Me las dan hechas

Qué poco manejo de la diplomacia y las relaciones sociales tienen quienen nos gobiernan.    La opinión de….

 

 

MÓNICA MIGUEL
monicamiguelfranco@hotmail.com

Hace varios meses una mujer me escribió para quejarse de que yo nunca veía las cosas buenas y me la pasaba quejándome y poniendo como chupa de dómine a todos.   No diré que no, pero es que convendrán ustedes conmigo en que me las dan hechas, las bestias pardas que tenemos como autoridades me las ponen a tiro semana tras semana, lo difícil es no escribir sobre sus boutades.

Hace apenas dos semanas aluciné por escrito con el despliegue coreográfico del ex boxeador Carrasquilla, y esta semana aún no he conseguido salir de mi asombro mientras tecleo con la boca abierta con el riesgo de que algún insecto se me atore en el gaznate. Háganse ustedes la idea: tempranas horas de la noche, una fiesta en un pequeño hotel en una céntrica calle de la capital, borrachos descontrolados y una llamada al corregidor que se resuelve con éste en plan ‘el vengador justiciero tatatachán’ apareciendo en pleno hotel rodeado de una manada de gorilotes (disculpen, mis fuentes no han sabido decirme si había también gorilotas) para reñir a los malos malosos e imponer de nuevo el orden y las buenas costumbres.   El dueño del hotel, viendo peligrar la buena imagen de su establecimiento, recién estrenado, llama directamente a su amigo, el administrador general de la autoridad de turismo (bendito país este donde puede accederse a cualquiera con una simple llamada de auxilio) y como si se tratara de la señal del murciélago en la luna aparece el justiciero en la escena, para enfrentarse directa y corporalmente con la molesta autoridad presente.

Y ahí lo tenemos, en vivo y en directo, grabado para la eternidad en cámara, el pobre corregidor enseñando sus arañazos. ¿Arañazos? ¡Sí, arañazos! ¡Mira tú qué cosas! Y mostrando sus prendas que, al parecer, habían sido arrancadas por el presunto agresor. Díganme, si ustedes fueran huéspedes de este hotel ¿se quedarían en el país?   Sí, no relean, he preguntado bien, no he dicho en el hotel, he dicho en el país, porque a mí lo que me da miedo no es ni siquiera la jauría de policías que invaden el hotel por una solemne pendejada, (ojo, que soy la primera en llamar a la policía cuando alguien hace fiesta fuera de las horas adecuadas, porque si yo no molesto no aguanto que me molesten) pero esas cosas se resuelven con una patrulla y un policía acercándose a recepción, preguntando por el gerente en turno y diciéndole muy amablemente, o controla a sus huéspedes o tendremos que ponerle una boleta.   Y si el gerente no puede, él solo o con todos sus compañeros, controlar a los traviesos y pícaros revoltosos, pues llama de nuevo a la policía pidiendo ayuda, controlada y discreta.

Pero a ver, que alguien me explique ¿qué hacía allí el corregidor?   ¿Y el administrador? Lo dicho, que si yo fuera un huésped en un hotel, en un país extranjero, me daría un poco de canguelo pensar donde me he ido a meter si es así como se solucionan las cosas.

Porque si tantas ganas tiene el señor administrador de arañar al contrincante lo que debería de haber hecho, (ojo, no hago apología de la violencia, pero si tienes que hacer lo que tienes que hacer por lo menos controla los daños colaterales, ¿no?) es citarlo a solas.   Y luego tu palabra contra la mía. ¿Pero delante de las cámaras de canales nacionales?   Noooo……hay cosas y hay cosas, y hay cosas que dan vergüenza ajena.

Lo que denota este tipo de hechos es el poco manejo de la diplomacia y las relaciones sociales que tienen los que nos gobiernan, el escaso sentido de sus obligaciones y de lo que se debe y no se debe hacer y la nula reflexión que ponen en sus decisiones, que siempre terminan repercutiendo en el resto del país.   Riamos por no llorar.

 

*

<> Este artículo se publicó el 26  de diciembre de 2010  en el Diario La Estrella de Panamá, a quienes damos,  lo mismo que a la  autora,  todo el crédito que les corresponde.

Deja un comentario