Desde tiempos inmemoriales y mucho antes que nuestras tierras fueran visitadas y conquistadas por los españoles y aventureros provenientes del viejo continente, el clima de Panamá se ha caracterizado por dos estaciones bien marcadas: la estación seca que generalmente se extiende de mediados de diciembre a finales de abril, principalmente en la vertiente Pacífica, con períodos más cortos en la vertiente Atlántica; y la estación lluviosa, de principios de mayo a mediados de diciembre.
Factores climatológicos pueden adelantar o atrasar estos períodos generalmente de una a tres semanas, siendo estos períodos más marcados en la región del arco seco de nuestro país que comprende las áreas costeras de las provincias de Coclé, Herrera y Los Santos.
Este comportamiento de nuestro clima no es algo caprichoso ni es influenciado por acciones humanas en una franja tan estrecha de territorio como lo es el Istmo de Panamá.
El movimiento de la tierra alrededor del sol, con el consiguiente cambio en declinación, producto del cabeceo de nuestro planeta, en su trayectoria circunsolar y la migración asociada de las grandes corrientes de aire da origen a las estaciones climáticas, en algunas regiones modificadas por factores oceanográficos y orográficos.
En nuestra latitud el aparente movimiento del sol se posa directamente sobre nuestras cabezas dos veces al año: el 13 de abril y el 29 de agosto, siendo los días en que los rayos del sol caen perpendicularmente sobre nuestro territorio.
La zona afectada por esta mayor intensidad solar se conoce como Zona de Convergencia Intertropical cuya migración estacional por nuestra región causa las estaciones seca o lluviosa. En los meses de septiembre, octubre y noviembre la zona de convergencia se encuentra sobre Panamá y produce gran cantidad de lluvias. En febrero la zona se aleja al sur de Panamá y por tanto no tenemos lluvia durante febrero, marzo y parte del mes de abril.
Informaciones recopiladas por la Autoridad del Canal de Panamá indican que factores oceanográficos han afectado la duración de la temporada seca en algunos años de registros hidrológicos.
En los años 1932-1933; 1938-1939; 1947-1948; 1976-1977; 1982-1983; 1997-1998, la estación seca se extendió en algunos casos hasta mediados de junio por la aparición durante dichos años del llamado “fenómeno del niño” u Oscilación del Sur, fenómeno producto del sobrecalentamiento superficial de las aguas del Pacífico ecuatorial.
Este fenómeno se presenta cíclicamente en períodos de cuatro a siete años. Se está siendo costumbre en nuestro país que cada vez que se aproxima la estación seca, mediados de diciembre, escuchamos cantos de sirena que se avecina el “fenómeno del niño” y debemos correr a construir presas, abrevaderos y ensilar forraje para el ganado.
Sabemos que este es un fenómeno cíclico y que su aparición depende de anomalías positivas de la temperatura en el Pacífico ecuatorial. Recientes informaciones del Centro de Predicción Climática del Servicio Nacional del Tiempo de la NOAA de Estados Unidos, del Instituto Internacional de Investigaciones para la Predicción del Clima y del Buró de Meteorología del Gobierno Australiano, predicen que hasta por lo menos el invierno (noviembre 2009- abril 2010) del hemisferio norte continuarán fortaleciéndose condiciones del niño 3-4, coincidiendo prácticamente con nuestra estación seca.
Queremos enfatizar que en nuestro país y especialmente en la región del Arco Seco, es necesario preparar a nuestros agricultores y ganaderos para enfrentar la estación seca todos los años.
Debemos enseñarles que deben almacenar agua, ensilar forraje, mejorar los pastos y sistemas de pastoreo. Debemos construir sistemas de riego y mejorar los sistemas de abastecimiento de agua, perforación de pozos y embalses.
No esperar a que se presente la época seca para construir las presas. ¿Cómo almacenar el agua si ya las quebradas se han secado? Las presas se deben construir durante o al final de la época seca para que podamos llenar los embalses en la época de lluvias. Si son presas temporales construidas anualmente se deben construir al final de la época de lluvias cuando los caudales de estiaje son todavía altos y poder almacenar agua para la época seca.
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Publicado el 24 de noviembre de 2009 en el diario El Panamá América, a quien damos, lo mismo que al autor, todo el crédito que le corresponde.
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