De religión, infieles y corruptos

La opinión del Escritor y catequista católico…

Carlos Vargas Vidal

¿Cómo poder entender a quienes hablan de religión y naufragan en el intento? Pero, eso no parece importar, la quijotada sigue siendo esta: “No sé lo que hablo, pero afortunadamente muchos creen entenderme”. Hoy día, con eso de la libertad de expresión, ser vocingleros y locuaces es todo un mérito. ¡Y el papel lo aguanta todo! Pero no nosotros.   Y la buena prensa tampoco.

El asunto está no en criticar a la religión sino en despedazarla. Hacerla inocua para nuestros propósitos. O porque ya Dios no importa. O porque solo lo necesito a él. Así, lo hago un mito o destierro su culto. En esas estamos. Es la confessio peccati del infiel y del corrupto. ¿Qué le vamos a hacer?

En la filosofía de la religión encontramos la suma de su existencia: religar, unir.   Es, pues, el vínculo de piedad que nos une a Dios. Y al que estamos obligados a buscar y recuperar después de haberle perdido por el pecado. No porque lo dijo santo Tomás de Aquino. Lo dice la buena lógica. Y el sentido común.

La piedad tiene su forma de expresarse. Pero si se la dejamos al arbitrio de los hombres y mujeres termina por ser otra cosa. Y Dios, quien todo lo sabe, ya lo había previsto. Envió a su hijo, en carne propia, y creó su Iglesia sobre Pedro.   Y sobre esa piedra se ata la religión cristiana.   Su querido vínculo de piedad. Y es tan sencillo conocer la voluntad del Creador. El que a ustedes escucha a mí me escucha. Lo que ustedes aten o desaten quedará igualmente atado o desatado en los cielos. Y a nadie más confirió tales poderes.

Pero Adán y Eva existen desde siempre.  Hay que desoír a Dios. Es lo que nosotros queremos. No lo necesitamos; y si lo necesitamos tiene que ser a nuestra manera, a nuestro gusto. Para eso somos hijos de la terquedad y la concupiscencia.   Nacen pues otras religiones. La pagana y la que no lo es, pero a su manera.

El infiel no es tampoco que sea corrupto. Ni el corrupto sea infiel. Pero ambos andan por caminos equivocados. Uno es un desvarío y el otro un desvío. Lejos de la voluntad de Dios. Y, ¿acaso eso importa? No parece. Sin embargo somos el reflejo de lo que pensamos y de lo que queremos.

Religión, infidelidad y corrupción siguen siendo un problema de la verdad. Y de quienes quieren relativizarlo todo. Por ejemplo, en virtud de esa vinculación con Dios solo puede haber una religión verdadera. O creemos en Dios, o no creemos. Y si le amamos, seguimos sus mandamientos.   Miente quien no lo hace. Y no está en la verdad.

Cierto también es que el recto hablar como el recto escuchar y comprender son un don de la divinidad que no se otorga a cualquiera. ¡Pidámoslo con humildad!

No se ama lo que no se conoce, y no se puede defender lo que no se ama.

*

<> Este artículo se publicó el 23  de noviembre de 2010  en el diario La Prensa, a quienes damos,  lo mismo que al autor, todo el crédito que les corresponde.
Más artículos del autor  en: https://panaletras.wordpress.com/category/vargas-vidal-carlos/

Índice de iniquidad

La opinión de…

Xavier Sáez-Llorens

Bienestar y desarrollo deberían ser palabras mutuamente incluyentes.   En la práctica, parecen conceptos antagónicos. Cuando uno lee que Panamá ocupa posiciones cimeras de América Latina en el índice de competitividad global, lo normal sería alegrarse.   Al analizar los factores ponderados, empero, la felicidad se convierte en tristeza.

Estamos en envidiables escalafones en lo que se refiere a mercado financiero, ambiente macroeconómico y adaptabilidad tecnológica, pero peleamos protagonismo con países africanos en educación,   transparencia institucional,  justicia y algunos aspectos de salud pública.   Estas iniquidades sociales son fina cortesía del clientelismo y corrupción de nuestros políticos durante dos décadas de democracia.

Como estoy harto de denunciar la mediocridad de gobernantes, diputados y magistrados o el “juega vivo” en las instituciones públicas, prefiero concentrarme en los ministerios sociales.   En el ámbito educativo, el foro económico mundial nos calificó mal en calidad de la enseñanza primaria, retención de estudiantes a nivel secundario, capacidad de los docentes y adiestramiento curricular en ciencia.    En materia sanitaria, salimos mal librados en prevalencia de infección por VIH, tuberculosis, malaria y mortalidad materno-infantil.    Estas deficiencias son espejo de nuestro fracaso con cumplir los Objetivos del Milenio para 2015. Una vergüenza.

La solución parece fácil, pero la ineptitud y soberbia de los tomadores de decisión dificulta progresar y propiciar el bien colectivo. La educación pública panameña requiere una urgente reforma, no selectiva sino integral. No basta con mejorar la cobertura escolar para toda la niñez panameña, incorporar novedosos métodos audiovisuales o impartir el idioma inglés en las asignaturas. Es imprescindible desarrollar el pensamiento crítico en los estudiantes, desterrar los misticismos, inculcar la investigación científica e impulsar una reflexión filosófica pragmática en las actividades del saber académico.

Las calificaciones en salud son inaceptables para un país tan pequeño y medianamente rico. Debemos minimizar la malaria en áreas indígenas y atacar de forma contundente la tuberculosis, enfermedad ligada a pobreza, hacinamiento, insuficiente atención primaria y circulación del virus del sida.   La cifra de infectados por el VIH se aproxima al 1% de toda la población.

Esta elevada prevalencia obedece al machismo, promiscuidad, escaso uso de preservativos, falta de información mediática, campañas ministeriales sutiles e intermitentes y educación sexual mojigata en los colegios.   Los resultados de una encuesta realizada por investigadores del Instituto Gorgas, bajo el liderazgo de la Dra. Ruth de León, muestran el gigantesco desconocimiento que existe en la juventud en el campo de la sexualidad.

La infidelidad, en ambos géneros, es notoria pero lo peor es que ésta se ejecuta de manera insegura. La gente no usa condones. Esta irresponsabilidad es similar a no vacunarse contra la poliomielitis, no ponerse el casco al viajar en moto o no utilizar el cinturón de seguridad dentro de un vehículo en marcha.   Además del riesgo de adquirir infecciones de transmisión sexual (la sífilis también anda en aumento), la mujer se expone a embarazos no deseados, cada vez más frecuentes en niñas jóvenes.

La mortalidad infantil ronda el valor de 20 x 1000 infantes menores de 1 año de edad.   Cuba, Chile, Costa Rica y Puerto Rico, con cifras inferiores a 10 x 1000, nos dan una bofetada monumental. Los lactantes panameños se están muriendo en comarcas, regiones rurales y bolsones urbanos marginados debido a desnutrición, infecciones prevenibles y a una reciente disminución en tasas de vacunación.

La mortalidad materna se acerca a niveles de 50 por cada 100 mil niños nacidos vivos y en este índice nos superan aún más países de la región. Embarazos de alto riesgo en adolescentes, inasistencia a citas de control prenatal y abortos clandestinos son las principales causas de las defunciones.   Tristemente, el fácil acceso a métodos anticonceptivos está diseñado para clases adineradas, no para los segmentos más desaventajados que más lo necesitan.

La ceguera de nuestras autoridades es deprimente. La educación sexual y reproductiva es urgente, tanto en eso que llaman “valores” (los que deben ajustarse a la generación actual) como en la prevención (estrategia más barata e impactante). Los púlpitos sirven para dictar sermones espirituales a creyentes, no para normar la educación y salud pública de la nación.

Proyectos modernos y civilizados como, por ejemplo, la esterilización de mujeres que lo soliciten o la no discriminación de la homosexualidad se enfrentan a oposiciones viscerales basadas en creencias retrógradas y actitudes machistas.   Tal parece que a la derecha religiosa infiltrada en este gobierno le conviene mantener a la colectividad en tinieblas para beneficio particular.   La historia debe pasarles factura por las muertes y secuelas evitables que ocasionen en sus años de mandato.   En el siglo XXI, la hoguera debería aplicarse a los hipócritas de moral única.  Amén.

<> Este artículo se publicó el 3  de octubre  de 2010 en el diario La Prensa, a quienes damos,   lo mismo que al autor,  todo el crédito que les corresponde.

*

Amores prohibidos

La opinión de la Psicóloga Clínica  Especialista de la conducta humana…

GERALDINE EMILIANI

El tema de la infidelidad en una pareja es muy delicado y no pretendo con este escrito juzgar a nadie sobre este comportamiento.
Debido a una encuesta a nivel nacional sobre Salud Sexual y Reproductiva sus resultados señalan que el 46.4% de los hombres y el 48.9% de las mujeres casadas o en unión informaron ‘haber tenido dos o más compañeros sexuales en el último año’.
Esta cifra no me ha de extrañar en lo absoluto. En el caso de las mujeres infieles, tengo más de 10 años de estar hablando sobre el particular, sus causas y sus consecuencias: La mujer desde que ingresó al mercado laboral tiene más oportunidad de estar en contacto con el sexo masculino. También se hace de amistades masculinas en los centros universitarios. Asidero para conocer, apreciar y valorar lo que no consigue en casa, tomando en consideración que las actividades diarias de la mujer —de estos tiempos— están en la calle más que en su hogar.
Claro está, que no son todas las mujeres que tienen este comportamiento, pero la cifra es alarmante y nos debe preocupar y considerarla como un problema de salud pública, porque todos en la familia se afectan y los hijos se han de convertir en las víctimas de su adulterio. Más aun cuando la mujer debe ser el soporte emocional del hogar.

Otros motivos de infidelidad en una relación de pareja son la intensidad y frecuencia de las discusiones.   Y, si de venganza hemos de referirnos debido a la infidelidad del cónyuge, no es una norma a seguir en el sexo femenino. Y, no pasa más de un flirteo con algún galán en una noche de diversión con sus amigas.

A la mujer, le gusta sentirse segura, amada y respetada todos los días del año.   Cuando se encuentran en la etapa del enamoramiento, se idealiza a la persona amada, pero, al pasar el tiempo, la realidad es otra. Empiezan a verse los defectos del marido y, a la vez teme perderlo y quedarse sola y decide no dejarlo y aguantar sus insolencias y, en el peor de los casos, el maltrato físico y emocional empieza a dar la batalla, situación que le mantiene lesionado su cuerpo y su alma. Este hecho es otro motivo para entregarse muchas veces al primero que se le acerca y le calienta las orejas.

Como cosa del destino, conoce a otro hombre de recia personalidad, con una voz varonil, amable, cortes y con un toque seductor y, se siente protegida. El nuevo Adonis le pone sobre la mesa todo su arsenal de hombre cautivador. Su mente ya la ocupa otra ilusión.

Empiezan las excusas y pretextos y se las ingenia de las mil maravillas para encontrarse con su amado. Llega a casa y sigue su rutina mental acusadora:   ‘No puedo más, esto no puede seguir’.   Al primero siente amarlo porque lo necesita, al segundo lo necesita porque siente amarlo, y parece que no quiere perder a ninguno de los dos. Verdaderamente se encuentra en un callejón sin salida.

¿Están el hombre y la mujer preparados para vivir a largo plazo todos los compromisos morales, afectivos y económicos que exige el matrimonio? El noviazgo es, precisamente, la etapa para darse cuenta si dos personas que se aman pueden, o no, formar un matrimonio feliz.

Conviene que estén atentos a los pequeños detalles que pueden estar ocultando problemas graves. El amor se idealiza cuando la realidad es otra en la convivencia entre ambos.   Cuando un matrimonio va mal, la culpa es de los dos.   La diferencia en el hombre y la mujer infiel, es que, el hombre por su naturaleza puede continuar su relación con su mujer en casa y tener a la vez relaciones simultáneas. La mujer infiel es de tener una relación fuera de su hogar.

A la mujer la intimida el sentimiento de la culpabilidad y tiende a expresarlo a su marido. En cambio, el hombre guarda silencio y, ni siquiera ha de admitirlo si lo atrapan en su comportamiento infiel.

A la mujer en esta situación, solo un consejo: ‘Al corazón no se le manda, él solo se enamora y punto y esto fue lo que te pasó cuando elegiste al que sería tu esposo, el padre de tus hijos. Y, lo mismo te sucede con lo prohibido que atrae y caes en el juego de la aventura sin saber que ese juego te puede llevar por mal camino.   A tu marido, trata de ayudarle a que te mire y te haga sentir mujer.   Tú tienes el control’.   Al marido le digo: ‘Empieza a ser el hombre que necesita tu mujer. Y, si te consideras el macho de la película, los cuernos para nada te favorecen. Y, si ambos no han de lograr evitar la infidelidad, deben buscar ayuda profesional’.

<> Artículo publicado el 29  de septiembre  de 2010  en el diario La Estrella de Panamá,  a quienes damos,  lo mismo que a la autora,   todo el crédito que les corresponde.

¿Educación sexual… ?

La opinión de…

Alejandro Cantón–Dutari

Hace poco apareció la conclusión de un estudio interesante sobre el comportamiento sexual de los panameños. Y, entre otras cosas, parece confirmarse algo que había observado en mi práctica clínica de 40 años:   primero, las mujeres no son tan “sexualmente fieles” como se decía; segundo, no hay mucho conocimiento adecuado sobre salud sexual y reproductiva, y tercero, la protección contra el VIH es aterradoramente inadecuada …

Leí que se discute la fiabilidad estadística del estudio, pero sí demuestra una tendencia hacia una verdad de todos conocida, pero no considerada como real.

A través de mis años profesionales participé de varias versiones de alguna comisión nacional de educación sexual. El resultado final fue que los participantes nos educamos muchísimo… pero esto no pasó al público, porque siempre hubo algún grupo de poder que evitaba cualquier intento de instaurar educación sexual y reproductiva en los colegios.

En la actualidad hay toda una controversia sobre temas sexuales, desde infecciones de transmisión sexual hasta derechos basados en orientación sexual pasando por embarazos socialmente precoces y sigan contando.

Nada se solucionará a largo plazo si el público no cuenta con la educación necesaria. De nada sirve que tengamos los grandes especialistas en cada materia si sus conocimientos no se traducen en acciones que amplíen la información necesaria en la población.

¿O es que se está manteniendo la tradición milenaria de controlar al pueblo a través de su ignorancia?

<> Este artículo se publicó el 27 de septiembre de 2010 en el diario La Prensa, a quienes damos,   lo mismo que al autor,  todo el crédito que les corresponde.

El chismoso electrónico

La opinión de la Psicóloga Clínica especialista de la Conducta Humana….

GERALDINE EMILIANI

Hay una nueva forma de agarrar a tu pareja en plena infidelidad. Y es a través del teléfono celular. La nueva modalidad tiene nombre: el ‘chexting’ que es la mezcla de engañar (cheat) y escribir mensajes (texting). Hay cientos de historias de infidelidad debido al gran soplón que es el celular. Y, esto se debe a la distracción, un elemento que te hace abstraerte en otras cosas dejando tu celular a merced de tu pareja.   Son personas realmente descuidadas y este concepto cae de a pelo al sexo masculino. Las mujeres en este sentido suelen ser más discretas. Si te encuentras en una relación de infidelidad y te escribes mensajes de texto con tu amante debes ser más cuidadoso/a.

Hay miles de formas de hacerlo: borrar de inmediato el mensaje escrito, no dejar el celular por cualquier lugar, activar el modo de silencio y no despegarte nunca del aparato.   Sin embargo, los muy cuidadosos también caen en la sospecha.   Hay quienes se llevan el celular al baño y hasta se disgustan si descubren que lo dejaron cerca de su pareja o también usan hasta dos celulares provocando más desconfianza.   Un aparato es usado para sus llamadas regulares y el otro exclusivo para sus andanzas fuera de casa. Para muchas de las agencias de investigaciones el celular es un factor importante porque por medio de la tecnología se descubren llamadas extrañas y se consigue el detalle de las mismas con facilidad.

El uso de los celulares pueden reformar las leyes sobre el divorcio. Incluyendo el teléfono celular como una de los agravantes para obtener la liberación de la pareja. El celular puede ser un elemento más de prueba para demostrar ante el juez un adulterio como causa de divorcio. Si el juez lo dispone puede, incluso, conseguir de las compañías celulares para que envíe un informe de las llamadas y mensajes de texto de uno de los cónyuges. Los mensajes de texto suelen atraer más que si la persona habla con su propia voz a su pareja. Es una nueva forma de atracción en nombre del amor.

Los mensajes de texto ocupan el lugar que en otro tiempo tuvieron las cartas de amor. El celular no es el motivo. El motivo de la infidelidad son otros, porque con o sin el celular el o la infiel se las arregla para comunicarse con su amor.  Si estás involucrado en una situación de infidelidad no hagas más daño del que estás haciendo.  Trata de ser más precavido/a en el uso del celular. Aunque lo saludable es no involucrarse en este tipo de relaciones.

<>

Artículo publicado el x de julio de 2010  en el  Diario La Estrella de Panamá , a quienes damos, lo mismo que a la autora, todo el crédito que les corresponde.