¿Por qué más impuestos?

La opinión del Abogado y político independiente….

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Juan Manuel Castulovich

Aunque en Panamá hay muchísimo dinero, como puede comprobarse por las multimillonarias construcciones que no paran de escalar alturas, por los nuevos proyectos de casas de lujo con precios del primer mundo y por los signos evidentes y hasta ofensivos del derroche que practican muchos de nuestros adinerados, no somos un país rico, sino muy desigual; eso lo comprueban nuestros elevados índices de pobreza, nuestras barriadas miserables y la indigencia cada día más creciente y alarmante.

En los últimos tres gobiernos, so pretexto de “rescatar a nuestra población marginada”, se ha recurrido reiteradamente al aumento de los impuestos y también al incremento de la deuda pública; los efectos no han sido los prometidos.

Los gobiernos de Mireya Moscoso y Torrijos, cada uno en su momento, empujaron reformas fiscales y en todas las ocasiones se alegó que se perseguía una más justa repartición de la carga tributaria.   Ahora Martinelli está a punto de zamparle al país una nueva reforma fiscal, según se vuelve a afirmar, “para atender urgentes necesidades sociales y hacer justicia a quienes soportan el mayor peso de los impuestos”.

La motivación real de todas las reformas tributarias, las anteriores y la actual, nunca ha sido hacer “justicia tributaria” sino la de aumentar los ingresos del Fisco, entiéndase el gobierno. Y para venderlas, invariablemente, se ha recurrido a un subterfugio.   El que ahora se utiliza es que el aumento de la tarifa del denominado ITBMS del 5 al 7 %, es necesario para compensar el “sacrificio fiscal” que hará el gobierno al reducir el Impuesto sobre la Renta a las personas naturales. Y se le agrega una cereza: además, se “ajustarán” las tarifas del mismo impuesto a las personas jurídicas, especialmente a los bancos, líneas aéreas, etc.

Es un hecho comprobado e indiscutible que en Panamá los que menos ganan siempre han pagado, proporcionalmente, más que los que reciben las rentas más altas, quienes, además, siempre han dispuesto de incontables válvulas de escape para reducir el monto final de su renta gravable. Y nada de lo que hasta ahora hemos escuchado garantiza que en esta ocasión el resultado será diferente.

Encuentro justo que se reduzca la tarifa o la base imponible del Impuesto sobre la Renta para aliviar la carga tributaria de las personas naturales; pero no encuentro justificación para que ese supuesto alivio tenga que venir acompañado de un alza indiscriminada del ITBMS.

Y tampoco encuentro justificado que del lado de quienes administran la cosa pública no se tomen acciones concretas para ahorrar en salarios innecesarios, gastos suntuarios y otros despilfarros, como son, por ejemplo, los subsidios electorales, los abiertos que reciben los partidos políticos o los solapados como los prodigados a través del FIS.

Una reforma fiscal justa será la que alivie la carga de los que tradicionalmente han pagado más y evite los escapes y las bribonadas de quienes siempre ha encontrado los resquicios para pagar menos.

Pero, además, deberá tener el soporte moral de un gobierno que haya demostrado una voluntad firme de controlar el despilfarro y haya dado ejemplos de prudencia, austeridad y transparencia en el manejo del gasto público.

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Publicado el 16 de febrero de 2010 en el Diario El Panamá América, a quienes damos, al igual que al autor, todo el crédito que les corresponde.

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