Patrimonio cultural, su significado y retos para su conservación

la opinión de…..

.

Orlando Acosta

La noticia del desplome del Hotel Central en el centro histórico de la ciudad de Panamá hace imperioso reflexionar sobre el valor y significado de los elementos del patrimonio cultural y los mecanismos para su gestión y conservación. También se hace imperante una discusión sobre el rol de este patrimonio cultural y su significado para nuestra sociedad.

La experiencia panameña la considero fracasada, si ponemos en perspectiva temporal los resultados de la ejecutoria de los actores públicos y privados. Los resultados en el plano de lo arquitectónico han sido devastadores en el caso del Hotel Central, mediocres en otras intervenciones desde el punto de vista de la restauración. La mayoría exhiben violaciones a las normas y falta de criterio en la conservación.

En lo social, las inversiones y las intervenciones han sido las menos. Bajo el lente de mi percepción, la principal debilidad la ubico en que la conservación patrimonial en Panamá no ha encontrado un equilibrio entre los intereses privados, la función social del patrimonio y su significado para nuestra sociedad. Esta situación condiciona el desempeño de lo privado y de lo público y compromete la acción transparente y la independencia de la institucionalidad y su compromiso en la aplicación de la norma.

Las normas, reglamentos y demás instrumentos han sido doblegados a favor de los intereses del sector privado, principalmente el de carácter inmobiliario. Otras decisiones en lo funcional, como las intervenciones arbitrarias del Ejecutivo –como el cierre de calles– esto último, a metros del hoy hotel derribado.

El patrimonio cultural y la función residencial, identificada por los gestores del mercado para su valoración se centran en la idea de maximización de utilidades. La igualdad es simple: mayor metraje igual a mayor ingreso. Esto se valida cuando el mismo mercado asigna al metro cuadrado demolido o construido en el Casco Viejo como el más caro en todo la ciudad de Panamá. Que lo digan los promotores. La restauración de los inmuebles no encuentra convergencia entre los intereses privados y los sociales.

El Estado y su frágil institucionalidad ha sido débil en la aplicación de la norma. La batalla parece estar perdida y el caso más patético lo evidencia hoy la ruina del Hotel Central. Los escombros hablan de lo mismo. ¿Qué más evidencia?

Hace tiempo la organización social panameña manosea la figura de patronatos para la conservación del patrimonio cultural. El resultado de este modelo ha tenido relativo éxito en materia de conservación y administración del patrimonio cultural, debido, entre otras razones, a que concilia intereses, administra fondos y apoya en la aplicación de la norma.

El desarrollo de la figura de los Patronatos está limitado por la ausencia de foros de discusión sobre el tema general del patrimonio y la nueva modalidad de gestión en la sociedad panameña. Veamos.

El Patronato de Panamá Viejo (PPV), creado en el año de 1995 –y a nuestro juicio el modelo más exitoso en el tema de la administración del patrimonio cultural panameño– participa en el manejo, administración, conservación y difusión del Conjunto Monumental de Panamá Viejo.

Tiene una junta directiva representada por personas de organizaciones privadas y públicas y varias comisiones de trabajo con el propósito de asesorar a la junta directiva. Ha suscrito y mantiene 12 convenios con instituciones académicas y científicas a nivel local e internacional. Tiene un laboratorio de conservación y un departamento de Arqueología y Arquitectura. Opera un Museo en sitio, único de carácter urbano–arqueológico que existe en la ciudad.

En más de 10 años el Patronato de Panamá Viejo es reconocido como un exitoso instrumento, abierto y transparente para la conservación, investigación y comunicación.

Desde nuestro punto de vista, este modelo lo ubico en el plano de lo exitoso, con mayor apertura en términos de participación social ciudadana en el tema de conservación, investigación y divulgación del patrimonio cultural.

La diferencia de Panamá Viejo con el Casco Viejo es que el primero es un espacio relativamente vacío y el otro es un espacio habitado. Ambos sí, llenos de conflictos en lo social y en lo urbano. Esta condición marca la diferencia, pero hay oportunidad de exportar lecciones aprendidas y esto podría darse mediante la discusión de sus resultados.

Es necesario destacar que el Patronato de Panamá Viejo no ha producido demoliciones al interior del Conjunto Monumental que es objeto de su tarea diaria.

El Patronato de San Lorenzo y Portobelo es el más reciente en escena. Se organiza para conservar dos sitios de categoría mundial y cuyos valores arquitectónicos, culturales y naturales se encuentran en peligro de destrucción. No hay noticias públicas sobre él. Veamos cómo resulta su ejecutoria.

En nuestra opinión, una característica clave para el éxito de los patronatos es la composición de sus membresía y los mecanismos de relevo y representación social. ¿Quiénes son sus miembros? ¿Son representativos de los intereses de la sociedad? ¿Cómo se eligen? ¿Cómo se toman las decisiones en el seno de la organización? ¿Son transparentes en su gestión? Estos temas –a nuestro juicio– pueden ser mejorados con voluntad de los mismos patronatos.

Se requiere de una mayor apertura en la discusión social que permita la inclusión democrática en sus instancias de decisión. Solventado este aspecto veremos mayor transparencia, efectividad en su gestión, más recursos para su operación y garantía para una continuidad del patrimonio cultural de la sociedad panameña.

<>

Publicado el 24 de enero de 2010 en el Diario La Prensa, a quienes damos, lo mismo que al autor, todo el crédito que les corresponde.