La necesidad de cambios

La opinión del Ingeniero….

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Cristóbal Silva

Actualmente, el país se encuentra en una coyuntura en la cual el gobierno propone cambios (reformas) anunciados durante la campaña electoral, los que el mismo gobierno considera se convirtieron en compromisos con la nación una vez el entonces candidato se convirtió en Presidente electo. Varios de estos cambios son compatibles con los que por tanto tiempo ha esperado la sociedad panameña.

El Presidente en sus discursos y mensajes sigue expresando su voluntad y deseos de lograr los cambios prometidos, lo cual aún refleja su convencimiento en torno a esta dirección de gobierno, la cual tiene claras rutas en cuanto a reducir la ignorancia mediante una mejor educación, achicar la brecha en la estructura social y económica y combatir la corrupción y la impunidad, aspectos que han contribuido a mantener una desigual distribución de la riqueza en el país que no permite reducir los niveles de pobreza en nuestra sociedad.

Este es un proceso que por su naturaleza requiere un carácter firme para tomar decisiones difíciles y la disposición de hablar con la verdad aún cuando políticamente no parezca ser lo más conveniente. Esto significa que a través de todo el trayecto hay que caminar admitiendo dudas sobre los resultados finales que se pretenden en virtud del comportamiento aleatorio de las variables que se manejan.

Asimismo, los cambios generalmente producen resistencias, controversias y rozan con el accionar de todos los poderes del Estado ya que se tratan de cambios integrales para los cuales tienen que intervenir todos los poderes del Estado y la ciudadanía en general en armónico espíritu de colaboración.

Para lograr cambios significativos hay que hacerlo como nación entera, transmitiendo un sentido de “destino unificado”. Esto no es una nueva filosofía. Hay ejemplos de grandes líderes en varios países que han logrado avanzar sus sociedades aplicando este conocimiento. Sin embargo, este propósito tropieza con la indiferencia de una sociedad dividida y la coraza individualista de cada miembro de la nación.

Los cambios para lograr la reducción de la pobreza, menos corrupción, una mejor educación, más empleo, vivienda para el pobre, etc., enfrentan dificultades que no son puramente técnicas y con soluciones en un plan de diez puntos. Son temas que necesitan cambios profundos en sociedades como la nuestra, específicamente en sus valores y culturas.

Al mismo tempo, las soluciones requerirán cambios en las políticas de los gobiernos, para acompañar los cambios requeridos en las sensibilidades de las personas y en sus propias mentes.

La transformación de conciencias y de moral no se logra mediante públicos debates, a veces absurdos, ni tampoco mediante un batallón de abogados que argumentan de ambos lados, batalla que pierden siempre los pobres porque siempre tienen menos defensores.

Los cambios que se buscan tienen que ser producto de todos, no de un gobierno, por lo que los esfuerzos tienen que ser unificados.   No podemos mantener una sociedad con sectores tirando en direcciones diametralmente opuestas.

Es función de los gobiernos persuadir a cada miembro de la sociedad para que apoyen las metas comunes propuestas, basados en una realidad común que involucra compromisos de ambos lados y como expresa el Presidente Obama de los Estados Unidos, también involucra “el arte de realizar lo que es posible”.   No es solamente una función de un Presidente, es el compromiso de toda una nación, que aún no ha alcanzado todo su potencial de desarrollo.

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Este artículo  fue publicado el 24 de marzo de 2010 en el Diario El Panamá América, a quienes damos, lo mismo que al autor, todo el crédito que les corresponde.

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