El punto de vista del Ingeniero…
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Eduardo A. Esquivel R. –
Patrick Birley, director ejecutivo de European Climate Exchange (empresa líder en el comercio de carbono en Europa y a nivel internacional), dice que alrededor del 95% de la comercialización de carbono se hace a través de su empresa. Y nos dice sobre el comercio de carbono: “No reduce ni en una sola tonelada del carbono liberado en la atmósfera. No tiene nada que ver con eso. Es una cuestión de topes. El sistema de topes es lo que produce, a largo plazo, una disminución de la cantidad de carbono liberado en la atmósfera”.
Pero si el comercio de carbono no reduce las emisiones, ¿para qué sirve? Birley dice: “Estamos ayudando a aquellos que reducen su carbono a gestionar los riesgos asociados”.
La industria contaminante es, al menos a veces, muy honesta acerca de sus motivos para apoyar el comercio de carbono. American Electric Power (AEP) es el mayor quemador de carbón de Estados Unidos. Diane Fitzgerald, directora de Medio Ambiente y Seguridad de AEP, explicó a la revista Time: “Compararemos las compensaciones forestales con proyectos como la energía renovable, y tendremos que tomar la mejor decisión financiera”.
Se espera que este comercio, de una mercancía que nadie puede ver, represente un mercado de 3 billones de dólares para 2020, si el mercado no colapsa antes. El fraude de 7 mil millones de dólares destapado recientemente en la UE, ilustra la posibilidad de que se involucre el crimen organizado. Comercializar carbono no reducirá las emisiones, pero permitirá que la industria siga empleando tecnologías contaminantes.
El llamado “Comercio del Carbono” sería una especie de Conspiración de las grandes industrias quemadoras de carbono asociadas a administradores de fondos de alto riesgo, inversores y especuladores. De este modo uno consigue comprar el permiso para seguir quemando carbono impunemente y el otro consigue enormes ganancias por un producto inexistente.
Decía un funcionario de la ACP hace poco que esta empresa estatal ganaría millones de dólares en el mercado del carbono, ya que la ampliación reduciría la emisión de CO2 de los barcos, al ser las rutas más cortas. Sin embargo, no menciona el pequeño detalle que ellos han pregonado, que con la ampliación se incrementará significativamente este tráfico marítimo, con lo que se incrementaría también las emisiones de CO2. Además es obvio que la ampliación del Canal no se hizo con la intención de reducir las emisiones de CO2.
Por cierto, los barcos que pasan por el Canal generan más CO2 en un año que lo que generaría toda la industria panameña en cien años. Pero nadie se fija en estos pequeños detalles. Las empresas que negociarán el mercado de carbono en Panamá ya están formadas desde hace tiempo, y son, en su mayoría, un grupo muy exclusivo de ex –funcionarios “ambientalistas”.
<> Este artículo se publicó el 18 de septiembre de 2010 en el diario El Panamá América, a quienes damos, lo mismo que al autor, todo el crédito que le corresponde.
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