La opinión del Ingeniero y Analista Político…
JOSÉ I. BLANDÓN C. –
Todo poder es una conspiración permanente’. Honoré de Balzac. Desde que el mundo es mundo, ha existido un grupo de personas con poder, en posición de gobierno o de empresas poderosas, que en forma ininterrumpida realizan actividades dirigidas a matar, robar, engañar, manipular y sojuzgar a gente sin poder.
La historia está llena de conspiraciones. Desde las obras de Shakespeare que sirven para matar a César, o para derrocar a un presidente, o para mantener con vida una idea sobrenatural, hasta las modernas redes de Internet, el mundo está en una permanente ‘conspiradera’. ¿Cómo diferenciar esa predisposición a la conspiración y al engaño asociado a la misma, de la verdad o de la realidad?
En nuestro país, en los últimos veinte años hemos visto cómo los organismos asociados a la inteligencia del Estado han inventado conspiraciones para asesinar al presidente de turno. ¿Se acuerdan del complot ‘maten al gordito’ o del plan para matar a El Toro, o del último informe del Consejo de Seguridad en donde se aseguraba que un puertorriqueño intentaba asesinar al presidente Martinelli? Nada de esto era cierto, pero ¡cómo nos divertimos con estas historias!
El lunes 6 de setiembre, el presidente Ricardo Martinelli me llamó para conversar de varios temas, pero en realidad lo que quería decirme era que tenía información sobre un supuesto plan para enviar desde Guatemala información que vinculaba a su primo Ramón Martinelli, detenido en México, y a Ricardo Martinelli, con el narcotraficante mexicano conocido con el nombre de ‘La Barbie’.
Lo más asombroso es que me dijo que yo estaba asociado a esta conspiración contra el presidente panameño. Eso es para morirse de la risa, pero en realidad, hay que preocuparse. ¿Quién inventó esta historia? Solo se me ocurre que sea gente del Consejo de Seguridad o del llamado ‘aparato de inteligencia del gobierno’.
No todo el mundo tiene el privilegio de que un presidente lo incluya en una conspiración internacional, eso dice mucho de mi capacidad conspirativa. El problema no es inventar una conspiración, con el propósito de producir una contra información, el problema es que el que la inventa, la compra de vuelta como verdad.
Este juego peligroso de utilizar los aparatos de inteligencia como arma política para intimidar a los ciudadanos, constituye un elemento más que conspira contra la democracia panameña.
En lugar de perder el tiempo en perseguir o intentar amedrentar a los ciudadanos, el sistema de seguridad panameño debería dedicarse a enfrentar con inteligencia el avance incontenible del crimen organizado.
No hay condiciones objetivas en Panamá para un golpe de Estado. Lo que sí existe es un malestar, que se agrava cada día, por las medidas inconsultas que se toman y que afectan en forma negativa la convivencia pacífica entre los panameños.
Es frecuente escuchar a altos dirigentes del gobierno sobre conspiraciones que grupos de izquierda, o sindicatos, o partidos políticos como el PRD, montan contra el Ejecutivo. Hay una falta de comprensión del origen de los problemas. Veamos un caso.
Los problemas de Bocas del Toro no fueron inventados por los sindicatos ni por los partidos políticos. En esa región había y hay condiciones objetivas para una explosión social, que se disparó por la aprobación de la Ley 30. ¿Por qué los aparatos de inteligencia del gobierno no detectaron esto? Los medios de comunicación hacían denuncias diarias sobre los problemas de Bocas y el gobierno no prestó atención. Se sumó en el carro de la conspiración permanente. Este es un vehículo que utilizan con mucha facilidad los burócratas, nuevos y viejos, enquistados en el Consejo de Seguridad.
Después que ocurrieron los alzamientos, comenzaron las historias sobre reuniones secretas, pactos, pactitos, acuerdos y todo un plan maquiavélico para hacerle daño al gobierno. Nadie hizo el balance objetivo de los errores que se cometieron. Muy por el contrario, se continúa con la práctica de sembrar información falsa para amedrentar y enfrentar con la contra información los argumentos de los ciudadanos.
La democracia panameña enfrenta un grave problema con el incremento de las actividades del crimen organizado a nivel nacional y regional. No estamos para jugar con la información de inteligencia que debería servir para proteger al país de daños irreparables que causen las redes criminales. Es importante que el gobierno entienda esto de una vez por todas.
La política de sembrar el miedo en el seno de la sociedad es totalmente contraria a un espíritu de solidaridad que hay que cultivar, si realmente queremos transformar la nación. Además, solo tienen miedo los que cometen crímenes contra la sociedad y los que falsamente son acusados, tienen la suficiente valentía y fuerza moral para dar la batalla por la libertad y por la democracia.
<>Artículo publicado el 10 de septiembre de 2010 en el diario La Estrella de Panamá, a quienes damos, lo mismo que al autor, todo el crédito que les corresponde.
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