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La televisión, la violencia y… ‘ratings’
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I. Roberto Eisenmann, Jr.
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Tenía este tema apuntado hace tiempo porque los noticieros televisivos nacionales de hora prime son una vergüenza desde el punto de vista periodístico. Comprendo que los hechos delictivos y de sangre (crónica roja en el argot profesional) son una realidad que no se puede ni negar ni ocultar, y que los medios tampoco son entidades de relaciones públicas de los gobiernos.
También comprendo los argumentos de la lucha competitiva y que en los medios electrónicos los ratings” dominan esta lucha.
Sin embargo, y a pesar de los argumentos de justificación, hay –en mi opinión basada en experiencias reales– solución fácil al problema, con un acuerdo de autorregulación.
Primero: en general, y a pesar de los ratings, los panameños desean calidad profesional en sus medios, y lo demuestran cada vez que se les ofrece una opción de mayor calidad. Recuerdo cuando nos llegó el Número Cero (modelo) de cómo sería el nuevo diario La Prensa. En una reunión de “expertos” del periodismo panameño, un viejo conocedor me criticó acremente el periódico y me acusó de tratar de hacer un New York Times para Panamá. Me tildó de loco y me sacó un número de El Matutino (una vergüenza de periódico de aquel entonces) y me insistió que eso era lo que querían los lectores panameños… por lo que eso era lo que teníamos que ofrecerles en el nuevo periódico La Prensa. Le respondí que además de nuestras obligaciones profesionales periodísticas y de ejercer la libertad aun cuando estábamos inmersos en la dictadura, teníamos la obligación de orientar.
Le aseguré que haríamos un periódico de calidad mundial; que veríamos si los lectores nos acompañaban, pero que nuestro sacrificio no iba a ser para imitar las porquerías existentes… y así fue. Como consecuencia, Panamá es de los pocos países en el mundo donde un diario serio tamaño standard’ circula más que los tabloides de “desnudos y sangre”. Además, llegada la democracia todos los demás nos imitaron y se elevó la calidad de periodismo escrito de todo el país.
Hace pocos años La Prensa fue más allá: lanzó un tabloide popular sin sangre ni desnudos, y en poco tiempo alcanzó una circulación increíblemente alta y dominante. Todo esto, que no es teoría, sino realidades comprobables, demuestra que los panameños quieren calidad. Simplemente hay que ofrecerles la opción, arriesgarse, y persistir.
Solo falta una reunión de los dueños de los dos grupos televisivos más grandes para lograr un acuerdo para enseriar e imprimirle calidad y profesionalismo a los noticieros estelares, presentándolos en prime time… y los de crónica roja (si es que insisten en tenerlos) de 11: 00 p.m. en adelante, llamándolos por su nombre: “Crónica Roja”, “La violencia de hoy”, “Muertos y heridos de hoy”.
Corretear ambulancias y chotas no es periodismo. Ninguno de los diarios serios del país tiene crónica roja y ninguno de sus lectores se siente desinformado por este hecho. Estoy seguro que entre dirigentes empresariales inteligentes como ellos el acuerdo podría producirse en minutos. Si necesitan un intermediario competente… que es además fundador y ex presidente de La Prensa… pueden hacer uso de los servicios de Ricardo Alberto Arias, quien ha manifestado su preocupación ciudadana sobre tan importante asunto o, mejor aun, someterse al Comité de Ética del Consejo Nacional de Periodismo, magnífica organización ejemplar creada precisamente para lograr la autorregulación.
Recordemos todos que cuando la autorregulación no funciona, se arriesga la libertad de expresión porque las autoridades del momento pueden caer en la tentación de regular a la madre de todas las libertades… y ese peligro no conviene a la democracia que tanto sufrimiento nos costó recuperar en nuestro país.
¡Manos a la obra, amigos propietarios de las televisoras! Sus periodistas, sus televidentes y el país entero se los agradecerá inmensamente.
P.D. Me cuentan que ya hubo una reunión y se acordó eliminar las vistas más sangrientas, además de trabajar un código ético, lo cual es bueno; sin embargo, he revisado los noticieros posreunión y -aun cuando hay algo de cambio- no es suficiente. Sigue dominando la crónica roja para vergüenza de toda la nación.
Amigos: produzcan ya un cambio radical. Se lo deben al país y a su gente.
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Publicado el 31 de julio de 2009 en el diario La Prensa, a quien damos, lo mismo que al autor, todo el crédito que les corresponde.
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