaños en el Parlamento, nivel de instrucción, participación en la fuerza laboral). Al aplicar este índice a Panamá, nuestra clasificación cae del lugar 54 (IDH) al 81 (IDG). Es decir si la desigualdad es una característica de la sociedad panameña, esta situación se agrava cuando se analiza la situación y la posición de las mujeres.
Estas cifras que nos regala el Informe de Desarrollo Humano 2010, son un argumento indiscutible para justificar la necesidad del empoderamiento de las mujeres en Panamá. No es posible seguir diciendo que en Panamá no hay discriminación hacia las mujeres, y que ellas tienen que luchar por lo suyo, como lo hacen los varones. Con este argumento se continúa escatimando a las mujeres el derecho a participar en la toma de las decisiones más importantes en las altas esferas del poder político y económico.
Las mujeres hemos demostrado con creces nuestra capacidad y compromiso con la sociedad trabajando sin desvelo, dobles y triples jornadas, para sacar adelante a nuestras familias y por ende contribuyendo con el desarrollo socioeconómico del país. Es hora de hacerles justicia a las mujeres panameñas.
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<> Este artículo se publicó el 21 de enero de 2011 en el Diario La Estrella de Panamá, a quienes damos, lo mismo que a la autora, todo el crédito que les corresponde.
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