El revisionismo del gobierno

La opinión del periodista…

JAMES APARICIO

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El revisionismo del gobierno

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Cuando la mayoría de los electores le dieron el triunfo al presidente Ricardo Martinelli, lo hicieron con el propósito de impulsar un cambio político, social y económico en el país.   Lo mismo ocurrió cuando votaron por Guillermo Endara, Ernesto Pérez Balladares, Mireya Moscoso y Martín Torrijos Espino.

En cada periodo electoral que hemos vivido tras la intervención militar norteamericana del 20 de diciembre, el proceso democrático nos ha enseñado que los ciudadanos quieren que se reduzca el costo de vida, aumenten sus ingresos personales y familiares, se mejore la calidad de vida en la ciudad y el campo, se reduzca la delincuencia y que los servicios públicos no estén sujetos a zarpazos tarifarios todos los meses.

Al hacer un examen serio y meditado de lo que está ocurriendo con las acciones y medidas de la actual administración, vamos descubriendo que gran parte de las medidas que se están adoptando, no precisamente son basada en la Ley o tienen un propósito popular, tal como anunciaron entre octubre del año pasado y el mes de abril reciente. Los políticos tienen una particularidad en campaña, dicen muchas mentiras y cuando llegan al poder, sacan su verdadero plan.

Es un secreto a voces que hay una estrategia en el gobierno de demonizar a amplios sectores sociales, políticos y económicos, con el único objetivo de imponer un paquete de medidas, que negociadas tomarían un tiempo razonable, como ocurre en todas las democracias modernas.

En Estados Unidos de América el presidente Barack Obama quieren modernizar, ampliar y cambiar el sistema de salud; pero pese a la oposición que ha encontrado, Obama no se ha imaginado ni se le ha ocurrido actuar como vaquero.   Obama ha intensifico el “ lobby ” para tener respaldo de la opinión pública en sus propósitos.

Cada una de las acciones que se han tomado en las últimas semanas, me dejan preocupaciones y preguntas.

¿Debe un gobierno actuar con campañas mediáticas, debe demonizar a las empresas,  debe cambiar las reglas del juego establecidas con el Estado, debe imponer con amenazas sus puntos de vista, sin entrar a negociar, debe considerar lo actuado a nombre del país y cambiarlo?

Si lo que está ocurriendo, me dijeran que lo anunció una dictadura, podría entenderlo.  En una democracia hay que andar seguros, aunque eso signifique lento.

Por ejemplo, nos vamos a salir del Parlamento Centroamericano (Parlacen) por un capricho.  No existe ningún argumento sólido para excluir al país de un foro que es fundamentalmente político.

Ojalá no se les ocurra que tenemos que excluirnos de la ONU, OEA, FAO, ALADI, No Alineados y decenas de grupos, organismos y foros a los cuales pertenecemos, porque no nos gustan.

Si enumeramos y explicamos vamos a descubrir que en cada decisión, arropada con buenas intenciones, hay otras que precisó descubrir: 1. Le entraron a mazazo a los inversionistas en Amador y a punta de pistola los hicieron llegar a acuerdos, con plazos fatales y amenazas; 2. Demonizaron a los empresarios de la Zona Libre de Colón, a los propietarios del Club de Yates y Pesca, a las inversiones hoteleras de Herman Bern, a banqueros, empresas de casinos, compañías eléctricas, puertos y a los corredores norte y sur, solo para enumerar lo más relevante.

Con tal de estar en los medios y jugar con las encuestas de popularidad, mientras empujan su proyecto político del año 2014, le están enviando un mensaje grave al mercado y a los inversionistas nacionales e internacionales. “ NO metas tu dinero en Panamá, porque las reglas cambian de acuerdo al gobierno y no hay garantías para una inversión segura ”.

Acabar con los desaciertos en algunas actividades de servicio público o relacionadas con concesiones otorgadas por el Estado, es correcto. El error es el método que usa el gobierno, con leyes retroactivas que desconocen acuerdos negociados, declaraciones despectivas y normas que están generando un proceso traumático que tarde o temprano será doloroso.

¿Estaría en sus cuatro sentidos el ministro de la Presidencia, Jimmy Papadimitrius, cuando dijo que las empresas eléctricas podían tomar sus maletas e irse del país si no estaban de acuerdo con las medidas adoptadas por el gobierno?

Los abusos no se pueden terminar apelando a los excesos y aunque no nos gusten algunos contratos, concesiones, acuerdos o negocios, la Ley es la Ley y nadie está por encima de la Ley, aunque tenga el control del Palacio de las Garzas.
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Publicado el 7 de septiembre de 2009 en el diario La Estrella de Panamá; a quien damos, lo mismo que al autor, todo el crédito que le corresponde

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