El quinto avatar de Gustavo El Magnífico

La opinión de…..

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Evans A. Loo R.

La reelección es un tema complejo y lleno de espinas. No importa si se trata de un presidente o de cualquier otro dignatario que deba ser designado por el voto popular o comunitario.

En aquellos cargos donde se puede manejar dinero a manos llenas, donde se tiene mando y jurisdicción, donde las lisonjas y los halagos son constantes, es impensable el resignarse a dejarlos, sin al menos hacer la pelea.

Son los puestos donde se entiende que es lícito servirse del cargo, no servir a cabalidad a los demás. Es usual que los elegidos por un lapso determinado, una vez llegado el fin del periodo luchen a brazo partido, torciendo la ley y la constitución para ser reelectos. Tratan de atornillarse a los cargos y permanecer en el a como de lugar.

Hace dos siglos ya decía Simón Bolívar: «… nada es tan peligroso como dejar permanecer largo tiempo a un mismo ciudadano en el poder. El pueblo se acostumbra a obedecerle y él se acostumbra a mandarlo; de donde se origina la usurpación y la tiranía».

Ha regresado el tema de la reelección. Esta vez, la del rector de la Universidad de Panamá, quien lleva más de 10 años en el cargo. Quizás se trate de un plato de sobremesa, para aquella que es un secreto a voces en todos los círculos: la reelección presidencial.

Si 10 años no son suficientes para concluir un proyecto eso es lamentable. Y es deplorable que llegado el momento de irse, pretenda quedarse por una reelección sin haber demostrado que durante su gestión hiciera algo digno de mencionarse.

Modificar la ley para permitir la reelección de una persona es un sacrilegio democrático y enmendar la constitución solo para eso, una apostasía que merece la excomunión democrática y un exorcismo. La reelección tiene más inconvenientes que ventajas. Es paralizante. Dificulta el cambio, la creatividad y la innovación. El sistema se debilita por estancamiento. Es encubridora y es inmoral. Poder que no quiere dejarse a otros, deviene en abusivo. Poder que se alarga de manera forzada, siempre termina corrompiéndose. El poder puede ser utilizado para duplicar el poder. Los recursos pueden ser utilizados para forzar la reelección. El clientelismo es una de estas formas de abuso. Ya sabemos que una gestión gubernamental popular, se puede fabricar. Hay pruebas abrumadoras que hemos sido víctimas del engaño mediante la propaganda.

Más de 10 años es altamente perjudicial. Pareciera como si en lugar de reelecciones estuviésemos frente a verdaderos avatares de los dioses. Y como están las cosas, tenemos la impresión que presenciaremos el quinto avatar de Gustavo el Magnifico.

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Este artículo se publicó el  28  de abril de 2010 en el diario  El Panamá América a quienes damos, lo mismo que al autor, todo el crédito que les corresponde.

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