Por una Asamblea Nacional Constituyente

La opinión de…

Olmedo Beluche

Las cartas están sobre la mesa: el actual bloque oficialista y el presidente, Ricardo Martinelli, aspiran a la reelección, para lo cual requieren una reforma a la Constitución Política. Pero al igual que los gobiernos de los últimos 20 años, el nuevo parche a la Constitución de 1972 pretenden hacerlo de manera controlada para que sus intereses sean preservados y, si algo cambia, sea para peor. Por ello el mecanismo elegido para las reformas es que lo haga la actual Asamblea Nacional, bien controlada desde el Ejecutivo, y que sus decisiones sean ratificadas por un plebiscito o referéndum.

Se trata de que el poder político siga en manos de la misma oligarquía y sus políticos de siempre. Además de la reelección presidencial, se avizoran en la agenda ataques puntuales a derechos sociales y a la soberanía nacional (como la extradición de nacionales o que Estados extranjeros posean propiedad territorial, como en las minas). El objetivo, liquidar los últimos vestigios del Estado desarrollista de los años 1970 con su concepto de soberanía nacional, suplantándolos por el Estado neoliberal que se ha venido construyendo durante tres décadas y su sometimiento al “libre mercado”.

La oligarquía que controla el país tiene claro su concepto de Estado, y no podemos culparle por ello. El problema es de la clase trabajadora y sus organizaciones, sindicatos y movimientos sociales, que no han construido una concepción coherente sobre el Estado y el régimen político panameño. Por ello, o avanzamos unidos en levantar una concepción del Estado y el régimen desde la perspectiva de los intereses populares, alternativo al de la oligarquía, o seremos simples peones en el juego de intereses de la burguesía.

No debe volver a repetirse lo sucedido en la recién clausurada Comisión de Reformas Electorales (CNRE), en la que era imperativo para el movimiento obrero y popular ganar espacios democráticos de participación política, como la rebaja sustancial en la cuota de adherentes para partidos y candidatos por libre postulación, entre otras reformas, lo que fue desaprovechado sin pronunciamientos contundentes, ni movilización, por parte de la organizaciones sociales. El resultado fue una “curita” que no cambia nada sustancial.

En la CNRE, luego de que Frenadeso logró la importante conquista de acceder a un puesto en la mesa, no presentó propuestas de fondo y dejó la silla vacía la mayor parte del tiempo. Por su parte, Conato y Conusi optaron por no ir más allá de las propuestas muy moderadas del Foro Ciudadano, convenientemente controlado por la Apede y el Conep, incluso con derecho de veto. La única voz solitaria que se alzó con propuestas independientes fue la del Partido Alternativa Popular.

Urge que Frenadeso, Conato y la Unidad de Lucha Integral del Pueblo discutan un plan de acción común frente al proyecto de reforma constitucional que se nos viene encima. El primer punto de ese acuerdo tiene que anteponer a las reformas controladas de Martinelli, la exigencia de una Asamblea Nacional Constituyente con delegados elegidos por el pueblo de manera que no sólo la partidocracia actual pueda postular, sino que también el movimiento social pueda llevar sus voceros a la constituyente.

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Este artículo se publicó el  5  de enero de 2011   en el diario La Prensa, a quienes damos,  lo mismo que al autor, todo el crédito que les corresponde.

Supermercado de la política panameña

La opinión del Secretario General de CONUSI – FRENADESO….

GENARO   LÓPEZ
rologe54@yahoo.com

La principal actividad de un supermercado es ofrecer diversas mercancías a distintos precios, quienes tienen ingresos las pueden comprar. En el plano de la política panameña parece operar una lógica similar.

Las principales autoridades de gobierno (ministros, viceministros, directores de entidades, embajadores, cónsules) son nombradas a partir de su grado de consanguinidad, amistad o identidad partidaria. Es decir, por el solo hecho de parentesco o afinidad política parecen ‘merecer’ un cargo en las instancias gubernamentales. Esta práctica ha convertido, parafraseando la teoría del mercado, el parentesco en dinero que permite comprar altos cargos en la esfera pública. O sea, se institucionaliza la ‘ley del nepotismo’ en el supermercado político.

Algunos ejemplos en el actual gobierno, nombramiento de la hija de Giselle de Calcagno (ministra de la Pequeña y Mediana Empresa y ex-miembro del PRD), la hermana de Papadimitriu (ministro de la Presidencia). Martinelli, ha dado su cuota con el nombramiento de trabajadores de sus empresas (entre otros el director del Servicio de Protección Institucional del Estado, el director del Instituto de Investigación Agropecuaria, la ministra de Trabajo, la contralora de la República y algunos de los hijos de sus empleados ubicados, por ejemplo, en el Sistema Estatal de Radio y Televisión, en el IFARHU, el Servicio de Migración y Naturalización), igualmente sus familiares se colocan en embajadas y consulados, así como familiares políticos.

Esta situación parece consolidarse como regla de la gestión de gobierno, profundizándose en los últimos años (1990 a la fecha). Bajo la administración de Ricardo Martinelli, esta regla del mercado político parece respetarse, a pesar de que durante la campaña electoral prometió acabar con el nepotismo, considerada una ‘falla del mercado electoral’. Sin embargo, la compra ha sido a gran escala.

Por otro lado, a pesar de que constitucionalmente se establece la separación de poderes entre los Órganos de Gobierno, las compras también se realizan a estos niveles. Escandaloso han sido los cambios de tolda política de los diputados, y más aún las insinuaciones de sumas de dinero que han generado estas transacciones políticas. En esta semana, nuevamente se evidencian las compras, el PRD admite la pérdida de varios diputados, dicho sea de paso algunos de ellos comprados en años anteriores por este colectivo.   Similar situación se presenta a nivel de alcaldías y representantes de corregimientos. Esto es el ‘libre mercado político’ a su máxima expresión.

Pero el supermercado también funciona en lo empresarial.   Quienes aportaron ‘donaciones’ a las campañas políticas reclaman sus intereses, siendo beneficiados con jugosos contratos en el sector público o con leyes personalizadas que les permiten evadir impuestos.   A este nivel se ofrecen las llamadas contrataciones directas y se desregulariza el mercado (eliminación del control previo). Pero el gran atractivo del supermercado son los megaproyectos, que permiten trasladar ingresos sociales a manos privadas y que uno que otro ‘funcionario’ entre ‘pobre y salga millonario’ o entre ‘millonario y salga billonario’.

Lo cierto es que el nepotismo, la galopante corrupción y las canonjías empresariales, representan un alto costo para los que pagamos impuestos, la clase trabajadora y el pueblo. Además, pone en evidencia la demagogia que impera en los discursos electorales y la podredumbre que impera en la partidocracia.

Esta realidad es reprochable, máxime cuando se argumenta que no existen recursos financieros para abastecer a la CSS de los insumos que se requieren para una atención con calidad y calidez a los asegurados; o cuando se niega aumento de pensiones y jubilaciones, aunque el 41% de éstos viven en pobrezas, o se rechaza la propuesta de aumento salarial a los educadores; cuando se despiden miles de funcionarios públicos.

Frente a la continuidad del nepotismo y la corrupción, estamos obligados a organizarnos y construir unidad desde las bases, a fin de crear nuestra propia alternativa que permita levantar una sociedad de justicia y democracia.

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<> Este artículo se publicó el 5  de dicembre de 2010  en el Diario La Estrella de Panamá, a quienes damos,  lo mismo que al  autor,  todo el crédito que les corresponde.

Diputados nacionales: ¿Necesitamos un minisenado?

La opinión del  Abogado, político independiente…

Juan Manuel Castulovich

La Constitución de 1904 tuvo como modelo a la colombiana de 1886; pero, de manera notable, se divorció de ésta en cuanto a la conformación del Órgano Legislativo.   Colombia, al igual que la mayoría de los países, tiene un Órgano Legislativo bicameral, con Asamblea de Diputados y Senado; Panamá, en cambio, adoptó el sistema unicameral, con una sola corporación legislativa: la Asamblea de Diputados.   Su nombre ha variado de Asamblea Nacional a Asamblea Legislativa y viceversa, pero no su naturaleza esencial.

 

Cuando para superar la crisis política de 1945, incubada desde “el golpe de estado” del 41, fue convocada la Asamblea Nacional Constituyente, se introdujo la fórmula de “los diputados nacionales”, elegidos junto con los que representarían a cada una de las nueve provincias. Este grupo especial de nueve (9) diputados, seis principales y tres suplentes, no representaban a ninguna provincia sino a todo el país.   Ellos fueron: Abilio Bellido, Diógenes de la Rosa, Luis E. García de Paredes, Jacinto López y León, José Isaac Fábrega y Esther Neira de Calvo, principales, y Antonio Carrillo Vargas, Luis M. Hernández y Raquel Walker de Ducruet, suplentes.

El ensayo de los “diputados nacionales” tuvo corta existencia. La Constitución de 1946 no recogió esa figura. En su artículo 106, expresamente dispuso que todos los diputados a la Asamblea Nacional serían elegidos, por provincias.

En las Constituciones de 1941 y 1946, se crearon, respectivamente, una “Comisión Permanente” y “la Comisión Legislativa Permanente”. En la del 41, integrada por cinco (5) diputados, con la función de “asesorar al Poder Ejecutivo” cuando éste así lo solicite”. En la del 46, eran siete, uno de los cuales era el presidente de la última legislatura, que la presidía

La “Comisión Permanente” del 41 (ver Art. 79) era intrascendente, pues en el Art. 88, de la misma Constitución se creó otra “Comisión, Ad-hoc”, que era la que debía intervenir cuando la Asamblea otorgara al presidente de la República “facultades extraordinarias” para legislar mediante “decretos leyes”.

Los diputados que formaban parte de esas comisiones, por la función que ejercían, elevaban temporalmente “su estatura política” y, en cierta forma, “se desprendían del resto de sus colegas”; pero no eran un “mini Senado” ni nada que se le pareciera.

Según se ha anunciado, “los beneméritos magistrados”, como “ultima y novedosa aportación de su sabiduría electoral”, estarán proponiendo reintroducir la figura de “los diputados nacionales”, para que sea discutida como corolario de las interminables sesiones de la Comisión de Reformas Electorales; con la pretensión de que entre en vigor para las elecciones del 2014.

En esta materia, al igual que con “otras iniciativas”, como las de “las listas cerradas”, el triunvirato electoral demuestra su falta de sentido de la realidad. Desconoce nuestra tradición constitucional, ha perdido y hecho perder tiempo y recursos del Estado en “debates bizantinos”, con el deliberado propósito de soslayar los temas esenciales, para preservar “el status quo” y el reinado de la “partidocracia”.

Los llamados “diputados nacionales” sólo servirían para encumbrar a supuestos “super sabios legisladores”, una especie de “minisenado”, que accederían a ese privilegio por “arreglos” entre quienes controlan los partidos. Y como no habrá que esperar mucho, pronto se aclarará el entuerto.

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<>Artículo publicado el  30  de noviembre  de 2010  en el diario El Panamá América,   a quienes damos,  lo mismo que al autor,  todo el crédito que les corresponde.
Más artículos del autor en: https://panaletras.wordpress.com/category/castulovich-juan-m/

Presidente independiente

La opinión del Abogado y Ambientalista panameño…

Juan Ramón Sevillano Callejas

Falta mucho para las elecciones de mayo de 2014 y ya salieron encuestas sobre quién o qué partido las ganará. La verdad es que los panameños estamos hasta la coronilla de los partidos políticos y de sus amanuenses.

¿Hasta cuándo el pueblo va a elegir amorales, inmorales, codiciosos, ignorantes, maleantes, incompetentes o gentuza que solo se les ve cada cuatro años?

Necesitamos acabar con la partidocracia y ahora con la presidocracia. Deseamos una verdadera democracia, en la que el pueblo decida, por sí solo, su destino. No necesitamos una democracia participativa, que es esa donde supuestamente se oye al pueblo, pero no se le obedece.

Necesitamos a un presidente que no pertenezca, ni haya pertenecido a ningún partido político, ni tampoco a ninguno que se haga un partido propio para meter muchas veces las patas. Uno que cambie la Constitución, para darnos una verdadera independencia judicial de los otros poderes, mediante su elección, no por los políticos para protegerse penalmente, sino escogidos por la sociedad civil y todos sus sectores y con supremacía de créditos académicos y valores morales.    El pueblo además debe elegir a los procuradores y al contralor general de la República.

Un presidente que apoye de verdad a los productores nacionales, por encima de los importadores, para que haya seguridad alimentaria y no para que intermediarios se hagan ricos. Uno que construya muchos mercados de abastos en todas las ciudades, donde podamos comprar directamente a nuestros hermanos campesinos.

Necesitamos un presidente que le declare la guerra a los delincuentes, aun a pesar de que sabemos que en el conflicto vaya a caer gente buena e inocente. Que en sus tres o seis primeros meses de gobierno, declare estado de excepción o de sitio, como quiera llamársele.   El pueblo sabe, y por tanto la policía lo sabe, quienes son los delincuentes.   Si no se ha acabado con ellos, es por intereses oscuros del cual se benefician unos cuantos.

Queremos un presidente que acabe con la vulgaridad, la maleantería, la chabacanería, las atorrancias, en especial en los medios de comunicación social, el juega vivo, las chupatas a todas horas y en todos los lugares.

Necesitamos a alguien que ponga orden y decencia en este país.   Que se respete no solo para las autoridades, sino también a las personas de buen vivir.   No es posible que gente sin camisas y chancletas (por ejemplo) le grite obscenidades a la gente buena cuando estos últimos llamen la atención sobre su actuar incorrecto.

Le urge a Panamá un presidente que construya, además, centros de atención médica en las montañas, comarcas y en todos los lugaresapartados, para que nuestra gente humilde y sus niños no se mueran de un resfriado.

Uno que escoja los programas de estudios de los cinco mejores colegios del país y haga con ellos uno mejor, para que se imparta, tanto en colegios públicos como privados. Que restablezca la doble jornada escolar, para que nuestros niños no tengan tiempo de ocio y se conviertan así en buenos ciudadanos.

No necesitamos a un presidente que necesite un mazo para hacer los cambios que él crea, necesitamos a un presidente que haga los cambios que el pueblo quiere y que por encima de todo tenga la inteligencia y la capacidad para realizarlos de la mejor forma posible.

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<> Este artículo se publicó el  8  de noviembre de 2010  en el diario La Prensa, a quienes damos,  lo mismo que al autor, todo el crédito que les corresponde.
Más artículos del autor  en: https://panaletras.wordpress.com/category/sevillano-callejas-juan-r/

El hombre y sus circunstancias

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11 DE OCTUBRE DE 1968  – La opinión de…

Rubén Darío Paredes 

En fechas que marcan sucesos trascendentales en el país como hoy, 42 años después del 11 de octubre de 1968,  sugerimos hacer una pausa para reflexionar y, como un águila, mirar desde las alturas, embriagados de optimismo hacia nuestra república, comprendiendo que los panameños hemos logrado hacer de ella una nación hermosa y pujante.

 

Solo ayer, en 1903, éramos la patria imberbe, indefensa, temerosa y bajo amenaza, pues aún teníamos el cordón umbilical unido a Colombia. Aquellas circunstancias obligaron a nuestros próceres a buscar protección en la bolsa marsupial de Estados Unidos para acumular fuerzas y lanzarnos luego a perfeccionar nuestra soberanía, lo que tomó un siglo.

 

Hoy, tras solo 107 de vida independiente, la república luce vigorosa y autodeterminada ante los retos para su desarrollo. La ocasión es propicia para repasar los hechos que fueron tallando nuestra personalidad de nación libre y soberana.

 

Veamos entonces. Algunos historiadores tildan de oportunista, conspirador e impostor al ingeniero Philippe Bunau–Varilla, porque siendo francés y no panameño incurrió en un abuso o arbitrariedad, al firmar el tratado a perpetuidad con Estados Unidos, sobre el Canal y zonas adyacentes, el 18 de noviembre de 1903, en la residencia del secretario John Hay, en la ciudad de Washington.

Deberíamos preguntarnos ¿Cuáles eran las circunstancias imperantes que obligaron a nombrar a este francés como nuestro primer embajador ante el Gobierno norteamericano?   Él no pudo autonombrarse embajador ¿verdad?

 

Ubicándonos en aquel episodio de emergencia independentista en 1903, nuestro primer presidente, colombiano de nacimiento, el Dr. Manuel Amador Guerrero y la “Comisión de Asuntos Constitucionales, a nuestro juicio jugaron su mejor carta al designar a Bunau–Varilla como embajador plenipotenciario y negociador ante EU, quien a juicio de muchos cumplió con la patriótica misión que se le había encomendado de negociar el tratado, una réplica exacta confeccionada por los gringos, la misma que había rechazado Colombia unos meses antes.

 

Bunau–Varilla partió hacia Washington con dicho documento en su maletín e instrucciones precisas para convertirlo en un tratado, sin dilación. Además, desarrolló una participación decisiva de inteligencia estratégica ante la Casa Blanca, en apoyo a la decisión separatista de Panamá de Colombia. Por otra parte, había demostrado tener vínculos de influencia, confianza y el respeto de los norteamericanos.

Es evidente que Bunau–Varilla no necesita que alguien –y menos yo– un siglo después lo defienda, lo que deseo es introducir el pensamiento filosófico sobre la conducta y proceder de los hombres.

 

El escritor español Ortega y Gasset expresa que la actuación de los hombres las definen las circunstancias donde se encuentra inmersos… “Yo soy y mis circunstancias”.   En consecuencia, opinamos que Bunau–Varilla, contrario al criterio de aquellos nuestros próceres, supo hacer frente con devoción a sus circunstancias, en 1903.

 

Durante el primer golpe de Estado en la historia republicana, el 2 de enero de 1931, las “circunstancias” imperantes obligaron a los hermanos Harmodio y Arnulfo Arias, letrados cabecillas del movimiento populista “Acción Comunal” a actuar contra la oligarquía, que derrocó al presidente constitucional Florencio H. Arosemena y dejó un saldo de 12 muertos.   Los objetivos de ese movimiento se desvanecieron en corto tiempo entre los intereses y la partidocracia.

 

El 3 de abril de 1959,  Santa Fe de Veraguas, Cerro Tute:  “Don Anatolio, mandó a decir a don Chico que salga temprano mañana y que use otro camino, porque estalló la guerra; la Guardia Nacional al mando de un capitán Torrijos está en el pueblo de Santa Fe”.

 

La presencia militar obedecía a que 25 estudiantes se habían alzado en armas contra el Gobierno y se encontraban en las faldas del cerro Tute. Cincuenta años después, Virgilio García, uno de los estudiantes combatientes expresó: “En esa gesta perdí a mi hermano menor Domingo García y a otros cuatro compañeros.   La aventura valió la pena, como consecuencia de ese alzamiento fructificó con los años en el golpe militar del 11 de octubre de 1968, entonces la situación del país mejoró radicalmente”.

 

El 11 de octubre de 1968, cuando la institucionalidad de la Guardia Nacional se vio amenazada por el gobierno del Dr. Arnulfo Arias, quien ganó las elecciones de mayo de 1968, al cancelar y derogar la Ley del Escalafón de Méritos y Antigüedades de la institución, y cuando algunos jefes obligados al retiro habían claudicado inertes, “eran las circunstancias”.

 

Además, en una previa crisis política que culminó con una conspiración de los partidos, es decir un “golpe parlamentario”, pero fallido, contra el presidente constitucional Marco A. Robles, en las postrimerías de su mandato, ese “parlamentazo” lo que buscaba era la cabeza política del Dr. Arnulfo Arias.

Omar Torrijos y prácticamente toda la oficialidad de la Guardia Nacional, decidimos derrocar al presidente Arias por instinto de conservación personal e institucional.   El constitucionalista Dr. Carlos Bolívar Pedreschi da una versión en un ensayo publicado de aquellos sucesos previos al golpe del 11 de octubre, donde reseña, cuáles fueron las “circunstancias” que obligaron a los militares de la Guardia Nacional a derrocar al Dr. Arnulfo Arias.

 

Pasan los años y desde la óptica de ese águila en las alturas, Omar Torrijos representa el “último prócer” de la creación de nuestra república.

<> Artículo publicado el 11  de octubre de 2010 en el diario La Prensa, a quienes damos,    lo mismo que al autor,   todo el crédito que les corresponde.

De manifiesto engaños de la clase política

La opinión del Ex Secretario General del SUNTRACS – FRENADESO…

GENARO LÓPEZ

Continúan los métodos de quebradera de brazos en el seno de la llamada clase política. Los cambios de tolda están a la orden del día, las disputas presupuestarias por fricciones de partidos en el gobierno, las denuncias de corrupción pasadas y presentes, las arremetidas a lo interno de las alcaldías (Panamá y San Miguelito), están a la orden del día.    Ello es una evidencia más de la podredumbre que impera en la partidocracia, es una muestra de que entre gobierno y oposición burguesa no hay contradicción.

Mientras tanto, las demandas sociales siguen desatendidas, el costo de la canasta de bienes y servicios alcanza precios exorbitantes, varios planteles educativos se encuentran cerrados por problemas en sus infraestructuras, en los centros de salud e instituciones de la CSS es manifiesta la falta de insumos médicos y medicinas, continúan en franco deterioro la infraestructura vial, la inseguridad ciudadana es creciente, la informalidad laboral es el referente de más de la mitad de la población ocupada, continúan los despidos en el sector público, el endeudamiento público se acrecienta, el problema del transporte sigue en el círculo de la definición de los megaproyectos entre los grupos de poder económico, el abandono a la política de soberanía y seguridad alimentaria es evidente, se incrementan las actividades depredadoras del ambiente (proyectos mineros, hidroeléctricos, turísticos).

Asimismo, a pesar del rechazo del pueblo panameño a la nefasta Ley 30 el gobierno sigue en su decisión de mantenerla, pues, como hemos señalado, detrás de ella se sientan intereses empresariales que buscan hacerse de la riqueza nacional vía la eliminación de los estudios de impacto ambiental y profundizar el abaratamiento de la fuerza de trabajo, así como profundizar las leyes que satanizan la protesta social. El llamado diálogo no llega a ser tal, el gobierno pretende saltar la voz del pueblo de Bocas del Toro, quien vio morir a varios de sus hijos en el proceso de lucha contra la Ley Chorizo, pueblo que sigue en las calles exigiendo justicia para los cientos de afectados y para que se eliminen los expedientes amañados. Igualmente se burla de los pueblos originarios que han rechazado el Decreto 537, el cual violenta la Ley Orgánica de la Comarca Ngäbe Buglé.

Como si ello fuera poco, en sus acostumbradas metidas de pata, el ministro Mulino, no conforme con las manos manchadas de sangre indígena, ahora le declara la guerra a las FARC.   La posición asumida por el ministro, indudablemente que generó preocupación y rechazo en diversos sectores del país.

Ya en febrero pasado Frenadeso había denunciado que: ‘La política del gobierno de Martinelli arrastra al país hacia el conflicto armado de Colombia y puede ser usada por los sectores más recalcitrantes de la clase dominante como una excusa que le abra las puertas a una nueva intervención armada de Estados Unidos en Panamá. He allí la gravedad de los hechos’.

En general, se vive un estado de represión, antidemocracia y contra los sectores populares, que obviamente recrudece el deterioro de las condiciones materiales de vida y evidencian un retroceso en el cumplimiento de los derechos humanos en todos sus órdenes.

Quienes creyeron que Martinelli haría el cambio, hoy están mayoritariamente desilusionados, así lo evidencian las encuestas. Se pone al descubierto que ‘el voto castigo’ es un eufemismo, que los grupos que ostentan el poder económico y político, agrupados en la partidocracia, coinciden en su plan de gobierno, que sus intereses están dirigidos a seguir acumulando más ganancia y a seguir utilizando al Estado como instrumento para hacerse de riqueza personal.

Frente a ello, nuestra alternativa se sienta en la base de organizarnos y levantar nuestro propio instrumento político, a fin de erradicar la corrupción, el nepotismo y la partidocracia, para levantar las bases que refunden el país en un estado de justicia, democracia, respeto de los derechos humanos y plena participación social.

<>  Este artículo se publicó el 19  de septiembre de 2010  en el diario La Estrella de Panamá, a quienes damos,  lo mismo que al autor,  todo el crédito que les corresponde.

El asesor de los asesores

La opinión de…

Hugo Navarro  

En los últimos años el país ha estado en pleno florecimiento, por lo menos en el campo inmobiliario, que se ha elevado por encima de los pronósticos y cálculos proyectados por los expertos.

Esta inesperada situación ha creado un campo fértil para la improvisación de medidas y acciones que requieren más cautela para su ejecución.

Paralelo a ese crecimiento han surgido los asesores sabelotodo, conferencistas y todos lo que aceleradamente se han formado en las múltiples universidades a “tutiplén” con costos elevados que muchos pagan para convertirse en doctores y magisters al por mayor.

Estos expertos han encontrado en Panamá una plataforma de ignorancia promovida desde los años 1960 hasta la fecha que ha permitido ubicar con excelencia en el “país de los ciegos donde los tuertos ven”. Los curriculum vitae son valorados por la cantidad de títulos y no por sus conocimientos y experiencias.

Las campañas publicitarias permean a toda la sociedad y con anuncios engañosos y colores florecentes muy bonitos adornan y respaldan todas las mentiras y falsedades que se quieran presentar.   El consultor de los asesores adquiere prominencia debido a que nuestra estructura administrativa gubernamental es débil y la partidocracia se dedica a la repartición de los puestos.

La mayoría de los jóvenes recién graduados en universidades extranjeras y locales está interesada en formar parte del gobierno, ya que reconoce que es ahí donde puede iniciar su carrera y adquirir la experiencia para su próximo ascenso.

Son pocas las personas que teniendo la oportunidad de ser general antes de haberse iniciado como soldado raso se nieguen a asumir una posición sin haber ganado una batalla.

Recomendamos que el gobierno nuevo utilice a profesionales idóneos y experimentados en las posiciones donde se manejan grandes sumas de dinero y millones de dólares en costosas decisiones que a veces resultan inútiles para el desarrollo del país.

Estamos cansados de contribuir con nuestro esfuerzo y trabajo con muchas personas que si resultan excelentes en el entrenamiento que les brinda el gobierno, se van para el exterior en busca de mejores posiciones y salarios y, nuevamente, los contribuyentes tienen que cargar con los que se quedan, porque no pueden realizar las tareas que tienen bajo su responsabilidad.

Si tienes un padrino de alta posición política estás en el camino de los asesores, otros pueden surgir con base en su habilidad de conquistar por medio de su participación en campañas electoreras y estar cerca del ganador.   La formación del asesor es reafirmada por el paradigma: “Lo importante es mantenerse dentro de la estructura gubernamental no importa el partido y sus ideologías, lo importante es que te mantengas cerca de los que manipulan y mantienen el poder a toda costa”.

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Este artículo se publicó el 18 de julio de 2010  en el diario La Prensa,  a quienes damos, lo mismo que al autor,  todo el crédito que les corresponde.

Sin sorpresas…

La opinión del Jurista, Docente Universitario y Activista de Derechos Humanos…

Miguel Antonio Bernal V.    –

La despolitización, acompañada de la pluralidad de mecanismos mediáticos que alimentan el ilusionismo y el transformismo, han servido para que se amplíe el número de sorprendidos en importantes sectores de la población panameña ante ciertos hechos.

Sin embargo, en realidad, vemos que no hay sorpresas, como lo demuestra –desde Francia- la nueva condena de Noriega, a quien hace décadas, se lo tragó el poder. Sus epígonos locales se descuadernarán aun más si persisten en imitar su defenestrada autocracia.

En efecto, algunas autoridades -electas o no-, ignorantes de cómo obedecer, no han querido, ni sabido respetar el verdadero significado de la voluntad popular que, expresada en las urnas, les ha otorgado un mandato provisional para gobernar, no para abusar.   Sin embargo, no más llegar al poder reniegan de los derechos de los ciudadanos y de la concepción misma que nos enseña que el ser humano es sujeto portador de derechos y, por ende, autónomo, razonable y responsable. Se olvidan también que gobernar hoy día, implica una vigencia real del Estado de Derecho.

El ejercicio del poder implica que las acciones derivadas de los derechos políticos, civiles y sociales, no pueden ser vulneradas por la imposición de una conducta que impida que las opciones ciudadanas aborden los asuntos del Estado, ni tampoco que no puedan ejercer los controles apropiados sobre la legalidad y legitimidad de sus actos. La clave para el “cambio” reside en quienes eligen y en quienes controlan y vigilan a los elegidos.

El optimismo desbordante motivado por el triunfo electoral, llevó a muchos a creer que se solucionarían de manera inmediata, los mayores males del país. Hoy, a un escaso año, la decepción sobrepasa las expectativas de los más optimistas, mientras la “ley carcelazo”, la “ley chorizo” se suman como peligrosos eslabones a la ya iniciada cadena de actos gubernamentales convertidos en Ley, para considerarnos súbditos suplicantes y no ciudadanos actuantes.

No hay sorpresas entonces, cuando arrestan al periodista Carlos Nuñez, cuando Migración retiene a Paco Gómez Nadal o cuando la Procuradora suspendida revela la “visita ministerial” y el contundente: ”aténgase a las consecuencias”, de parte del jefe del Ejecutivo;   ni tampoco las hay cuando los magistrados rectores del Órgano Judicial acuerpan, sin escrúpulos, su llamamiento al juicio al que ha sido condenada.    Ni hay sorpresas ante la comprobada ineficacia, ineficiencia e incapacidad demostrada con creces por el Alcalde capitalino, a pesar de la superprotección que le brindaron tempranamente desde el Tribunal Electoral –pasando por todos los Organos del Estado- hasta la partidocracia anticiudadana.

Lo sencillo y básico que se requiere con urgencia es más democracia, mayor expansión de la ciudadanía y de sus libertades y garantías, más transparencia y, sobre todo, menos imposiciones y arbitrariedades.

Los recientes acontecimientos y protestas en Changuinola y Colón, nos revelan expresiones de descontento por la falta de información, de diálogo, de debate. Sin sorpresas serán los resultados de los momentos en que hemos entrado, de no querer los gobernantes entender que: “No hay democracia verdadera y estable sin participación ciudadana y justicia social”.

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Este artículo se publicó el  9  de julio de 2010 en el diario  El Panamá América,  a quienes damos, lo mismo que al autor, todo el crédito que les corresponde.

Dictadura civil

La opinión de….

Juan Ramón Sevillano Callejas

Cuando se discutió el proyecto de derechos posesorios sobre islas y costas, hoy ley de la República, más de 30 organizaciones de la sociedad civil se opusieron.   De nada valió la cátedra de derecho romano que se les dio a los diputados. Ahora con la Ley No.30, nueve en uno, macarrón, chorizo, como se le denomine, de nada valdrá que tantas otras organizaciones se opongan.

Dicen que en Venezuela hay una dictadura de izquierda y que el presidente Chávez está loco. Para mí es lo mismo un dictador loco de derecha que de izquierda, de repente uno de ultra derecha es peor. Ahora comprendo que la ley carcelazo tenía su razón de ser. Lo que se intenta es acallar al pueblo y no permitirle decidir su destino. Creo que los políticos son tan ignorantes que no saben que la palabra democracia viene del idioma griego y que su definición es “gobierno del pueblo”.

Por ello cuando se nos ataca y se nos dice que queremos cogobernar, se prueba que desconocen el significado de lo que es una verdadera democracia, participativa y pluralista. Algunos dirán que soy utópico, pero quiero que Panamá sea como Suiza, en donde casi todos los meses, ahora vía electrónica, hay referéndum para decidir temas o políticas estatales.

Ahora los del PRD están de nuestro lado, son de la misma calaña, para muestra un botón; cuando la sociedad civil pide cambios al Código Electoral, los partidos al unísono votan en contra.  Dios los cría y el diablo los junta. Estos no tienen principios morales ni dignidad, sino observe cómo se han cambiado de partido, vendiéndose al mejor postor.  La realidad es que vivimos en una partidocracia, donde el pueblo no decide su destino, lo decide esta lacra social, motivados por intereses más económicos que políticos.

Bien ha hecho la Cámara de Comercio en decir que la forma en que se llevó la Ley No.30 está mal, han puesto las barbas en remojo, saben que este tipo de conductas nos puede traer a Panamá, un tipo de gobierno del que a ellos menos les convendría. Si yo fuera el administrador de la Anam habría renunciado por dignidad.

Los profesionales de clase media tenemos mayor capacidad de adaptación, ellos tendrían que viajar a otro país, pero de esos que a los empresarios les gustan quedan pocos.

Regresando al tema, los panameños votamos en mayoría por el cambio, pero el cambio para cosas buenas, no para malas y tampoco votamos por cosas que no se nos informaron, como el 7%, la tasa de alcantarillado, la minería a cielo abierto, la eliminación de los recargos en día domingo, etc., etc., etc.

El fin no justifica los medios, el cambio aunque necesario no se puede hacer de espaldas al pueblo, ni contra los deseos del pueblo. Hay algunos ciudadanos que ya tienen miedo de enfrentar y oponerse a las malas decisiones del Gobierno, cómo no lo van a tener, si mire lo que le pasó a la procuradora y a otros tantos.

Cada pueblo tiene el gobierno que se merece; es bueno que estas cosas nos pasen, a ver si algún día tomamos por la vía democrática y pacífica el control de nuestra nave insignia, Panamá. No debemos permitir y aceptar otra dictadura, aunque sea civil.

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Este artículo se publico el 20 de junio de 2010 en el diario La Prensa, a quienes damos, lo mismo que al autor,  todo el crédito que les corresponde.

Cual rey Midas panameño

La opinión de…

Jorge Gamboa Arosemena

Refiere la mitología griega que el rey Midas, el cual había crecido obsesionado por la riqueza y que, por deferencia de los dioses, se le concedió que todo lo que tocara se convirtiera en oro. Luego de un tiempo comprendió lo absurdo de su solicitud, porque hasta lo primordial para un ser humano, la comida, la convertía en oro, peligrando su existencia.

Cual Midas panameño, llega al poder político un ciudadano que todo lo que tocaba –en el campo empresarial– lo volvía oro, lo que deslumbró a más de cuatro ingenuos que lo apoyaron y apoyan ilusamente.

La calamidad tuvo expresión tragicómica, cuando la alternativa electoral era peor,   teniendo este pueblo que escoger –nuevamente– entre el menos malo.

Posesionado del poder político, creyó que lo que tocara seguiría convirtiéndose en oro, así le imprime una velocidad endemoniada a engrosar la membresía de su partido, a tal cantidad que se vuelve una torre de Babel donde los interlocutores internos no se entienden, porque sin mediar ideología ni formación, solo el oportunismo de trepar a un puesto público o la obtención de alguna canonjía, los guía.

En días pasados participé en Debate Abierto con dos vicepresidentes de Cambio Democrático (Henríquez y Miller) donde ellos discreparon –uno a favor y otro en contra– sobre la similitud de Martinelli al dictador Torrijos. El crecer desordenadamente se hace contraproducente porque atrae membresía sin principios. El afán áureo es tal que hasta depreda a sus partidos aliados.

Igual situación se da con las organizaciones de la llamada sociedad civil, donde adversándolas primero, las desvirtúa y luego suma parte de esas organizaciones manipulándolas, en el trayecto a este logro (¿?). El equipo de gobierno, producto de la ignorancia o concediéndoles  que sean brillantes, hace creer a la ciudadanía en general que sociedad civil es el ciudadano común que no pertenece a partido político, cuando sociedad civil es la integración de organizaciones de toda índole, mas no de individuos. El ciudadano, individualmente, es una entidad jerárquica política por sí solo, como el orden constitucional reconoce, aunque poco ejercida esta jerarquía y menos permitida por la partidocracia.

En lugar de oro, este Midas panameño ha terminado de convertir a los partidos políticos y a las organizaciones de la llamada sociedad civil, con sus pecadillos de ley de la selva, más que en oro en detritus, en despojos, haciendo de la máxima de divide y reinarás una verdad de a puño. Pero política y socialmente este logro se revertirá en su contra, aunque demore un tiempo, tiempo en el que reinarán sin objeciones, llegando a profundizar más la dictadura que ya vivimos.

Recientemente, con el ministro que asumió toda la responsabilidad del asesor norieguista, el cual fue defenestrado sobreviviendo incongruentemente el ministro protector, presentan un proyecto para eufemísticamente darle voz al pueblo a través de consultas ciudadanas, nuevamente trocando –lo que parece oro– en más materias fecales, porque vuelven y desvirtúan la institución consulta.

Tanto ha sido lo trastocado, que el diputado Blandón, que ha guardado silencio cómplice con otras execrables acciones de este gobierno, hoy lanza en ristre y arremete contra el proyecto. Espero que no sea porque le resta a la Asamblea oportunidad de traficar, como hasta ahora, sino que  realmente está viendo el huracán autocrático que se nos viene encima.

Digo que revertirá en su contra, porque los excesos que cometen y cometerán, sin frenos que los atempere, los llevan a violar normas, como los indultos, que luego, cuando llegue la revancha o la nueva república, los llevará a penar con sus huesos en la cárcel, situación que si se da como consecuencia de delitos, es correcta, solo que empantanaría por un tiempo más a Panamá en el desbarajuste en que hemos vivido en prácticamente toda nuestra vida republicana.

El rey Midas entendió su error y solicitó dejar de convertir todo en oro. Pueda ser que el Midas panameño entienda su error y no trate de destruir, más de lo que están, los partidos políticos ni trate de controlar o desvirtuar a las organizaciones de la sociedad civil y menos pretenda hacer consultas manipuladas, que le permitirían hacerse un vestido autocrático como el fulano del 277, al cual sí se parece en sus prácticas populistas y demagógicas, por lo cual no ha renegado de ese señalamiento.

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Artículo publicado el 2  de junio de 2010  en el Diario La Prensa, a quienes damos, lo mismo que al autor, todo el crédito que les corresponde.

Freno a la participación ciudadana

La opinión de….

Juan Ramón Sevillano Callejas

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Freno a la participación ciudadana

Durante la discusión, porque consulta no fue, del Proyecto de Ley No. 71, “Por la cual se reconocen los derechos posesorios, se regula la titulación en las zonas costeras y territorio continental, con el fin de garantizar su aprovechamiento óptimo y se dictan otras disposiciones”, participaron ciudadanos de diferentes partes del país, como la costa arriba de Colón, Pedasí, Soná, Boca del Drago (isla Bocas), etc., los cuales manifestaron en tono alto su rechazo al mencionado proyecto.

He resaltado la palabra continental, ya que el diputado presidente de la Comisión de Hacienda de la Asamblea dijo que el proyecto trataba solo de territorio costero e insular, definitivamente no leyó el título y los artículos 1, 2, 5, 11, 15 y 18 del proyecto.

Por supuesto no se les hizo caso, como en tiempos anteriores, los políticos utilizan al pueblo para decir que fueron consultados. Ahora se hicieron modificaciones cosméticas al proyecto, pero el concepto de que los terrenos pertenecen al Gobierno y no a los poseedores se mantuvo, aun a pesar de que los mismos están antes de la creación de la República.

También, aun a pesar de que el actual presidente durante la campaña política, y durante la discusión de la anterior ley (mismo tema) prometió que los derechos posesorios serían gratuitos.

De nada valió la cátedra de filosofía e historia del derecho constitucional, y de derecho posesorio que diera, a los diputados el ex magistrado Márquez Amado y otros dos abogados santeños, durante la discusión, les entró por un oído y les salió por el otro.   Por supuesto, cómo van a aprender si mientras el pueblo hablaba, ellos conversaban o “chateaban” por celular y en algunas ocasiones, después de llegar tarde, se ausentaban, lo que demuestra además de una falta de educación, una falta de respeto hacia el pueblo.

La exposición de motivos del proyecto tiene en sus dos primeras líneas un error garrafal, que ningún estudiante de derecho cometería, que es manifestar que el Gobierno tiene patrimonio. Es el Estado el que tiene patrimonio y Estado es población en un territorio, lean a César A. Quintero.   El Gobierno es un mero administrador muy temporal, que estos tiempos debe hacer lo que el pueblo le manda.

En un artículo publicado este año, mencioné que desafortunadamente los panameños estamos entre los corruptos y los poco o nada inteligentes. Ahora tenemos una fórmula que une a los locos con estos últimos, unión que por lo visto con este ejemplo perjudica a los locos.

No es de extrañar para el suscrito el desconocimiento supino demostrado por el diputado cuando manifestó que había organizaciones ambientalistas que habían comprado selva virgen para vender certificados de carbono, lo cual en su opinión debía corresponder al Estado.

Sabrá el diputado qué es selva virgen, habrá recorrido Darién, conocerá los terrenos de estas organizaciones ambientales, sabrá la historia de los terrenos, sabrá que en Panamá no se ha implementado el Protocolo de Kioto, sabrá si el Gobierno ha sembrado algún árbol en estos terrenos, definitivamente al oír sus comentarios podemos responder que no.

Cuando discutíamos el Proyecto de Participación Ciudadana le manifestamos a los políticos que si no permitían la misma de forma ordenada y regulada con carácter vinculante, seguirían las manifestaciones callejeras de los ciudadanos exigiendo sus derechos y el cumplimiento de los deberes de los empleados públicos.

Entiendo claramente que los políticos de ambos partidos, lucharan por mantener la partidocracia que tantos beneficios les ha dado, antes que implementar una verdadera democracia con participación plena y vinculante del pueblo.

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Publicado el 19 de octubre de 2009 en el diario LA PRENSA, a  quien damos, lo mismo que al autor, todo el crédito que le corresponde.