Las estrellas “anticuadas” náuticas

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La opinión del Ingeniero Electro Mecánico y  miembro de la Asociación Panameña de Aficionados a la Astronomía…

Louis Taylor

Ljtaylor3@gmail.com

El próximo 15 de enero de 2011, se celebrará en Panamá, más precisamente en Clayton, el 1er Congreso Nacional de Astronomía, en donde expositores nacionales e internacionales presentarán temas de interés para todos aquellos que deseen buscar respuestas en los cuerpos celestes más allá de nuestra atmósfera. La Asociación Panameña de Aficionados a la Astronomía está a cargo de tremenda organización y cómo un pequeño preámbulo de lo que se irá a exponer en el Congreso deseo presentar varios escritos sobre astronomía práctica de aficionados.

Cuando amigos y conocidos compran sus telescopios y me preguntan qué estrellas son interesantes para observar, yo les contesto: ¿Ya miraste la luna? Sí. Bueno, sigue con las estrellas náuticas.   ¿Las qué?

Aunque las estrellas vistas a través de un telescopio son simples puntos de luz, en el caso de las estrellas náuticas no sólo sirven para ver, sino que sirvieron por mucho tiempo para orientar.   Por qué digo que sirvieron… porque ya el GPS y los sistemas de radares las han puesto en desuso, pero aun así se les obliga a los marinos a estudiarlas.

Son un grupo de 57 estrellas, que incluso son observables de noche con la contaminación de las luces de la ciudad, ya que son de primera y segunda magnitud (es decir: son bien brillantes). De ellas puedo mencionar la estrella roja Betelgeuse, que está al norte de las “tres marías”.   Si apunta a esa estrella con su telescopio, usted está observando una supergigante roja (que lo curioso de ella es verla de ese color) candidata a ser Supernova, ya que además de grande ya está en sus últimos milloncitos de años de vida, lo que provocará que explote, si es que ya no ha explotado y la luz de tan magno evento no nos ha llegado.

La otra estrella interesante es Rigel, una blanca brillante al sur de las “tres marías”.    Lo atractivo de esta estrella es que a simple vista es una, pero si la apuntas con un telescopio de 8 o 10 pulgadas de diámetro realmente son dos. A este sistema se le llama binario, es como si vieras, valga la comparación, a la estrella con su “luna” estelar.

Cosa curiosa, ya con la dirección de estas estrellas Betelgeuse al Norte y Rigel al Sur de las “tres marías” te has orientado, a groso modo, con los puntos cardinales Norte y Sur, siendo el cinturón de las tres marías tu guía Este y Oeste.

Sin embargo, esta es una orientación algo ambigua, en la actualidad la estrella que realmente te indica donde está el punto cardinal Norte se llama Polaris, que inusitadamente, no está en la lista de las estrellas náuticas.   Digo, que en la actualidad, porque no siempre fue la estrella polar. Para el tiempo de los egipcios y la construcción de la gran pirámide, su estrella polar era Thuban en la constelación del Dragón. ¿Esto por qué? Por un movimiento que tiene la tierra llamado Precesión (que se los dejo ahí para que lo investiguen).

Para nosotros los panameños, la estrella polar está muy cerca del horizonte, casi raspándolo, así que un horizonte con montañas, árboles o edificios no nos la permitirá ver y si el horizonte está despejado y tiene el reflejo de las luces de la ciudad también nos va a proporcionar algo de dificultad observarla. ¿y hacia donde hay que apuntar?   Pues claro, hacia el Norte. Espero verlos a todos en el Congreso, saludos.

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<>Artículo publicado el  14  de enero de 2011   en el diario El Panamá América,   a quienes damos,  lo mismo que al autor,  todo el crédito que les corresponde.

Fotografiando lunas sangrientas

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La opinión del Ingeniero Electromecánico  Miembro de la Asociación Panameña de Aficionados a la Astronomía. …

Louis Taylor 

Ljtaylor3@gmail.com

El próximo 15 de enero de 2011, se celebrará en Panamá, más precisamente en Clayton, el 1er Congreso Nacional de Astronomía, en donde expositores nacionales e internacionales presentarán temas de interés para todos aquellos que deseen buscar respuestas en los cuerpos celestes más allá de nuestra atmósfera. La Asociación Panameña de Aficionados a la Astronomía está a cargo de tremenda organización y cómo un pequeño preámbulo de lo que se irá a exponer en el Congreso deseo presentar varios escritos sobre astronomía práctica de aficionados.

La fotografía no es mi fuerte, sin embargo, cuando el pasado 21 de diciembre de 2010, estaba anunciada un eclipse lunar, no sólo quería verla, también deseaba ardientemente tener un recuerdo de este magno acontecimiento: quería fotografiarla.

Desde el fin de semana anterior, preparé mi equipo: seleccioné un telescopio de montura dobsoniana de 18 pulgadas (203 mm) de diámetro y utilizaría un ocular de 25 mm. Como el telescopio tiene un radio focal de 5.9, no requiero que la cámara tenga una velocidad tan alta para captar suficiente luz, así que con una cámara digital sencilla de esas cuya velocidad de obturación sea 1/30 seg para las fases parciales y de 1/2s para la fase total del eclipse para mí era suficiente. Esto no es problema, lo que sí era una dificultad era cómo montar la cámara al ocular del telescopio. Pues se utilizó un aparato que por su nombre en inglés se llama “steady pix”, es un dispositivo mecánico que se agarra al ocular por medio de una grapa atornillable. (Si tiene la facilidad de un internet puede buscarlo y ya verá a qué me refiero). Este soporte fue de gran ayuda ya que me permitía mover la cámara, gracias a que tiene unas bisagras, para ver con mi ojo en el ocular del telescopio y después, reubicarla sin necesidad de muchas molestias para reenfocar. Después de unas pruebas, sólo era cuestión de esperar.

Llegó el día anhelado. Dormimos mi hijo y yo para lograr estar despiertos al amanecer. Según los sitios web, el eclipse ocurriría a la 1:45 am. Ya cerca de esa hora, sacamos el equipo, eran la 1:30 am y el eclipse ya había empezado (de ahí me di cuenta no hacerle mucho caso al internet). Tuvimos que darle velocidad para apuntar el telescopio y después enfocar la cámara (para los que no han usado un telescopio nunca, parece mentira, pero apuntar a la luna, siendo un cuerpo celeste tan grande, cuesta mucho ejercicio) Ya con todo listo, obtuvimos nuestras primeras fotos… ¡lo logramos!, nos felicitábamos mi hijo y yo…hasta que empezó a llover. Mover todo hacia la terraza de la casa, fue un va y viene terrible ya que no queríamos dañar todo lo preparado por culpa de una desesperación descontrolada. Pudimos ubicarnos bajo techo. Gracias a Dios, la lluvia sólo duró segundos y reacomodamos el telescopio y la cámara. Esta vez sí fue maravillosa. Tomamos mi hijo y yo un sinfín de fotos a todo lo largo del evento. Podíamos, incluso, ver el eclipse a través de la pantalla LCD de la cámara. No hay palabras para describir cuánto asombro y en el punto de la totalidad: ¡la luna de color rojo!. Este fenómeno se da debido a la reflexión de la luz solar a través de la atmósfera de la tierra que llega a la parte de la sombra que cubre a nuestro satélite durante el eclipse. Es como si viéramos otro astro en el cielo. Ya tengo las fotos. Ya tengo el extraordinario recuerdo. Bueno, será hasta el 2014 cuando vuelva a ocurrir otro fenómeno igual.

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<>Artículo publicado el  6  de enero de 2011   en el diario El Panamá América,   a quienes damos,  lo mismo que al autor,  todo el crédito que les corresponde.

Papá, quiero un telescopio

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La opinión del Ingeniero Electro Mecánico y Miembro de la Asociación Panameña de Aficionados a la Astronomía.

LOUIS  TAYLOR
Ljtaylor3@gmail.com

El próximo 15 de enero de 2011, se celebrará en Panamá, más precisamente en Clayton, el 1er Congreso Nacional de Astronomía, en donde expositores nacionales e internacionales presentarán temas de interés para todos aquellos que deseen buscar respuestas en los cuerpos celestes más allá de nuestra atmósfera.

La Asociación Panameña de Aficionados a la Astronomía está a cargo de tremenda organización y cómo un pequeño preámbulo de lo que se irá a exponer en el Congreso deseo presentar varios escritos sobre astronomía práctica de aficionados.

Empezaré, aprovechando esta temporada de Navidad y Año Nuevo, con la solicitud de quien desea empezar el pasatiempo de la astronomía: comprar un telescopio. Cuando me preguntan sobre este tema, siempre le respondo, ¡comienza con un binocular!   Pero nadie hace caso (ni siquiera yo, cuando me dieron el mismo consejo).

Así que, vamos a ser concretos: Cómprate un telescopio de moderado precio (cuando digo moderado precio, digo entre cien y ciento cincuenta dólares). No hagas caso de telescopios más baratos. Pide que sea de los largos, largos, que usan lupas para su aumento.   Sí, porque los hay que usan espejos. Y cuyo soporte, conocido como montura, sea de tipo azimutal (ni modo, tuve que usar un tecnicismo), es decir, que el telescopio pueda girar como si fuera una varilla sostenida en su centro, rotando alrededor de un punto de apoyo, y que pueda levantarse de arriba hacia abajo.

Si es tu primer telescopio y te quieren vender (el problema de Panamá es que ni siquiera el vendedor sabe de telescopios) uno cuya montura ves que tiene un contrapeso, no lo compres. Estos son de tipo ecuatorial, y requieres de un mayor conocimiento de astronomía que aún no tienes.

Busca, como le dije, uno que gire alrededor de sí mismo y que pueda levantarse angularmente de arriba hacia abajo. ¿Qué vas a ver?    Empieza como todo el mundo, con la luna. Deléitate con ella. Si sabes diferenciar los planetas de las estrellas. Apunta a los planetas y después sigue con las estrellas, algunas a simple vista aparecen solas, pero cuando le apuntas con tu telescopio se da cuenta que tiene una compañera, es decir, son dobles.

No pienses, ni sueñes que vas a ver lo mismo que hay en las revistas y libros. Esas son imágenes tratadas ya por profesionales, que a estas alturas no lo vas a conseguir jamás.   Además que el ojo humano en escasos segundos de oscuridad percibe más fuertemente el blanco y negro, en pocas palabras, muy poco color vas a ver a través de tu telescopio. Los aumentos en estos tipos de telescopios, también son muy leves, así que no verás los cuerpos celestes, a excepción de la Luna, tan tan cerca.

Generalmente, estos telescopios traen dos lentes oculares, uno con mayor acercamiento que el otro. Pues, aunque le duela oirlo, debe empezar a otear el cielo, con el ocular que menos aumento le proporcione.   Esto es así, ya que, aunque algo de aumento de imagen contemplarás, necesitas práctica para encontrar un astro, y los oculares con menos aumento tienen mayor ancho de campo que le ayudan en esa tarea.

Procura que el telescopio tenga un telescopito chico, llamado buscador. Este es una especie de mini telescopio que te sirve para localizar el astro que deseas observar en tu telescopio.

Y sobre todo, aprovecha las noches de verano, para usar su telescopio. Si no es persistente, el futuro de este extraordinario aparato puede terminar en el mismo lugar a donde lo llevan aquellos que ignoran sus beneficios: encajetado encerrado en un armario.

¡Muchas bendiciones para estas fiestas!

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<>Artículo publicado el  29  de diciembre  de 2010  en el diario El Panamá América,   a quienes damos,  lo mismo que al autor,  todo el crédito que les corresponde.

Un observatorio astronómico panameño

Un observatorio astronómico panameño

La opinión del Ingeniero Electromecánico…

Louis Taylor

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Desde que Galileo proyectó nuestros conocimientos de los astros a través de un telescopio, ha sido este innovador instrumento el impulsador, colaborador y comprobador de importantes teorías científicas a todo lo largo del mundo. Ni siquiera, la teoría de la relatividad de Einstein dejó de ser la excepción para que un telescopio corroborara la certeza de sus cálculos.

Nuestro país, Panamá, puede ser uno de los pioneros en la región Centroamericana, en ser el precursor del estudio astronómico con un observatorio. Muchos panameños tenemos ese sentimiento. Recién en la edición No. 483, de la Revista Lotería, el profesor panameño Leomar Acosta Ballesteros hizo una excelente redacción, exponiendo como proyecto las justificaciones de crear un observatorio nacional en Panamá e incluso hizo un cálculo inicial de lo que cuesta hacer esta inversión, que es muchísimo menor que lo que se gasta en construir un edificio en la Costa del Este o Paitilla. También La Asociación Panameña de Aficionados a la Astronomía, ha realizado estudios y planos de la utilidad de este complejo científico. Igualmente, la Universidad Tecnológica, gracias a una donación francesa, está interesada en instalar uno. Hay confluencia de intereses de que Panamá alcance ese ideal.

De mi parte, desearía aportar unos puntos adicionales de cómo ayudaría este instrumento para el progreso de nuestro país.

En primera instancia desarrollaría la ingeniería, daría un nuevo impulso en el área de la construcción que implicaría un novedoso campo para el diseño y edificación. No crearía más empleo, crearía unos Nuevos Empleos, lo que aportaría un abanico neófito de contrataciones.   Desarrollaría las matemáticas, con la integración de la trigonometría esférica al campo pragmático, la física con el estudio y la comprobación de las principales leyes desde la visual de nuestra geografía, la química con la corroboración de los elementos que componen el universo, entraríamos en el estudio de las micro-partículas, con el estudio de los rayos cósmicos, la estadística con el cálculo de fenómenos como las lluvias de estrellas o el seguimiento de asteroides cercanos a la Tierra.  También el observatorio pudiese ser de gran ayuda para la comprobación de nuestra latitud (con la ayuda de la estrella polar) y nuestra longitud (utilizando los satélites del planeta Júpiter).

Incluso, políticamente es viable. Qué político no quisiera tener su nombre grabado como el primero en impulsar el primer observatorio centroamericano o el primero en promover el crecimiento científico de nuestro país. Recordemos que los viajes a la Luna fueron más políticos que científicos.

También desarrollaría el turismo, ya que construir un observatorio en la capital, por su cercanía al canal, las áreas verdes que provocan nubosidad y la contaminación lumínica sería perjudicial. Su mejor ubicación sería dentro del área del arco seco del país donde la nubosidad y las lluvias serían mínimas y los cielos más despejados. Esto promocionaría otro interés turístico y un punto de desarrollo social para esta región.

Por estas y muchas razones, estando en el Año Internacional de la Astronomía, propongo que se de luz verde a un proyecto de esta magnitud para el beneficio de todos los panameños.

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Publicado el 24 de agosto de 2009 en el diario El Panama America Digital, a quien damos, lo mismo que al autor, todo el crédito que le corresponde